El hombre, apodado “Kanuto”, “desarrollaba experimentos con plantas en su domicilio y le daba dinero al ‘capanga’ del barrio, para evitar que la policía lo descubra”. Para eso, utilizaba los fondos de varios terrenos ubicados en la calle primero de Mayo, y su propia vivienda estaba convertida en un laboratorio casero dedicado a la optimización de la producción de droga.
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