Por Gabriela Pepe / @gabyspepe
Por Gabriela Pepe / @gabyspepe
La noche del 27 de octubre, Jorge Milton Capitanich fue uno de los pocos kirchneristas contentos. En el búnker del hotel NH Tango, la sonrisa del chaqueño, desde la pantalla gigante, contrastaba con las caras de preocupación de los funcionarios que ocupaban el escenario. Orgulloso, triunfante, “Coqui” Capitanich exhibió su aplastante victoria: un 60 por ciento a nivel nacional, y poco menos en el ámbito local. El gobernador sabía que esa misma noche largaba la carrera. Con los laureles ganados, quedaba posicionado como posible candidato a presidente en 2015, su gran aspiración. Al día siguiente, se empezó a especular con ese destino, y su probable desembarco en el gabinete nacional.
“Lo descarto porque la presidente sabe que fuimos elegidos en nuestras provincias. Son especulaciones no sé de qué origen”, respondió Capitanich frente a las consultas sobre los rumores que lo ubicaban en un futuro próximo en algún despacho de la Casa Rosada. En su provincia, aseguran que “Coqui”, no tiene previsto dejar el gobierno local, bajo ninguna circunstancia. “No se va a ir a Buenos Aires, va a terminar su mandato. Pero va a buscar posicionarse mejor dentro del PJ”, asegura una fuente que conoce muy de cerca el gobierno local. El mismo dirigente agrega que un condicionante fundamental en ese cambio es la cada vez más pobre relación que Capitanich viene manteniendo con el hombre fuerte del Gobierno, Carlos Zannini. Según dice, el gobernador tiene línea directa con Juan Manuel Abal Medina, pero ya no gozaría del aprecio de Zannini – quien apuesta a Sergio Urribarri para 2015-, ni del secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, dos funcionarios influyentes, muy cercanos a la Presidenta.
Cualquiera sea su futuro, Capitanich no perdió el tiempo. Dos días después de las elecciones reunió a siete gobernadores en una especie de acto de apoyo al sanjuanino José Luis Gioja, en el que aprovechó para pegarle a Daniel Scioli, algo que no cayó nada bien en los demás mandatarios provinciales. Acto seguido, voló a Buenos Aires y se mostró junto a Abal Medina, Julio de Vido y Miguel Angel Pichetto. El jefe de bloque del Frente para la Victoria en el Senado escuchó las exigencias de Capitanich. Considerando el gran triunfo obtenido, el gobernador pidió un trato preferencial para sus legisladores, léase, la presidencia de alguna comisión de peso o la vicepresidencia primera de alguna de las Cámaras. Con el rionegrino también hablaron sobre la sucesión presidencial. Según le hizo saber el gobernador a sus íntimos, el jefe de los senadores kirchneristas habría deslizado durante la conversación que “se vienen nuevos liderazgos” y “un reordenamiento” en el peronismo.
Triunfo, denuncias y futuro
La aplastante victoria que logró Capitanich frente al radicalismo – 60 frente a 36 por ciento – dio lugar a todo tipo de lecturas en tierra chaqueña. Desde el oficialismo, algunos dirigentes remarcaron los pergaminos de la gestión actual, basada en la cantidad de obras que se realizaron en la provincia, aunque “con ayuda del gobierno nacional”. Desde la UCR denunciaron “la enorme cantidad de recursos que se bajaron a la provincia para ganar las elecciones”. “El dinero que pusieron fue impresionante, fueron casa por casa. Ni hablar de la cantidad de plata que gastaron en remises para llevar a la gente a votar”, dijeron desde el entorno del ex gobernador Angel Rozas.
“Venimos haciendo un gran trabajo, y la gente nos tiene afecto. El clientelismo no sirve más. En la política de hoy, podés poner millones pero si no trabajás, si la gente no te quiere, no te vota. Yo no reparto plata, milito y trabajo desde hace muchos años por la gente. Acá todos me conocen”, dice Sandra Mendoza, diputada nacional reelecta y ex esposa – aunque aún no legalmente- del gobernador. Para Mendoza, la acusación sobre el uso de los remises, le vuelve como un búmeran al radicalismo. “¿Y ellos no usan remises? Ellos tienen los suyos y nosotros, los nuestros. Acá no hay otra manera de entrar a los asentamientos, los barrios. ¿Cómo hace la gente para llegar a votar, si no les facilitas un auto? Ahora, eso no quiere decir que te voten. La gente vota al que hace, no al que le regala cosas”, asegura.
La remontada del kirchnerismo frente al radicalismo local tuvo como principales capítulos las victorias en las ciudades de Resistencia y presidente Roque Sáenz Peña. En la capital provincial, gobernada por la radical Aída Ayala, hay quienes aseguran que la intendenta miró hacia otro lado en la campaña, para no allanarle, otra vez, el camino a la gobernación a Rozas, su rival político. “Primero le dijeron que ella iba a ser la candidata en 2015. Pero luego le advirtieron que si les iba demasiado bien en estas elecciones, iba Rozas de nuevo. Así que Ayala no se molestó en hacer campaña”, cuenta un operador político local. En Sáenz Peña, bastión histórico de la UCR, el Frente para la Victoria dio vuelta la elección de una manera extraordinaria: el radicalismo había ganado las PASO con comodidad y terminó perdiendo por casi 20 puntos en octubre. “Coqui puso todo porque quería mostrarle a Cristina un gran triunfo para posicionarse para 2015”, dice un hombre cercano al gobernador. “El resultado se revirtió porque el radicalismo no está acostumbrado a ir a internas acá, y se pasaron facturas en octubre. No es porque no hayan trabajado, sino porque no se perdonan las internas, y eso les juega en contra”, aclara Mendoza.
Según la diputada, las especulaciones sobre el futuro político de Capitanich aún son prematuras. “El que hable ahora de candidaturas, no entiende nada de política. Nosotros respondemos a un proyecto, el de Néstor y Cristina, es un proyecto colectivo. Mi lealtad es con ellos, el resto no existe. Por eso tenemos que esperar a que se junten los gobernadores y las autoridades del PJ, para ver qué deciden. Yo no lo subestimaría a Coqui, pero hay que esperar”, agrega Mendoza. Mientras, Capitanich hace jugadas políticas con la mirada puesta en 2015.
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