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Y acá estoy, en el #8N. Voy caminando por avenida 51 en La Plata y no parece alterarse mucho la situación a la altura del Teatro Argentino,allí siguen los skaters y los que andan en rollers. Más temprano, a media tarde, me crucé con tres diputados provinciales del kirchnerismo que militan en La Cámpora; ante mi consulta si podían darme su opinión sobre lo que iba a pasar a la noche con el fin de tener alguna voz para armar una más de las tres mil novecientos cuarenta y cinco millones de notas que circulan sobre el tema cordialmente me dijeron que no.
“¿Para qué?” me preguntó uno dando a entender que no era necesario. Se entiende, ya había hablado Cristina (La Jefa, como le dicen a la presidenta puertas adentro en la agrupación) unas horas antes. Los integrantes de La Cámpora son orgánicos, sobre todo en el trato con los medios, sobre todo para un portal provincial de política y sobre todo porque los que circulan por la legislatura bonaerense no son “primeras líneas” y se cuidan. Habla la agrupación, no ellos personalmente.
Igualmente uno de los legisladores me preguntó en dónde se concentraban en La Plata. Le respondo que en La Plata se juntan en Plaza de Moreno; ahí están las cámaras fijas. Las mismas que hasta hace poco transmitían el Prende y Apaga de TN. Ahí sobre calle 12 está el #8N Platense
Acá estoy en el #8N, en Plaza Moreno, hace calor, eso ayuda a los manifestantes, porque el clima invita a salir a la calle haya #8N, #7D o #5E. La gente que vino no está paga, es verdad. No van por plata hasta plaza moreno porque trabajan, no necesitan plata para ir a una movilización porque no necesitan dinero -en definitiva- para estar ahí, lo ganan trabajando, trabajan. También van porque les queda cerca; es literal y arquitectónicamente el centro de la ciudad, tiene accesos rápidos gracias a la fama de las diagonales y no se tarda mucho en llegar a plaza moreno.
Es de noche, son las 20.30. Esta movilización como la anterior, la del #13S son de noche, porque de día los manifestantes trabajan, como yo. Y son los jueves porque los fines de semana descansan, también como yo. No llueve, hace calor. Es el tipo de temperatura que a la mayoría la pone de buen humor. Y sí, hay gente.
Pero hay mucha gente; camino unos pasos entre los ruidos de las cacerolas y me paró en el medio de la calle, estoy sólo, metafóricamente sólo. Rodeado en soledad. Giro sobre mi eje, miro una y otra vez todo lo que pasa alrededor, entonces empiezo a caminar entre la gente. Me cruzo a un amigo que está en la misma situación que yo, observando, registrando, archivando y tratando de comprender el fenómeno. Él está con dos más, ya somos cuatro personas en la misma situación.
Empiezo a mirar los carteles; “Exigimos seguridad, independencia de poderes, educación y respeto” dice una de las pancartas. Entonces pienso que no es tan descabellado a grandes rasgos el pedido pero automáticamente empiezo a desmenuzar y salvo la “seguridad” el resto queda a mitad de camino inmediatamente. Hablar de educación, cuando en Argentina la educación es gratuita, libre y obligatoria suena extraño. Y el respeto que piden se pierde automáticamente cuando veo otro cártel que tiene un pibe -que no debe tener más de 14 años- y dice “Kristina no te vayas con Chavez, andate con…chuda”.
El pibe del cártel “con…chuda” se para sobre los jardines de la municipalidad cerca de los reflectores; la gente lo mira, le sacan fotos, el pibe se siente reconocido y sonríe; yo estoy unos metros más atrás de la gente que le está sacando fotos y a mi lado un padre de familia le dice a su hija que debe tener la misma edad que el chico del cartel: “Ese está bárbaro” y se ríe, mientras la hija asiente. La educación.
Entones vuelvo a pensar en el respeto que se exige. Y veo una señora que había guardado alguna de las tantas tapas que el diario platense “Hoy en la noticia” le dedica a Cristina Fernández de Kirchner para con eso armar un cartel. Otro señor tiene directamente los afiches que el medio de comunicación pega en sus puestos de diarios propios que -por cierto- van de la mano de la precarización de los canillitas y contra los propios trabajadores de prensa del diario, pero eso es otra discusión que seguramente a nadie que compre el diario le interese. “Cristina no entendió nada” dice el papel gigante con la caricatura de la presidenta que publicó en su momento el matutino local.
