Una de las agredidas, Marina, decidió publicar en una entrada de blog la situación que vivió junto a su amigo Rodrigo el domingo 10 de febrero.
- Temas del día
- Javier Milei
- PASO
- Donald Trump
- Mauricio Macri
- FMI
- Axel Kicillof
Una de las agredidas, Marina, decidió publicar en una entrada de blog la situación que vivió junto a su amigo Rodrigo el domingo 10 de febrero.
En el relato, la agredida narra lo que comenzó en Plaza Italia y terminó en la esquina de 7 y 43, a metros del bar Hemisferio, ante la mirada inactiva de quienes transitaban por la vereda, cuando un hombre de aproximadamente 35 años comenzó a gritarles “yo a los putos les pego”.
Después de recibir golpes y correr hasta la esquina del bar, otros hombres se sumaron al grito de “nosotros matamos putos” y agredieron con palos, botellas y hasta una cadena.
Como resultado, Rodrigo terminó con heridas contuso cortantes en cuero cabelludo y miembros inferiores y una marca de cadena en la espalda. Marina, con heridas contusas en cuero cabelludo y también en la espalda.
Los patovicas de Hemisferio no los ayudaron, un taxista no los dejó subir al auto. Los cinco hombres implicados en la agresión, escaparon después de dejar a Rodrigo ensangrentado.
“Durante la golpiza los cinco hombres no dejaban de gritarnos ‘nosotros matamos putos’, y a mí (Marina), mientras me golpeaban me gritaban ‘puto, puto, puta de mierda’; desplazando mi identidad hacia cualquier lugar habilitado por ellos, en la incapacidad de nombrarme lesbiana, de reconocer en voz alta a quién y a qué estaban castigando”, dice en el blog la agredida.
“La violencia simbólica y física que ejercen estos varones homolesbotransfóbicos, refuerza los límites y la distancia entre el ‘yo’ y el sujetx peligroso, reafirma la jerarquía del varón, y la subordinación y deseo de exterminación de las identidades disidentes, además de ‘advertirnos’ sobre los riesgos de subvertir el orden jerárquico”, continúa Marina.
Este hecho no es aislado, casos similares de violencia homofóbica y discriminación ocurren a diario en diferentes puntos del país, pero no son visibilizados por los medios o denunciados por la población.
“Desde su consolidación, el sistema patriarcal y heteronormativo intenta subyugar nuestras identidades a través no sólo de la violencia explícita: amenazas, golpes, asesinatos, insultos, escupitajos; sino también perpetuando la violencia simbólica: ridiculizando a gays, lesbianas y personas trans en las publicidades, en los programas de televisión”, sostiene Marina y exige, junto a su amigo, una Ley de protección para erradicar la violencia contra las personas LGBT y la implementación de un Programa Nacional de atención a víctimas de violencia por orientación sexual e identidad de género, entre otras cosas.
Desde Letra P, repudiamos estos actos discriminatorios, violentos e inhumanos que no hacen más que profundizar el problema que sufre la sociedad contemporánea respecto a las diferencias de pensamiento, género, raza, sexualidad, y a la pasividad política, mediática y social que existe frente a estos hechos.
Nos solidarizamos con Marina y Rodrigo y pedimos difundir para que se pueda lograr un cambio por la inclusión en todos sus frentes.
La violencia nunca es la solución, atrasa a la sociedad, limita a las personas, genera miedo.
El respeto a las construcciones/elecciones individuales es lo que nos hace como colectivo y la homofobia, como toda forma de discriminación, mata. Es necesario que situaciones como las descritas no vuelvan a ocurrir. ¡Digamos basta!