Es historia conocida. En el último día hábil de cada semana, la calle (y la esquina) más céntrica platense es el escenario de una imagen que se repite inevitablemente cada siete días: chicos y chicas de entre 14 y 20 años se juntan de a grupos, caminan por la calle frenando autos y por momentos se agarran a trompadas, con corridas, a veces con palos y hasta con piedrazos.
En el día de la primavera, aquello no fue la excepción. Primero una golpiza entre dos chicas en el medio de una ronda de gente aplaudiendo y gritando, y luego varias corridas por 8 entre calles 48 y 50, con insultos y piñas, bajo la atenta mirada de policías que al principio sólo observan –incluso más de una vez es la misma gente que pasa por ahí la que intenta separar a los jóvenes-.
Después llegan los patrulleros y un grupo de diez y hasta veinte oficiales se instalan en la esquina de 8 y 48, como custodiando el ingreso de cientos de personas a una cancha o recital. Todos los viernes se repite la misma secuencia. Eso sí, a veces las peleas suben de tono, como por ejemplo el viernes de la semana pasada, en donde las persianas de los negocios adyacentes tuvieron que bajarse abruptamente, a causa de una lluvia de piedras y baldosas por parte de algunos de los chicos, que se peleaban en las veredas. Aquel hecho terminó con casi diez menores detenidos en el medio de calle 8, con los policías apoyados sobre las espaldas de los chicos.
El intendente Pablo Bruera y su hermano, el diputado provincial Gabriel pasearon durante la tarde primaveral del 21 entre la gente por Plaza Malvinas y Plaza Moreno, se sacaron algunas fotos y las difundieron por las redes sociales. Paralelamente, a menos de diez cuadras, los hechos relatados. “Que venga a pasear por acá Bruera”, se escuchó reclamar a un señor que miraba la pelea adolescente desde la esquina de 8 y 49, casi como un espectador habitual de lo que a esta altura es historia repetida en el microcentro platense, semanas tras semana.