Si bien ambas lecturas tienen su asidero, sus verdades a medias, una de ellas tiene más peso relativo a la hora del análisis. Juntos, o su candidato a gobernador, Rogelio Frigerio, tiene más chances objetivas de contener los votos de su frente que el peronismo, o su candidato, Adán Bahl, de pescar por fuera de sus votantes. Incluso, dado que en la provincia no hay posibilidad de balotaje, suena razonable que los votos que juntó Sebastián Etchevehere, el candidato a gobernador de Javier Milei, puedan fugar hacia Frigerio como voto útil. Especulaciones. Resta que se asiente en la ciudanía el impacto de la buena elección del ultraliberal.
Con el 74,12% de participación y un 98,3% de las mesas escrutadas, en la categoría de gobernador Juntos supera en algo más de 52 mil votos a Más. En tanto, Bahl supera en algo más de 4 mil sufragios a Frigerio.
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Con estos números, Frigerio tiene más para festejar, aunque no puede confiarse. “No puede dormirse en los laureles”, confió un veterano radical anoche en el bunker opositor. El candidato a gobernador habló de una victoria “clara y contundente”, pero le puso límites: la política “no tiene nada que festejar, tiene que escuchar”. En el salón Coliseo donde dio su mensaje post elecciones, y remarcó que “el horno de la población no está para bollos de la político, el triunfo de Milei es la principal prueba de eso”.
Quizás leyendo el viento que soplaba en la provincia, ya el último miércoles, acompañado en Paraná por Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal, Frigerio aventuró que “viene la libertad” y, repitiendo el grito del líder minarquista, agregó: “Viva la libertad, seamos libres”. Este endurecimiento del discurso se corroboró también el domingo desde Villa Paranacito, donde le tocó votar: “Ojalá que la bronca y la decepción de la gente se canalice a través del voto”, dijo. Intuición o datos, lo cierto es que su discurso es coincidente con la intención de captar votos de Milei. Sin embargo, el límite de la operación puede encontrarla en su propio frente.
Para avanzar en su sueño de llegar a ocupar el sillón de Urquiza, Frigerio debe ser generoso con su adversario en la interna, el radical Pedro Galimberti, a quien no se le permitió el pegado con ningún presidenciable y eso, se supone, dejó heridas que pueden persistir aun superada la instancia de las primarias. Más allá de los gestos del dirigente del centenario partido, que si bien felicitó al ganador se quedó en su ciudad, Chajarí, es razonable que los votos que obtuvo queden en el frente puesto que no hay, al menos en una lectura rápida, motivos para que se vayan del espacio. Sin embargo, el endurecimiento del discurso de Frigerio durante los últimos días puede actuar como un freno. De nuevo, especulaciones.
En una lectura de apuro mientras se desparramaba la gente del bunker oficialista, el diputado Marcelo Casaretto confiaba que “no se podrá pintar de amarillo la provincia” porque “tenemos buenos candidatos y no hablamos de lo que lo que vamos a hacer, hacemos”. Entiende que “desde 2021 perdió -Frigerio- una ponchada de puntos. Es la gota que orada la roca, como dicen los chinos, porque se quedó sin potencia después de dos años de campaña”. Entiende, junto a gran parte de la dirigencia peronista, que tienen de dónde sacar votos. De todos modos, la comparación con las elecciones nacionales legislativas que hace el legislador no son del todo correctas desde lo metodológico.
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Mientras tanto, Bahl se prepara para “abrir los brazos a todos”, según dijo a Letra P, siendo que “de acá en adelante solo vamos a crecer y vamos a abrir los brazos a todos los espacios y partidos políticos”. El político está obligado al optimismo de la voluntad, aunque tengo sus límites en la realidad. Por este camino transita el peronismo.
Quedan en los próximos dos meses días en donde el oficialismo trabajará para hacer más conocido a Bahl en la Costa del Uruguay y en contener los heridos de las internas a intendente. En evaluar daños y aciertos y comenzar la segunda parte de la campaña que “ahora empieza de vuelta y distinta”, según analizaba en las primeras horas del lunes un integrante del equipo de campaña. En tanto, Frigerio, que ya leyó el corrimiento de las placas tectónicas de la política hacía la derecha, va a poner el acento en contener lo que logró y tratar de captar el descontento. Tiene el plus de presentarse como el hombre que puede ponerle fin a un partido que, con matices, está en el gobierno desde el 2003.