En el Día de la Memoria, se abrió la caja de Pandora
Héroes y víctimas, actitudes heroicas y actitudes mezquinas, miradas desde el ombligo y miradas amplias, peronistas perseguidos y peronistas cómplices, sindicalistas asesinados, perseguidos, resistiendo y sindicalistas “borrados” y peor aún “marcando”, líderes radicales golpeando las puertas de los cuarteles y líderes radicales juzgando a los responsables, presidentes peronistas indultando a esos responsables y presidentes peronistas volviéndolos a encarcelar, historias de pago chico con las lógicas miserias y grandezas que tienen esas historias. La sesión especial convocada en la Legislatura bonaerense en conmemoración del Día de la Memoria, Verdad y Justicia se convirtió en un debate que generó emociones fuertes y mostró la complejidad que encierra todo lo humano y en particular nuestro país y su historia.
Desde el peronismo oficialista mostraron sus, bien ganadas, credenciales en el rubro. Tibio, probablemente porque esté aprendiendo del tema, el actual Presidente del bloque en Diputados Juan de Jesús; motivador el “camporista” José Ottavis con coro de jóvenes cantando la conmovedora versión peronista del todavía cantamos de Víctor Heredia, concreto, apuntando a lo que se viene, el juzgamiento de los civiles cómplices, el Vicegobernador Gabriel Mariotto.
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Pero, el diablo metió la cola. Curiosamente no fueron los peronistas disidentes los que lo hicieron, Marcelo Di Pascuale y Mónica López hasta se animaron a reconocer el mérito de Néstor Kirchner en impulsar los juicios y el reconocimiento de las responsabilidades del Estado. Alfredo Meckievi, con el dolor de ya no ser, apunto a la presunta ausencia de los Kirchner en las primeras filas de la militancia en los 70 donde él, si estaba, pero no paso de ahí.
Tampoco el radicalismo fue el que generó la principal controversia. En búsqueda del perfil progresista perdido en la reciente alianza con Francisco De Narváez, el presidente de esa bancada en Diputados previsiblemente solo agitó la imagen de Raúl Alfonsín como el Presidente que juzgo a los comandantes de la dictadura.
Pero desde la golpeada bancada del ARI de Elisa Carrió, aún con la carga de que Carrió misma hace rato que mantiene posiciones por decir “ambiguas” respecto al tema, le apuntaron a la línea de flotación del peronismo.
Walter Martello, de padre peronista, recordó la nefasta triple A y al Gobernador Victorio Calabró abriéndole las puertas de la gobernación a los golpistas, a Carlos Ruckauf y el entonces jefe del SMATA, José Rodríguez, sospechados de facilitar la desaparición de los delegados obreros de Mercedes Benz.
Peor aún, la senadora Isabel Gainza, visiblemente emocionada, contó la historia del abogado Carlos Moreno, abogados de los obreros de Loma Negra y asesinado por la dictadura probablemente por defenderlos. Pero fue más allá contó que el antecesor y padre del actual Intendente de Olavarría, José Eseverri, Helios, ambos precursores del radicalismo K, nombró de Director de Control Urbano a uno de los integrantes de la “patota” de aquellos años y que el actual titular del sindicato, “famoso” por su fallido con Cristina defendiendo la minería como un simple “obrero”, no emitió opinión aún sobre la condena a los asesinos de Moreno ni mucho menos sobre las responsabilidades que le caben a los directivos de Loma Negra. La recientemente fallecida “Amalita” Fortabat, embajadora itinerante del peronismo de los 90 a la cabeza.
El peronismo le recordó los muchos sindicalistas asesinados por las huestes del Proceso y los paros heroicos donde se forjó, entre otros, Saúl Ubaldini, pero no es fácil sacar a la mesa familiar la historia de la Argentina. Todo se cruza, todo se conecta y todos tenemos nuestra vara y nuestros datos para contar nuestra historia. Cada uno ve la realidad desde su lugar y saca sus conclusiones. Ninguna de ellas absoluta y muchas por no decir todas ellas válidas.
Confiemos sí, porque la esperanza es lo último que se pierde, en que sea cierto que como todos coincidieron en el recinto y como todos en teoría coincidimos hoy en la Argentina NUNCA MÁS.