Y claro, eso a veces es contraproducente, porque no nos hace disfrutarlo de la manera en que lo deberíamos disfrutar. Vivimos instalando discusiones y comparaciones estúpidas, aferrándonos a estadísticas que tienen que ver más con las matemáticas que con la magia que tiene Lionel en su zurda.
Claro que cuando se retire (¡recién tiene 24 años!) y recordemos su juego mediante fotos y videos, todos aquellos datos y cifras quedarán de lado porque nos paralizaremos frente a una pantalla anhelando el tiempo pasado, cuando entraba a la cancha y hacía lo que quería con los rivales, se divertía jugando y haciendo jugar a todos los monstruos que lo rodeaban.
Pero acá va una buena noticia: ese tiempo es hoy. Disfrutemos de esta maravilla. Y disfrutémoslo por varios años más, porque tiene mucha carrera por delante, mucho camino por recorrer. Eso es lo verdaderamente maravilloso.