Ricos y villanos

Twitter, el juguete rabioso de Elon Musk: lobby personal, discursos de odio, propaganda nazi y multas

Con un algoritmo configurado para priorizar contenidos extremistas de derecha, la ahora X recibió las primeras sanciones en Europa.

Elon Musk compró Twitter hace tres años y la convirtió en su arma política. La renombró X, echó al 80% del personal, suprimió la verificación profesional de contenidos y los equipos de moderación, fue multado en Europa e incumplió la promesa de convertir a la red más pequeña e influyente en un espacio donde reinaría la libertad de expresión.

Musk transformó a Twitter en su juguete rabioso. Desde su cuenta, omnipresente en la red de breaking news y discusión política, intimida a dirigentes democráticos, hace lobby descaradamente para favorecer contratos de Estados con sus empresas, promueve razias contra inmigrantes y propagandiza a neonazis.

Primera multa en Europa

La semana pasada, la Comisión Europea le impuso su primera multa de 120 millones de euros por violar la Ley de Servicios Digitales, cuestionando el sistema de verificación con tilde azul de la más pequeña e influyente de las grandes redes socodigitiales, por incumplir las obligaciones de transparencia, por empaquetar publicidad como contenido orgánico. Con todo, la multa es baja en relación con las infracciones cometidas, según las normas europeas que Musk cuestiona como toda regulación que limite sus negocios.

Aunque haya contraído deudas para comprar Twitter y afronte el pago de multas, con X, Musk se aseguró la edición de una parte de la agenda de las élites políticas y periodísticas de Occidente.

Elon Musk en X

A través de la programación algorítmica de X, Musk prioriza el contenido de líderes ultraderechistas en EE.UU., el Reino Unido, Alemania o Francia y les resta visibilidad y exposición a dirigentes moderados y de izquierda, en una práctica que se conoce como shadowbanning.

A diferencia del control editorial de los medios de comunicación tradicionales u otras redes sociales, circunscriptos a las fronteras de un país, la plataforma de Musk tiene vocación global e influye en numerosas regiones del mundo.

Elon Musk premia al contenido de extrema derecha

Una exhaustiva investigación periodística de Sky News en el Reino Unido sobre los algoritmos de X, documentan cómo la plataforma premia los contenidos extremos, la polarización emocional y favorece explícitamente a las fuerzas políticas de ultraderecha.

En teoría, la programación algorítmica de las plataformas digitales maximiza la relevancia personalizada de cada persona usuaria, ya que la extracción, el procesamiento y la comercialización de los datos personales son el corazón de la economía de las plataformas concentrada en las big tech.

Pero la investigación de Sky News, intitulada The X Effect, constata que X promueve una inclinación ideológica nítidamente de derecha, lo que prevalece por sobre el factor de personalización. Esta es una evidencia directa de cómo X, bajo la batuta de Musk, funciona como un "editor" activo en el discurso público. Un arma política.

El contenido extremista -discriminador o violento, por ejemplo- genera más reacciones emocionales intensas y retiene más tiempo en la plataforma a usuarios que los posteos moderados. En la economía de la atención, su difusión refuerza el modelo de negocios basado en la radicalización.

Cómo se promueve el discurso de odio

La investigación demuestra que hay políticos con pocas interacciones en X que, sin embargo, están sobrerrepresentados en la organización del feed “Para Ti” que edita la plataforma para cuentas de usuarios que no son de ultraderecha (y para las que el contenido ultraderechista puede ser ofensivo por su carácter extremo).

ELON MUSK HITLER
Elon Musk convirtió a Twitter en su juguete rabioso.

Elon Musk convirtió a Twitter en su juguete rabioso.

Para la demostración empírica, Sky News creó nueve nuevos usuarios X, cada uno emulando a una persona británica con una inclinación política particular: tres eran usuarios de izquierdas, tres de derechas y tres neutrales, diseñados para no mostrar ningún interés en la política.

Durante dos semanas de mayo de este año, recopilaron las publicaciones de las páginas "Para Ti" de los usuarios (básicamente, su página principal de contenido recomendado) dos veces al día. “Esto nos proporcionó una base de datos de aproximadamente 90.000 publicaciones de unas 22.000 cuentas”, puntualiza el estudio.

El procesamiento del material reveló la predominancia de contenidos de derecha. “Más de la mitad del contenido político provenía de cuentas que usaban contenido de odio o lenguaje extremo”. La priorización de determinados contenidos en detrimento de otros es resultado de la regulación de facto que impone la conducción de Musk en X.

El tilde azul pago

A ello se le suma el cambio de política sobre cuentas “verificadas”, que Musk mercantilizó. Antes, la verificación era un instrumento de elitismo corporativo y Twitter la otorgaba a personas u organizaciones que consideraba notables. Actualmente, cualquiera que pague por el tilde azul consigue el aval de X.

El resultado es que hay miles de cuentas verificadas que son simplemente bots, cuyo comportamiento inauténtico es más preocupante cuando se dedican a atacar coordinadamente a objetivos políticos por sus ideas, su color de piel o su credo religioso. La multa europea a X advierte que el mecanismo de verificación estimula campañas de desinformación y puede afectar procesos electorales.

X TWITTER ELON MUSK

Los propietarios de big tech como X influyen en el código del algoritmo y organizan el menú que ven los usuarios para satisfacer sus propias prioridades o aumentar los tiempos de interacción promocionando contenido que mantendrá a las personas enganchadas a la plataforma, concluye el equipo periodístico de Sky News en sintonía con estudios teóricos como el de Shoshana Zuboff, quien describe a las plataformas como un “mercado humano de futuros” que especula con la conducta y las reacciones de miles de millones de personas usuarias.

Musk es una demostración cabal de esa caracterización en estos tres años jugando rabiosamente con la ex Twitter.

Donald Trump y Elon Musk.
Facebook, de Mark Zuckerberg, relaja controles de contenidos

Las Más Leídas

También te puede interesar