A pesar de los incesantes intentos por frenar el proceso de juzgamiento a genocidas de la última dictadura militar y morigerar la situación de represores condenados y encarcelados, la lista de responsables de crímenes de lesa humanidad sigue creciendo. El juez federal Daniel Rafecas detuvo el martes e indagó este jueves a Julio César Casanova Ferro, un integrante de la patota comandada por Aníbal Gordon que presuntamente actuó en el centro clandestino conocido como Base Pomar.
Casanova Ferro tiene 84 años, está jubilado y tiene algunos achaques de salud –diabetes, presión y mala circulación–, pero sigue colaborando de manera virtual con la Universidad del Salvador. Durante las últimas cuatro décadas tuvo ocho hijos y se las arregló para camuflarse en la vida cotidiana sin que saliera a la luz su pasado de personal inorgánico de la Base de Operaciones Tácticas 18 (OT18), estructura de la Secretaría de Inteligencia del Estado en pleno terrorismo de Estado que regentó los centros clandestinos “Bacacay”, “Automotores Orletti” y “Base Pomar” entre 1976 y 1977.
El martes, personal policial lo fue a buscar al departamento del barrio porteño de San Cristóbal que comparte con su esposa con la orden de detención de Rafecas. Allí quedó detenido, con el beneficio de la prisión domiciliaria, en el marco de la megacausa que investiga secuestros, torturas, abusos, homicidios y desapariciones cometidas por la estructura del Primer Cuerpo del Ejército. Su nombre figuraba en expedientes judiciales que revisaron y revisan crímenes de lesa humanidad de diferentes fuerzas armadas y de seguridad, pero recién ahora los cabos sueltos se unieron hasta dar con su participación.
Fue indagado este mediodía y su situación de detención se terminará de definir una vez que el Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema de Justicia determine si está en condiciones de cumplir arresto en una cárcel común.
La patota de Gordon
El titular del Juzgado federal número 3 indagó a Casanova Ferro por su presunta participación en las violaciones a los derechos humanos que tuvieron lugar en “Base Pomar”, un galpón tipo garage ubicado en la calle Pomar al 4100, en el barrio de Nueva Pompeya, ciudad de Buenos Aires, que la estructura represiva de la SIDE convirtió en centro clandestino de detención, tortura y exterminio y dejó en manos de Aníbal Gordon y su banda.
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Centro clandestino Base Pomar.
Casanova Ferro se sumó formalmente a la estructura de Inteligencia estatal en 1981, como parte del batallón de Inteligencia 103. Años más tarde, ya en democracia, se incorporó al Batallón 601. Sin embargo, fuentes vinculadas a la causa indican que al momento de los hechos bajo análisis “era civil, no había legajo que lo ubicara prestando funciones”, pero sí “información que existía en la causa y que fue analizada en profundidad”. Tenía identidades falsas –“Juan Carlos Casán”, “Juan Carlos Corso” y “Julio Canaris”- y alias –”Avelino”, “Luna Llena”, “Cabezón”-.
En rigor, el nombre del represor detenido figura en documentos de la época. Específicamente en el sumario militar número 417 que autoridades de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada de Córdoba abrieron al entonces mayor Alberto Hubert por su participación en el secuestro del empresario Pedro Zavalía, perpetrado el 16 de junio de 1977. El secuestro, extorsivo, estuvo a cargo de Gordon y su patota. En ese sumario Casanova Ferro es mencionado por sus compañeros de delitos. También fue mencionado por represores que actuaron en “Automotores Orletti”, el centro clandestino que fue sede en Buenos Aires del Plan Cóndor y que también estuvo en manos de Gordon, como quien firmó el contrato de alquiler del lugar.
Al servicio de la violencia
El vínculo de Casanova Ferro con Gordon no comenzó en dictadura, porque hay datos que constan en expedientes judiciales que lo indican como parte de la Triple A, fuerza parapolicial que también dirigió aquel jefe genocida, aunque no fue investigado ni imputado en la causa judicial que revisó en la Ciudad de Buenos Aires esa estructura represiva. Allí tan solo es mencionado como quien estuvo al frente de las oficinas de la revista “El Caudillo”, que “era en realidad una sede de la Triple A”.
También hay elementos que lo ubican dentro de la militancia del grupo Tacuara de ultra derecha, e informes que lo vinculan con el ataque con armas de fuego contra Julio Trilnik, un adolescente de 15 años estudiante del porteño Colegio Nacional Sarmiento, en 1960. Entonces, Casanova Ferro tenía 19 años y estudiaba Derecho en la Unsal.