Política

“No están perdidas, son desaparecidas para ser prostituidas”

Entre otros, fue uno de los cánticos más utilizados por las miles de personas que se congregaron en La Plata en rechazo al fallo que dejó absueltos a los trece imputados por el secuestro y la desaparición de Marita Verón en Tucumán.

Mujeres, hombres, adolescentes, estudiantes, padres, madres, niños, abuelas, columnas militantes, banderas de distintas organizaciones se congregaron a partir de las 18 en una de las esquinas de Plaza San Martín (7 y 50).

 

Desde allí, la gran masa partió pacífica hacia Plaza Italia donde la rodearon casi hasta formar un anillo en la unión de las partes y luego recorrer el centro platense, todos y todas junto a sus pancartas, aplausos y el rechazo colectivo a la no sentencia por el caso emblemático de la trata de personas en Argentina.

 

Mientras en la Capital Federal, la protesta por el fallo llegó a incidentes frente a la Casa de Tucumán, La Plata mostró un costado de repudio ruidoso pero sin disturbios. Una manera de decirle a la Justicia que esto no va a quedar así, que los jueces que decidieron absolver a todos los implicados en la causa, deberán rever la situación, su situación, la de cada una de las personas que decidió tomar las calles para hacerse escuchar.

 

El día después del fallo, entre la impotencia y los insultos a una de las decisiones más vergonzosas por parte de Alberto Piedrabuena, Emilio Herrera Molina y Eduardo Romero Lascano, la desaparición de personas en plena democracia y ejercicio de los derechos humanos, es el tema a saldar de una República que sigue sin encontrar a las mujeres secuestradas, privadas de su libertad y sometidas a la prostitución en una red infinita que parece nunca deshacerse.

 

Marita representa a todas las que no aparecen, a las Florencias Penachi, a las Éricas Soriano, a las Marías Cash, y a las que no sabemos porque o sus casos no fueron denunciados o quedaron cajoneados en algún despacho bajo llaves.

 

Sin clientes, no hay trata. Eso seguro. Y con justicia, se dignifica la lucha. La de Susana Trimarco, la madre incansable que seguirá con su búsqueda por la verdad.

 

“No están perdidas, son desaparecidas para ser prostituidas”, y deben ser encontradas.

 

Juan Martín Mena, ministro de Justicia de la provincia de Buenos Aires.
El dirigente radical Gabriel Abrile logró que su alfil, Daniel Frangie, sea el nuevo defensor del Pueblo de Río Cuarto.

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