El contexto financiero internacional fue en general negativo y las monedas emergentes acusaron el impacto, pero las magnitudes y la tendencia larga de castigo a los activos argentinos son, indudablemente, especies nativas.
¿Cuáles son los mensajes encriptados de esta todavía incipiente, pero significativa demostración de desconfianza? Además, ¿por qué importa lo que pasa en el mercado financiero?
Por un lado, conviene tomar en serio las decisiones de quienes juegan cada día su dinero, y lo que suele estigmatizarse como "especulación" no es otra cosa que actos tendientes a explotar debilidades allí donde los operadores las encuentran.
En segundo lugar, los operadores suelen anticipar los movimientos de la economía y, aunque los errores de cálculo no les resultan para nada ajenos, los ajustes bruscos de cotización tienen el potencial de generar profecías autorrealizadas.
Tercero, por encima de todo lo anterior, la respuesta positiva que el Gobierno recibía del mercado hasta hace poco era su principal carta de validación en un contexto en que la economía real espanta con una inflación que ha bajado, pero sólo en base a una depresión productiva y que aún así sigue siendo demasiado alta.
Cuarto, si se habla de dólar, deuda, riesgo país, etcétera, se alude a indicadores de gran poder disruptivo. Se trata, entonces, de que las luces amarillas no muten en rojo intenso.
Razones de una crisis de confianza
Incluso más que la evolución de los indicadores, lo relevante son las causas económicas, financieras y políticas que los explican.
Como se ha dicho, a la liquidación del complejo sojero en plena temporada alta de exportaciones es decepcionante. Esto genera preguntas sobre el futuro del tipo de cambio oficial y sobre un eventual retoque devaluatorio, lo que, de concretarse, dispararía una segunda ronda de remarcaciones de precios que podría hacer trizas la credibilidad del oficialismo.
La brecha entre los tipos de cambio paralelos y el oficial, hasta hace poco considerada cero por Milei, se ha estirado a casi el 45%. Esa es la medida de la expectativa de una devaluación futura, una por ahora moderada, pero en crecimiento.
Debido a lo anterior, la acumulación de reservas en el Banco Central está por debajo de las expectativas… y de las necesidades. De este modo, levantar los controles cambiarios –el cepo– y hacer que la actividad se destrabe resultan misiones más que difíciles.
A un contexto de reservas escasas, se suman vencimientos cercanos de intereses de deuda, el Fondo Monetario Internacional (FMI) no da indicios de tener voluntad de proporcionar financiamiento fresco, los préstamos de otros organismos multilaterales están frenados por la indefinición oficial sobre la realización de obras públicas y China amaga con cobrarse las ofensas de Milei y de Diana Mondino a través de una interrupción del swap de monedas, lo que obligaría a la autoridad monetaria a devolver 4.900 millones de dólares que no tiene.
A esto se suman los requerimientos de los importadores, algo que conforma un combo que hace presumir un segundo semestre de salida neta de reservas de arranque insuficientes. Si esto se concretara, la estabilidad del tipo de cambio se haría compleja y la alternativa a un salto brusco de la paridad sería la perpetuación e, incluso, el endurecimiento del pernicioso cepo.
Para agregar elementos que inquietan a los inversores, la limpieza del balance del Central, motivo de orgullo de Milei y de Luis Toto Caputo, ha sido llevada adelante en base a tasa real negativa, licuación feroz de ahorros y su conversión en deuda de un Tesoro ya comprometido hasta la verija. ¿Es pagable el cúmulo de deudas del país? La pregunta hiriente llega un tanto tarde y habría sido bueno que la conducción económica se la formulara antes de arrojar a la sociedad al "ajuste más grande de la historia", uno sobre cuya viabilidad social cabe dudar –la humana resulta directamente impensable–.
Para peor, la desinflación amaga con amesetarse y su continuidad en base a una eternización de la megarrecesión sería un disparo político al propio pie del Gobierno. El mercado advierte esto. Por eso, en medio de la debacle del riesgo nacional, los papeles que mejor zafaron fueron los atados al IPC, lo que indica una expectativa poco optimista en este tema.
La política mete la cola
El mercado teme que el Caputazo esté llegando a su límite de aceptación social y que el mismo, así como los recientes escándalos de insensibilidad social y de corrupción confesada en Capital Humano, empiece a reflejarse en las encuestas. ¿Qué quedaría del mileísmo sin el favor de los inversores y de los sondeos?
