Política

Contracara sobre YPF: Martín Caparrós vs. Bruno Bimbi

La flamante decisión de la Presidenta Cristina Kirchner de recuperar el 51% de las acciones de YPF, sigue generando voces a favor y en contra. En este sentido en el blog Ideas casi principales, se tomó como referencia la nota de LetraP del periodista Bruno Bimbi y la del periodista Martín Caparrós para hacer un análisis comparativo de dos miradas sobre el mismo tema.

 

Transcribiremos a continuación fragmentos de dos columnas interesantes, uno escrito por el autor de la saga La Voluntad y el otro del libro Matrimonio Igualitario, en relación al anuncio de Cristina, sobre la recuperación del 51% de las acciones de la petrolera, en manos del Estado nacional.

 

CONTRA LA POLÍTICA PETROLERA, por Martín Caparrós (ver artículo completo aquí):

 

Qué bueno que Cristina Fernández de Kirchner se haya dado cuenta de lo obvio.

 

(…) el peronismo de los noventas vendió por dos guitas YPF –con gran beneficio para varios de sus jefes, entre ellos los doctores Carlos Menem y Néstor Kirchner–, y el peronismo de los dosmil no hizo nada para recuperarlo. Al contrario, extendió licencias de explotación y consolidó el sistema. Así que la actividad está en manos de empresas multinacionales que no sólo reparten miles de millones de dólares de utilidades entre accionistas extranjeros sino que, además, dedicaron todos estos años a llevarse todo lo que pueden sin invertir en prospección y búsqueda de nuevos yacimientos. Es su ventaja comparativa: lo más caro de la extracción petrolera no es sacarlo sino buscarlo; las multinacionales no precisan hacerlo, a menos que el Estado los obligue. El Estado argentino y peronista no lo hace, así que los muchachos petroleros sacarán mientras haya y, cuando se acabe, se irán con sus barriles a otra parte.

 

Por eso entre 2003 y 2010 la producción de petróleo bajó un 18% y la de gas un 8%. Por eso en 2001 la Argentina exportaba el 1,02% del petróleo mundial y, en 2009, el 0,38%. Por eso en 2003 la Argentina importaba 550 millones de dólares de petróleo y derivados, e importó 4.450 millones el año pasado: casi nueve veces más. Por eso –por ese modelo– un país que siempre pudo abastecerse en petróleo y gas se está quedando sin recursos.

 

En esos días, Cristina Fernández y los suyos sostenían en foros y discursos que YPF-Repsol funcionaba espléndido. Ahora cambiaron: su argumento de hoy dice que el Estado argentino debe recuperar algún control sobre sus combustibles porque las importaciones de combustibles se están comiendo el superávit comercial. (…)

 

Sería mucho más cierto si agregara que ella y su marido estuvieron entre los líderes más entusiastas de la desnacionalización, y que ella y su marido consiguieron gracias a la privatización 500 millones de dólares que nunca reaparecieron, y que ella y su marido fueron los que obligaron a Repsol a venderles a sus amigos Eskenazi una parte importante de la empresa con el dinero de la propia empresa, y que ella y su marido apoyaron y elogiaron con todo entusiasmo –hace solo meses– a esa empresa argentinizada, y que ella y su marido gobernaron durante estos nueve años de desnacionalización y desinversión.

 

(…)

 

El problema es el Estado que lo va a manejar: un Estado controlado por un gobierno incompetente que trabaja para su propio poder, que conspira para enriquecer a sus amigos, que cambia los jueces que no le gustan, que silencia las voces que no lo lisonjean, que mantiene a tantos en la pobreza y la desesperanza. Un gobierno, sobre todo, cuya política energética produjo la emergencia que, ahora, pretende remediar: otro clásico del gobierno opositor. Vamos todavía.

 

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KIRCHNER, YPF Y LOS NOVENTA, de Bruno Bimbi (ver artículo completo aquí):

 

Desde que tuiteé por primera vez expresando mi alegría por el anuncio de la Presidenta, que envió al Congreso un proyecto para recuperar YPF bajo control del Estado, recibí varias réplicas que me “recordaban” que Néstor y Cristina Kirchner apoyaron la privatización en los noventa y no habían nacionalizado YPF hasta ahora (?), como si viviera en una nube de pedo y no me hubiera enterado. (…)

 

Lo importante es que ahora lo están haciendo y es, en mi opinión, la decisión correcta, la mejor para el país, como lo fue nacionalizar los fondos de las AFJP, reformar la Corte, apoyar el matrimonio igualitario, renegociar la deuda, impulsar la derogación de la obediencia debida y el punto final y la reapertura de las causas contra los genocidas del Proceso, reposicionar al país en el contexto latinoamericano, reformar la ley de medios, aprobar la AUH, etc. Varias de esas y otras decisiones que aplaudo también fueron criticadas porque no lo hicieron antes, porque eran proyectos de otros, porque antes no habían asumido públicamente esa bandera o porque antes fueron socios políticos de un gobierno que hizo lo contrario. Cierto, pero irrelevante. (…)

 

Eso no invalida las críticas por lo hecho o lo no hecho antes, así como no invalida las críticas por lo que se hace mal ahora, que yo también hago cuando lo creo necesario. Pero el argumento “Los Kirchner, en los noventa…” para criticar al gobierno de Cristina, modelo 2012, me parece una boludez. ¡Es seissieteochismo a la inversa! (…) El recorte de archivo es una herramienta útil para la chicana y para la televisión, que muchas veces se parece a la chicana, pero pocas veces es un buen argumento para analizar la política en serio, en el mundo real. 678 recorta arbitrariamente fragmentos discursivos descontextualizados, los edita, los coloca en otra línea de tiempo y los asocia a otras situaciones de enunciación para producir un efecto fácil en el espectador. Es un show repetitivo por el método y poco serio por el contenido, que busca descalificar a ciertos enunciadores (los mismos a los que, quizás, el propio 678 elogió antes, mordiéndose la cola) más que discutir sus discursos.

 

(…)

 

Lo que importa, hoy, es que el país puede recuperar YPF. Quizás la mejor virtud del kirchnerismo sea, justamente, lo que le señalan como contradicción: esa capacidad de sorprendernos haciendo buena  parte de las cosas en las que siempre creimos, esas cosas que creíamos que harían otros que no se animaron, esas cosas que hasta ayer pensábamos: “¡Qué bueno que sería! Pero no se van a animar…”. Se animan, nos corren el arco de lo posible, nos hacen querer un poco más.

 

Si mañana Cristina se anima con la despenalización del aborto, ¿van a recordarle que alguna vez dijo que estaba en contra?

 

Yo no.

 

http://ideascasiprincipales.wordpress.com/2012/04/17/contracara-sobre-ypf-martin-caparros-vs-bruno-bimbi/

 

Juan Schiaretti y Javier Milei se vieron hace un año en los debates. No volvieron a cruzarse.
Jorge García Cuerva en Luján.

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