Hace rato que Vélez está mal, pero lo que sucedió en la última semana aceleró una combustión interna con un final impredecible: el club de Liniers hoy está sin presidente por la licencia de Sergio Rapisarda, casi sin vicepresidente primero por la presión para que Diego González también se licencie, con una barra brava desatada que amenaza y violenta a jugadores, jactándose del poder que tiene dentro de la institución, y con el equipo cerca del descenso directo. Aquel pasado de club modelo está tan lejos que ni se ve.
Los conflictos atizan el fuego en la previa de las elecciones, previstas originalmente para el 15 de noviembre, que hinchas y agrupaciones políticas buscan adelantar. Uno de los que insiste en apurar los comicios desde mayo es el espacio que encabeza Augusto Costa, exsecretario de Comercio y actual ministro de la Producción bonaerense.
Ese sector primero obtuvo la aprobación de la Inspección General de Justicia (IGJ), que instó a la Comisión Directiva a convocar a una asamblea extraordinaria para tal fin. Pero el tironeo en Liniers llegó hasta los estrados de la Justicia y ahora la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil acaba de dejar sin efecto la decisión de la IGJ.
Costa a la vista
Ante un oficialismo partido, con su referente marginado y apostando a que González también dimita para que el vice segundo, Adrián Peláez, tome las riendas del club, quien asoma como principal armador en el frente opositor es Costa. Vice segundo en el primer mandato de Rapisarda, entre 2017 y 2021, ya desde aquel año el ministro navegó a la vereda opuesta velezana.
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Costa asegura en reuniones que se empezó a ir en 2020, enfrentado con la mayoría de la conducción, a la que le endilga improvisación, no tener un proyecto a largo plazo y una gestión diseñada a partir de ambiciones personales. Como contraparte, en la comisión actual aducen que Costa intentó seguir, pero lo corrieron porque “durante la pandemia estuvo ausente y eso generó resquemores”, algo que intentan reforzar a partir de la “mala imagen” que tiene el kirchnerismo en un club asociado históricamente con la socialdemocracia porteña.
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El enfrentamiento entre Costa y el actual oficialismo llegó a tener un episodio propio de Black Mirror en febrero de 2022, cuando el ministro bonaerense apoyó su carnet sobre el lector, en la zona de molinetes del estadio Amalfitani, y leyó en la pantalla: “Tarjeta en lista negra”. Fue la prueba más explícita de un encono que se profundizó en todos estos años en que el equipo anduvo a la deriva en las canchas de Primera mientras la conducción del club se fagocitaba en microinternas dirigenciales.
Un combo que diluyó incluso cierto orden económico, un aspecto mucho menos publicitado que los reiterados aprietes de su barra brava, o las tensiones constantes entre las áreas de Comunicación y Marketing, acaso el mayor símbolo de la tensión entre un oficialismo partido, representado por el saliente Rapisarda, el díscolo González y un sector que ya no está en la CD.
Alianza sin candidato definido
Como en los clubes nada es lineal y la macropolítica ingresa con más complejidad que en otros lados, Costa y Rául Gámez, histórico dirigente velezano y del radicalismo, ahora están más cerca que lejos. Desde que se corrió de la gestión, el ladero de Kicillof viene construyendo Plan Ve, un espacio que lo tiene como referente y que en el último tiempo tendió puentes con dos agrupaciones históricas, Amalfitani y Círculo El Fortín (cuyo líder es Gámez), con el horizonte puesto en la fecha electoral de este año. Ese frente opositor, llamado Primero Vélez, ya anunció que se presentará a los comicios, pero aún no tiene ninguna candidatura definida.
Mientras que el oficialismo intenta reconstruir en Peláez un posible postulante, Costa espera las pistas sobre su futuro que arrojen las PASO en la provincia de Buenos Aires. La tercera posición podría tener a José Luis Chilavert, aún sin señales de si jugará, como varias veces insinuó.
Si la parte política parece empantanada, la formal avanza. El miércoles quedó conformada la Junta Electoral que fijará el cronograma de presentación de listas, avales y el cronograma. Salvo una renuncia masiva de la CD para asegurar la salida de Gónzalez, la fecha electoral se mantendría.
El plantel profesional, mientras tanto, hará la pretemporada en Córdoba, bien lejos de la Villa Olímpica de Ituzaingó, donde el último domingo, tras la derrota contra Huracán, varios barras les cruzaron sus autos, amenazaron y le pegaron a Gianluca Prestianni, Valentín Gómez, Santiago Castro, Francisco Ortega y Leonardo Jara. El jefe de La Pandilla de Liniers, Eduardo “Raulo” Ciminelli, tomó el control de la tribuna –y del polideportivo– en 2021, el mismo año en que Rapisarda fue reelecto. La diferencia es que el ahora expresidente ya se fue. Raulo nadie sabe cuándo lo hará.