Más allá delos ñoquis y los sobresueldos, el Pettovello-gate se agravó este martes con la constatación de faltantes de alimentos anteriormente declarados en los depósitos de esa cartera, lo que podría sugerir un ocultamiento de pruebas sobre su vencimiento.
Asimismo, la representación legal del ministerio, en manos de la camaleónica Leila Gianni, hace agua por todos lados.
Gianni, que se hizo acompañar dentro de Tribunales por una custodia enfierrada –realmente todo en ella es sorprendente–, expone con su mala praxis a quien es por el momento su jefa, Sandra Pettovello, a cargos de desacato a la Justicia. Esto es así porque canalizar la mercadería de apuro y con un criterio territorial abstruso, a través de la fundación de Abel Albino –máximo exponente del negacionismo del preservativo – no cumple con la presentación de un plan de distribución ordenada por el juez Sebastián Casanello. Todo, claro, sobre el trasfondo de la pobreza del 55,5% y la indigencia del 17,5%.
Definitivamente, la política entrega señales de inquietud. El texto del proyecto Bases que saldría del Senado es un misterio y, con eso, el destino del paquete fiscal, basado en buena medida en la reimposición de Ganancias sobre los salarios y destinado a reforzar una recaudación que, más allá de factores coyunturales en mayo, sigue yendo para atrás.
Por la noche, una mayoría opositora en la Cámara de Diputados le propinó una derrota a La Libertad Avanza (LLA) y a su aliado el PRO al reducir la licuación de las jubilaciones que dio cuenta del 40% del ahorro fiscal de Milei-Caputo. El Presidente podría vetar esa iniciativa tras su paso por el Senado, pero no evitar el costo político alto de hacerlo.
Si lo anterior apunta al corazón de un ajuste inequitativo y acaso insostenible, también lo hacen las iniciativas para actualizar el presupuesto de las universidades nacionales –fuera de la UBA, claro, ya arreglada– y el reflote del Fondo Nacional de Incentivo Docente (Fonid), congeladas ayer la sorprendente ala opoficialista de la Unión Cívica de Derecha Radical, pero que volverían dentro de poco, confirmando la fragilidad legislativa del Gobierno.
Ah… esos mismos radicales también hicieron zafar a Pettovello de dar explicaciones en el Congreso. ¿Cuál será, a esta altura de la historia, el rol que le queda a ese partido?
Reseteo, se busca
El anuncio de una reforma de gabinete quedó, por ahora, en la defenestración sin honra de Nicolás Posse, su reemplazo por Guillermo Francos y en un cambio de facciones al frente de la AFI. ¿Habrá más?
El jefe de Estado visitó de sorpresa a los periodistas acreditados en la Casa Rosada, quienes le preguntaron si ratificaba a su amiga Pettovello y a Toto Caputo. Ambos, puso la vara bajo el nivel del mar, son "los mejores ministros de la historia".
¿Creerá el mandatario que le suma salir a ratificar todos los días a los dos funcionarios que están en la mira del mercado y de buena parte de la prensa y de la población, la primera por su manifiesta incapacidad de gestión y el segundo por los resultados de su plan?
Mientras, se sigue esperando por el largamente anunciado nombramiento de Federico Sturzenegger. "Hay que definir bien los entornos, es como estamos definiendo la próxima reforma del Estado", saraseó Milei.
¿Por qué se demora su arribo al gabinete? ¿Por qué no se terminan de "definir bien los entornos" de las competencias de una cartera que, se supone, se encargaría de desregular y privatizar? ¿Por qué esta será una mera secretaría de Estado y no el ministerio prometido? ¿Será porque hay funcionarios que no quieren entregar atribuciones o porque se está buscando el modo en que Sturzenegger no choque con Caputo, como ocurrió en tiempos de Mauricio Macri? ¿Sería posible evitar esa colisión anunciada cuando el primero, un cruzado de la desregulación, podría no comprender las herejías de un ministro de Economía que suele sorprender cuando está bajo presión? ¿Dará todas esas respuestas que faltan la prometida introducción de la inteligencia artificial a la gestión?
La Argentina paleolibertaria es una monedita liviana en un ventarrón.