La relación entre el Grupo Clarín y el presidente Javier Milei dista de ser armónica, pero también es ambigua e impredecible. La disputa por el poder, sumada al avance cauteloso pero contudente del Grupo, dejan entrever una confrontación que apenas comienza, pero que ya tiene capítulos de alto voltaje.
El propio presidente no pierde oportunidad para confrontar con el holding y sus principales figuras. Llamó “imbécil” a Marcelo Bonelli —voz editorial clave en temas económicos para el multimedio—, quien además fue blanco de un hostigamiento sistemático en redes sociales, alentado por los trolls libertarios.
Pero no fue el único. Milei también apuntó contra las columnas de Eduardo van der Kooy y arremetió contra Jonatan Viale, incluso cuando este último intentó defender al Gobierno de forma reiterada. El episodio más elocuente fue la difusión del detrás de escena de una entrevista en la que Viale quedó expuesto al ceder el control de la conversación a un presidente que solo accede a responder preguntas pautadas, formuladas por animadores que, frente a él, parecen haber perdido la capacidad de repreguntar.
La compra que agitó las aguas
Sin embargo, el panorama empezó a cambiar. La olla se destapó este verano, cuando Telecom(controlada por el Grupo Clarín) anunció la compra de Telefónica de Argentina por 1.245 millones de dólares. La operación, que involucra una porción clave del mercado de telecomunicaciones y TIC, provocó una reacción inmediata del Gobierno, quien denunció que esta operación concentraría “el 70% de los servicios de telecomunicaciones en un solo grupo económico”.
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¿A qué juega Clarín en la era Javier Milei? El grupo puja en la Justicia por la fusión Telecom - Telefónica.
Política y negocios se cruzan otra vez. Milei, que pregona el libre mercado pero resiste la concentración cuando involucra a Héctor Magnetto, redobló la ofensiva desde el Estado. Clarín, acostumbrado a sellar fusiones con aval oficial —como en 2007 con Néstor Kirchner (Multicanal + Cablevisión) y en 2017 con Mauricio Macri (Cablevisión + Telecom)—, se enfrenta esta vez a un presidente que amenaza con bloquear la operación. Lo que antes era negociación y guiño, hoy es pulseada pública.
La gran pregunta, entonces, no es si Clarín apoya o no a Milei, sino cómo juega sus cartas en esta etapa.
El giro editorial: la realidad y la tapa
Este conflicto político-empresarial comienza a reflejarse en la línea editorial del diario Clarín, que empezó a mostrar señales de distanciamiento del gobierno. Dos títulos recientes marcan un cambio en el tono.
El primero, publicado el 12 de mayo del corriente año, “Pese al flojo resultado en la mayoría de las provincias, Javier Milei ratificó a su hermana Karina como la estratega electoral”, no solo expresa una valoración negativa del desempeño electoral del oficialismo, sino que estuvo acompañado por una imagen poco favorecedora de los hermanos Milei. Fue tapa del diario impreso, un gesto editorial significativo.
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¿A qué juega Clarín en la era Javier Milei? La entrevista que Santiago Caputo le intervino a Jony Viale.
Al día siguiente, Clarín tituló: “En plena campaña, el Gobierno anunció que eliminará aranceles para importar celulares y bajará impuestos internos sobre televisores y aires acondicionados”, recupera un tono crítico que remite a coberturas de otras épocas, en las que se relativizan las medidas del gobierno o se las asocia a maniobras de oportunismo electoral.
Hasta hace poco, Clarín evitaba este tipo de recursos al cubrir la gestión mileísta. A esto se suman comentarios airados de animadores del Grupo como Viale, quien en su programa intentó mostrarse molesto por el desfinanciamiento del hospital Garrahan: “Obviamente, uno quiere la motosierra, sacame a los ñoquis, sacame a la Cámpora, sacame a la podredumbre del kirchnerismo, ¡pero al Garrahan no me lo toques!”.
Milei contraataca: carpetas, leyes viejas y monopolios
En una entrevista grabada con Mariana Brey —bajo el formato de preguntas medidas que el presidente prefiere—, Milei volvió a cargar contra el Grupo Clarín. Lo acusó de “carpetearlo” y lo vinculó directamente con la operación intervenida para adquirir Telefónica. En ese marco, recordó dos episodios que, según él, reflejan la protección estatal que recibió el holding en otras épocas.
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¿A qué juega Clarín en la era Javier Milei? El Presidente cargó contra el Grupo en una entrevista con Mariana Brey.
El primero fue la Ley de Protección de Bienes Culturales, que dijo, haberse aprobado a medida de Clarín cuando el grupo estaba técnicamente quebrado tras el salto del tipo de cambio a comienzos de los años 2000: “Clarín tenía la deuda en dólares y los ingresos en pesos, al saltar el tipo de cambio, estaban técnicamente quebrados, no podían pagarlo”, sostuvo.
El segundo fue la modificación de la Ley de Concursos y Quiebras, que —según Milei— permitió al grupo reestructurar su deuda sin perder el control accionario. “Clarín es cómplice de este desastre”, remató el presidente, y se jactó de ser el único que se atrevió a enfrentarlo.
Clarín, el PAMI y los pañales
A pesar del conflicto creciente, hay gestos del Gobierno que pueden interpretarse como señales de tregua o al menos como una posibilidad de negociación. Uno de los más significativos fue la licitación pública del PAMI para la provisión de pañales, almacenamiento y distribución por más de $ 466.000 millones. El contrato fue adjudicado a Urbano Express, una empresa sin experiencia en el sector sanitario, pero controlada por un consorcio que incluye al Grupo Clarín.
El pliego de condiciones exigía una planta logística en el AMBA con más de 15.000 posiciones de racks, algo que ninguna pañalera o droguería pudo cumplir en menos de diez días hábiles. La apertura de sobres fue el 25 de abril, y solo Urbano Express presentó oferta.
Otras tres empresas del sector —Lenterdit, Italpañal e Hisan— no llegaron a ofertar. Denunciaron que los plazos eran imposibles, que los pañales ofrecidos por Urbano eran más caros y de menor calidad, y que las condiciones financieras dejaban fuera a firmas más chicas.
El dato relevante: Urbano Express tiene como accionista mayoritario a Walter Román y como socio minoritario al Grupo Clarín. Es decir, el gobierno de Milei adjudicó un contrato millonario al mismo grupo al que acusa de ser parte del “desastre” nacional. El caso incomodó incluso a Santiago Caputo, uno de los estrategas del Presidente, porque la decisión chocaba de frente con el discurso oficial que apuntaba contra el conglomerado mediático.
Telecom y la Justicia
La última novedad de esta novela llegó la semana pasada, cuando la Justicia Federal —a través de la Cámara Civil y Comercial— anuló la suspensión dictada en marzo por el gobierno, que frenaba la compra de Telefónica de Argentina por parte de Telecom. Con este fallo, se ordenó a la Secretaría de Industria y Comercio permitir que continúen los trámites de integración, mientras se resuelve la cuestión de fondo.
Sin embargo, la concentración aún está sujeta a los dictámenes del ENACOM y de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC), ambos organismos subordinados a Milei, que podrían rechazarla definitivamente.
Clarín juega a dos puntas, como tantas veces antes: presiona desde sus medios, amaga con editorializar en contra, pero cuida sus fichas económicas mientras define si la operación de Telefónica se aprueba o no. Milei, por su parte, también juega: muestra los dientes, denuncia monopolios, pero necesita seguir usando los canales del Grupo para hablarle a una parte de su electorado. Esto es apenas el primer round.