Luego de que se lo vio en una reunión cerca del ministro de Agricultura nacional Norberto Yahuar junto a varios Intendentes de la provincia de Buenos Aires por temas relacionados a la producción dentro del territorio que gobierna Daniel Scioli, los resquemores con José Ottavis no dejan de existir, a pesar de que trascienda su vuelta a los principales planos políticos, relacionados con la inminente campaña electoral.
Según pudo averiguar Letra P, en la reunión se habló sobre temas de gestión y de la utilización del sistema impulsado desde el Gobierno federal que llegará directamente a cada localidad que manifieste la necesidad de que los fondos para infraestructura o sistemas de trabajo desembarquen sin previa gestión con la Provincia, que queda relegada en esta maniobra política, pero Ottavis casi ni participó.
Otro de los datos relevantes del suceso, a pesar de ser pregonado como un regreso al protagonismo político, es que el vicepresidente de la Cámara de Diputados bonaerense ni siquiera tuvo un papel relevante en el ágape que congregó a unos 20 Intendentes alineados a la Casa Rosada, y donde el principal orador fue el Ministro que explicó algunos pormenores de la gestión que viene haciendo y habló sobre medidas de funcionamiento que se mantienen exitosas, como lo es la de fondos rotatorios para distintos programas de incentivo.
Junto al encargado de la Coordinación Político Institucional y Emergencia Agropecuaria, Haroldo Lebed, el secretario administrativo del Senado, “Juanchi” Zabaleta y el subsecretario de Coordinación Institucional, Gustavo Álvarez, Yahuar también conversó sobre temas de trabajo que están ligados a la marcha de los plantes en cada una de las regiones, y explicó las herramientas que tiene su cartera para el sector, a pesar de que la Mesa de Enlace critique el trabajo que impulsa el chubutense.
De esta forma, la incursión del hombre que quedó mal parado cuando le sacaron una foto sobre una conversación por teléfono donde una de sus pares denunciaba un supuesto pago de coimas en la oposición, parece diluirse con la misma rapidez con la que se gestó, demostrando que los jefes comunales no tienen buenos recuerdos de Ottavis.