Es seguro que Alberto Fernández y sus diferentes ministros cometieron errores, incluso gruesos; de otra forma no podría explicarse el actual estado de la Argentina. Sin embargo, quienes creen en la suerte podrían decir que al Gobierno le ha sobrado de la mala y quienes no se entregan a las supersticiones, señalar que el azar le ha jugado claramente en contra. ¿Cuántas administraciones deben lidiar en tres años con una pandemia, una guerra que alteró drástica y duraderamente los mercados de alimentos y energía y, finalmente, con un cisne negro que pone patas para arriba a la banca estadounidense y amenaza con derramarse al mundo?
Sin embargo, a la profundidad de los problemas de la Argentina, que sin dudas conocía, suma ahora una serie de factores adversos –imprevisibles– que ponen en entredicho su proyección electoral. A continuación, las ocho plagas que azotan al país y los planes políticos del funcionario.
1) La inflación
El INDEC dará a conocer este martes el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de febrero, que, según proyecciones privadas, oscilaría en torno al 6%. Si se tiene en cuenta que ese fue el índice medido por el instituto estadístico de la Ciudad de Buenos Aires y que en los últimos meses el ente nacional registró un guarismo algo inferior, tal vez –tal vez– el número no llegue a 6. Igual será un palazo.
Mientras, ya se proyecta para marzo hasta un 7%. El alivio, si llegara, se podría producir recién desde abril o mayo, pero difícilmente como para alinearse el “tres y pico” que había pronosticado Massa en su momento. ¿Podría sostener su aspiración en ese contexto?
2) La pobreza
Nada bueno puede surgir de semejantes guarismos en términos de pobreza, algo especialmente grave para un gobierno peronista y en plena temporada preelectoral.
3) El conflicto social
En semejante marco, no sorprende que los reclamos sociales vayan in crescendo. Organizaciones como el Polo Obrero, Libres del Sur, el MST-Teresa Vive, la Coordinadora por el Cambio Social y el MTL Rebelde cortaron totalmente, Metrobús incluido, la Avenida 9 de Julio para llevarle su queja a la ministra de Desarrollo Social Victoria Tolosa Paz. La funcionaria amonestó a Eduardo Belliboni, cara visible de la primera de esas agrupaciones y de la Unidad Piquetera, al acusarlo de "usar a la gente pobre" y desafiarlo a "que haga una fila en la 9 de Julio" para validar la identidad de las personas a quienes se les cancelaron los planes. La calle arde y la dinámica del choque está lejos de terminar.
4) El cisne negro
Algo que no es culpa del Gobierno, sin dudas, es lo que está aconteciendo en el mercado financiero global debido a la quiebra del decimosexto banco de los Estados Unidos, el Silicon Valley Bank (SVB).
Sintéticamente, esa entidad con sede en California –muy calzada en créditos a startups–, invirtió el grueso del dinero de sus depositantes en Bonos del Tesoro norteamericano, tenencias que se depreciaron cada vez más debido a la política antiinflacionaria de suba de tasas de interés de la Reserva Federal. Esa situación generó una corrida y la imposibilidad de responder a sus clientes precipitó su colapso. Joe Biden ordenó que se aseguren todos los depósitos para evitar que la crisis de ese banco, que se suma a la del Signature Bank, cerrado el domingo por los reguladores, y este lunes a la de First Republic Bank, derive en una corrida generalizada y en un contagio internacional. Eso explica que, a pesar del anuncio del salvataje –para el público ahorrista, no para los ceos–, los índices accionarios se hayan desplomado en Wall Street y en Europa, expresión de un miedo que nada asegura que no devenga en pánico.
Fuente: Market Watch.
Los activos nacionales también sufrieron el castigo en gran medida y la caída de los títulos públicos volvió a disparar el riesgo país.
Fuente: Rava Bursátil.
Los eventuales procesos de destrucción de riqueza no dejan a ningún país a salvo cuando son masivos; la quiebra de Lehman Brothers en 2008 es un ejemplo excelente de eso. La existencia –por ahora hipotética– de depositantes –personas físicas o empresas– privados de usar su dinero genera una cadena negativa que se expande, lo mismo que la tenencia de acciones que no dejan de depreciarse.
Además y acaso más importante, en situaciones de crisis los fondos de inversión corren a los refugios seguros, básicamente los Bonos del Tesoro estadounidense. Eso derrumba las acciones –el dinero huye del riesgo–, lo que afecta en mayor medida a las empresas de países emergentes, sobre todo los más frágiles, como la Argentina.
