Sociedad

De Ushuahia a Alaska en bicicleta

Guillermo Federico Aimar, de 29 años, decidió en junio del año pasado recorrer los 17 mil kilómetros que separan a Ushuaia de Alaska en bicicleta.

“Es como con la chica del colegio que te gustaba y nunca te animaste a encarar. Eso te sigue hasta el día de hoy. Y yo pensé: si no llego a hacer este viaje me va a quedar esa espina para siempre”, cuenta Aimar la agencia DIB.

 

Guillermo nació en Tucumán pero a los pocos meses se radicó junto a su familia en el partido bonaerense de San Martín. Es Licenciado en Ciencias Políticas con maestría en la Universidad de Bologna y decidió dejar las oficinas porteñas donde trabajaba para el Banco Mundial, vender su auto, tramitar las visas para Estados Unidos y Canadá y despedirse de novia, familia y amigos hasta algún momento.

 

“Con mi familia costó un poco. Tenían el miedo lógico de que te vas a la ruta, que la ruta es peligrosa, que hay gente mala, que cómo vas a renunciar al trabajo con el esfuerzo que te costó conseguirlo. Pero a medida que van pasando los meses lo van asimilando un poco más y se dan cuenta de que estoy haciendo lo que quiero hacer. La gente de mi edad cree que estoy loco pero cuando hablo con personas mayores de 50 me dicen que está perfecto lo que estoy haciendo, lo entienden desde otro lugar, con otra experiencia”, asegura.

 

Su trayecto puede seguirse vía web, a través de Facebook en Proyecto Ushuaia Alaska. Aimar se encuentra recorriendo los valles calchaquíes en dirección a Cafayate, Salta y lleva siete meses en la ruta y unos 7 mil kilómetros recorridos a pedal.

 

Para mediados de febrero tiene previsto salir de Argentina por el paso de Jama hacia Chile, atravesar el desierto en el norte de ese país e ingresar por el oeste a Bolivia. Afirma que antes tendrá que pasar por La Quiaca para dejar una bandera argentina que le entregaron en la Patagonia con esta dedicatoria: “Desde Santa Cruz para los hermanos del norte”.

 

Aimar ya atravesó la Patagonia, entró a la provincia de Buenos Aires por Carmen de Patagones, pasó a Entre Ríos, siguió a Córdoba, y de ahí a San Luis, Mendoza y Tucumán. Su ruta es un zigzag de puntos cardinales que responde en buena medida a las invitaciones que va recibiendo cada vez con mayor frecuencia.

 

“Cuando salí de Ushuaia quería pasar año nuevo en Cuzco. Me daban el tiempo y los kilómetros holgadamente. Pero vas conociendo gente, te invitan de un lado y de otro y la ruta va cambiando. Llevo una netbook y voy actualizando el viaje por Facebook. Y se fue armando una cadena increíble. En Salta, por ejemplo, me espera un chico que debe tener 15 años; le gusta mucho la bicicleta y le pidió permiso a la madre para que yo me quede en su casa”, cuenta.

 

Además, el ciclista realiza un libro de viaje escrito por chicos de las escuelas que visita en sus viajes. “Ellos me cuentan en este libro cómo es la vida ahí y yo les cuento cómo es viajar en bicicleta. Y así lo van escribiendo y leyendo los chicos de las escuelas que visito”, comenta.

 

Las Más Leídas

También te puede interesar