Apenas unos días después de que Chiqui Tapia presentara la lista única que conducirá a la AFA en los próximos cuatro años, el gobierno de Javier Milei fantasea con un pedido de impugnación en la Inspección General de Justicia (IGJ), un método recurrente cada vez que el fútbol argentino renueva autoridades.
Las personas que conocen los pormenores del plan, avisan que en los próximos días habrá novedades al respecto y que cuentan con dos clubes como aliados estratégicos para llevarlo a cabo: Talleres de Córdoba y Estudiantes de La Plata, las dos instituciones que también convalidan la embestida de la Casa Rosada para el desembarco de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD).
En la AFA ni se mosquean y esperan la notificación formal: "Está más cantado que el feliz cumpleaños", dice un dirigente de peso. Y agrega: "Van a querer empiojar la cancha".
La medida que prepara la Casa Rosada tuvo un triple anticipo o un prólogo separado en tres partes. Primero, con el aviso del mismo Milei: “La AFA no está por encima de la Constitución nacional”, dijo en referencia a su propia ley de leyes, el decreto 70/2023, la Ley Bases y el intento de reglamentación a la fuerza de las SAD en nuestro fútbol.
Segundo, con la reunión en la Casa Rosada que mantuvo el Presidente con el titular de Talleres de Córdoba, Andrés Fassi, luego de su encendida conferencia de prensa contra Tapia y los árbitros, tras el escandaloso Boca-Talleres en Mendoza por la Copa Argentina, que incluyó un duelo verbal y hasta físico entre Fassi y el árbitro Andrés Merlos en el vestuario.
Tercero, con el sugestivo comunicado –vía Twitter, la red social favorita del gobierno libertario– del secretario de Deportes, Turismo y Ambiente, Daniel Scioli, como respuesta a la foto que publicó la AFA del nuevo Comité Ejecutivo desde el 17 de octubre, día particularmente irritante para la gestión libertaria.
Scioli, aquel pichichi que ahora lamenta el hundimiento de Villa La Ñata, se quejó porque “la AFA intenta resistir esta transformación inevitable con distintas maniobras: adelantó las elecciones, presentó medidas cautelares, eligió jurisdicciones judiciales específicas, etc, etc”.
La amenaza de Javier Milei
Hay algo cierto: en la AFA especulan desde principios de año que la embestida política del Gobierno podría tener un correlato judicial, por eso también prepararon una migración legal al predio de Ezeiza, con la que saldrían de la jurisdicción de la IGJ conducida por el abogado Daniel Vítolo, y pasarían a Personas Jurídicas de la provincia de Buenos Aires, un distrito con el que –se sabe– tienen mucha más afinidad.
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En rigor, la mudanza estaba planeada incluso antes de que Milei ganara las elecciones presidenciales. Después de la pandemia, y ante la merma de actividades en Viamonte 1366, el plan de Tapia y del poderoso tesorero Pablo Toviggino era mudar toda la sede administrativa del fútbol argentino al predio Lionel Messi, con nuevas oficinas para todo el personal.
Un viejo artilugio en la AFA
Tapia y Toviggino conocen bien los dardos que sus circunstanciales opositores pueden lanzar desde la IGJ. En marzo de 2021, casi un año después de la asamblea virtual que por unanimidad había renovado el mandato del Chiqui hasta octubre de 2025, Nueva Chicago presentó una denuncia por “irregularidades” ante ese organismo y pidió repetir el acto eleccionario. Chicago, donde campeaba el viejo vocero del Chiqui, Daniel Ferreiro, era el chasis de una desestabilización que motorizaban el entonces presidente Alberto Fernández y Marcelo Tinelli, obsesionado con conducir el fútbol a nivel nacional.
A Chicago luego se le sumó San Martín de Tucumán, uno de los clubes perjudicados por la improvisación permanente en los torneos de Ascenso. Si bien en aquel tiempo hasta algunos actuales aliados enviaban un game over como sticker para anunciar el final de Tapia, Chiqui supo y pudo sortear la turbulencia, ayudado por la obtención de la Copa América en Brasil, que cortó una sequía de 28 años sin triunfos de la Selección.
Ahora no están ni Chicago ni San Martín de Tucumán. y Ferreiro, su viejo amigo, volvió a respaldarlo. Los que asoman como opositores –y como posibles vehículos de una presentación en la IGJ– son Talleres y Estudiantes. El Pincha, además de ser el primer club en aceptar el desembarco de capitales externos –el magnate estadounidense Foster Gillett y Juan Sebastián Verón ya firmaron un preacuerdo–, perderá su actual vocalía y dejaría de tener una silla. Verón y Milei tienen una relación cada vez más cercana y asidua. Talleres ya expuso los motivos por los que exige una “renovación”. Dos motivos –o dos excusas– para avanzar, ganar tiempo y pedir que el mandato no se extienda más allá de 2025.