Asimismo, el corrimiento hacia la deuda del Estado de EE.UU. obliga a quienes invierten en ellos a salir de los mercados emergentes –más riesgosos–, vendiendo monedas de esos países para hacerse de los dólares necesarios. De más está decir lo que podría pasar en la Argentina si el miedo no cediera.
5) Sin reservas en el tanque
Lo anterior se vincula estrechamente con el problema cambiario argentino, dado por la falta aguda de reservas en el Banco Central y una permanente presión sobre los diferentes tipos de cambio.
Claro, el dólar oficial está protegido por el cepo –de modo cada vez más precario, dada la proliferación de cotizaciones alternativas–, pero una posible escalada intensa de los paralelos supondría una presión extra sobre aquel. En ese sentido, para no convalidar una suba brusca de la cotización, el Banco Central debió deshacerse, en la rueda de este lunes, de 87 millones de dólares, lo que eleva la cuenta a más de 400 millones en el mes y a unos 1.600 millones en lo que va del año.
6) Sobre llovido, sequía
La seca le restaría este año a las exportaciones unos 20.000 millones de dólares –la cuenta crece semana a semana– y a la recaudación tributaria, el equivalente al 1% del producto bruto interno (PBI). Ese es otro desastre: la falta de divisas para sostener el tipo de cambio y asegurar las importaciones que sostengan la producción industrial y la actividad general se agudizará y la menor percepción de impuestos achicará las posibilidades de atender, vía gasto público, necesidades acuciantes.
La lluvia no llega y no solo sufre el campo. La ola de calor no da tregua, el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) está llena de insectos minúsculos que pican y, en la noche de este lunes, más de 130 mil hogares conectados a Edesur estaba sin luz y, en muchos casos, sin agua. La diseminación de piquetes en diversas esquinas del AMBA era la expresión de un estado de ánimo que no es el mejor.
7) La sombra del Fondo
Como anticipó desPertar, el newletter de Letra P, los efectos de la guerra sobre las importaciones de energía y ahora de la sequía llevaron al Gobierno y al Fondo Monetario Internacional (FMI) a reducir en 2.000 millones de dólares la meta de acumulación de reservas prevista en el acuerdo en vigor. Con todo, lo positivo es que el organismo dio el visto bueno a la cuarta revisión del entendimiento y destrabará un desembolso por 5.300 millones de dólares que se destinará al pago de vencimientos y evitará que la Argentina caiga en default.
El entendimiento implica la ratificación del objetivo de déficit fiscal, que debería reducir el rojo presupuestario al 1,9% del PBI para fin de año. El ajuste está y habrá que apresurar la eliminación de los subsidios a los servicios públicos que recibe la parte de la población del AMBA más acomodada.
8) Todos contra Todos
Por si Alberto Fernández y Massa no tuvieran suficiente con la inflación, la pobreza por venir, el conflicto social, la crisis bancaria estadounidense, la falta de dólares, la sequía y el pressing del Fondo, hay que contabilizar también las enardecidas las relaciones que tensionan el Frente de Todos. Dentro de sus quejas, Cristina Fernández de Kirchner destacó el viernes, justamente, el cumplimiento de un acuerdo que, según ella, debe renegociarse.
Este lunes. el ministro trató de alinearse con el discurso de la vice al referirse a uno de los puntos que tocó en su disertación en Río Negro: la necesidad de exportar más para sumar dólares y, con eso, contar con un paragolpes contra crisis y shocks inflacionarios. Sin embargo, el menor requerimiento de Kristalina Georgieva y su gente respecto de las reservas no es, precisamente, lo que CFK tiene en mente cuando cuestiona esa relación, sino, fundamentalmente, la obligación de gastar menos en medio de una crisis social, un freno de la actividad y una campaña electoral. No hay cómo disimular esa grieta interna y, de hecho, La Cámpora reaccionó al anuncio con un áspero comunicado... sin mencionar esta vez a "Sergio".
Alberto y Aníbal Fernández no están para sutilezas. El segundo, vocero virtual del Presidente, no solo salió otra vez a explicar que Cristina no está proscripta, sino que la toreó para que se presente a las PASO y hasta dijo no saber de qué trabaja Máximo Kirchner. Hace bien: si dan todo por perdido, por lo menos que se saquen las ganas…