Sigo pensando en el respeto y por al lado mío pasa un tipo de musculosa, tiene un poco más de 50 años, pelo ondulado a la altura del cuello entre canas y tintura; fumando lleva una pancarta peligrosa. Sí, peligrosa; algunos ni siquiera fueron pillos de lo que dejo el #13S y la estigmatización de golpistas que los medios oficiales hicieron de los caceroleros. Nada pillos. La pancarta decía de un lado “Cristina genocida, sos peor que los militares” y del otro “No más muertes”. Ese fue el punto máximo, en el medio hubo otras frases, pero esa me hizo ver que nada tengo que ver con esto.
Veo algunos políticos más, está un Diputado de la UCR que prefiere no hablar de mensaje a la oposición aunque explica que está para controlar que no haya “ningún infiltrado”. Hola! pienso yo mientras lo escucho, acá tenés uno. A esta altura estoy infiltrado y me gusta mi posición.
Entonces se hacen las 21.22 horas, los golpes contra el acero y teflón de las cacerolas merma casi al silencio y la gente empieza a cantar el himno, al mismo tiempo suenan las campanas de la municipalidad y es un momento épico para cualquier buen publicista de la oposición de cara al 2013. Pero no, no son pillos. Me acababan de decir que están controlando “que no haya infiltrados”. Quizá Clarín sí le pueda sacar provecho a esa imagen para un post 7D o antes, pero no un político de la oposición. No son pillos.
Están cantando “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”, “si este no es el pueblo el pueblo dónde
“Puedo votar a los 16 pero: no puedo manejar, no puedo ir a bailar, no puedo fumar, mi mamá me firma el boletín” sostiene un chico que –imagino- debe tener 16 años. Me le acercó, le digo que soy periodista y si le podía hacer algunas preguntas porque me llamó la atención su cartel.
-¿Preguntas como cuáles?, me contesta. Entonces voy por la formalidad porque se mostraba un tanto superado por la situación.
-¿Por qué estas acá por ejemplo?, arranco diciéndole
-Por esto, me dice con la garganta cerrándose mientras su madre se acerca y ya está detrás de su hijo.
-¿Estas en contra del voto a los 16? Y no me responde nada, entonces trato de ayudarlo
-¿Vos querés hacer lo que dice acá en el cartel; ir a bailar, etc?
-Sí, me dice escuetamente mientras su madre ya me mira mal. Entonces me alejo y me quedo mirando al chico; yo sigo junto a 2 personas más a las cuales les cuento lo que acababa de pasarme y les muestro quién es el chico y qué dice el cartel.
La madre no para de mirarme y se lleva a su hijo a un lugar “mas seguro” sin antes no decir en voz muy alta al pasar por al lado mío “Vamos para allá que hay mucha gente de mierda”. Y yo extrañamente coincido con la señora en que hay mucha gente de mierda. Que usa a la dictadura y a los desaparecidos para manifestar que no tiene posibilidad de cambiar dólares o que fue víctima de algún robo, o que el INDEC miente, lo cual es cierto. Pero para eso usa al terrorismo de estado y a 30 mil desaparecidos, eso dice un cartel de los que están acá. Igual sé que no todos son golpistas.
Eso; no son así todos los que están acá en el #8N, pero están todos juntos. Están con algunos políticos, aunque seguramente ni sabrán que ese tipo de saco es un legislador mientras los caceroleros “cantan que se vayan todos” o que ese mismo tipo cobra cerca de 30 mil pesos y que difícilmente tenga problemas para llegar a fin de mes.
Hay mucha desinformación y mediatización al mismo tiempo; pienso qué estará pasando en twitter, cómo será la transmisión en vivo que Infobae le alquiló a Youtube para mostrar la movilización a todo el planeta tierra a través del sitio, me pregunto qué pasará en algún pueblo de Formosa, si habrá #8N en Río Grande, Tierra del Fuego. Pienso en cómo encarar esta nota. Me acuerdo que en la plaza moreno se dibujan las caras de Julio López y de Mariano Ferreyra sobre las baldosas, además de las Islas Malvinas.
La gente da una vuelta manzana caminando, yo prefiero quedarme en los jardines del municipio, los veo a lo lejos, el cordón de gente da casi la vuelta entera al cuadrado perfecto, debe haber más de 3 cuadras de procesión. Es todo muy raro, hay mucha gente, hace mucho calor, hay mucho ruido: es #8N y yo estoy acá.
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