A través de la comunicación A 7918, el Banco Central lanzó este miércoles Bonos para la Reconstrucción de una Argentina Libre (Bopreal), que se suscriben en pesos y se pagan en dólares al vencimiento. Se trata de un modo de dar solución a la deuda que la autoridad monetaria mantenía con importadores de bienes y servicios, uno de sus numerosos y abultados pasivos.
Los montos involucrados asustan: al menos 30.000 millones de dólares corresponden a importaciones no abastecidas con los dólares necesarios, mientras que otros 10.000 millones corresponden a utilidades de empresas extranjeras que no pudieron girarlas a sus casas matrices.
Es cierto que al Estado le aparece una deuda en dólares que hasta este momento no existía, pero también lo es que había una, previa, del Banco Central con los importadores.
Ante la falta de divisas y para evitar que las compañías debieran acudir a un mercado libre y más caro –lo que habría influido sobre la inflación–, el banco emisor las alentó a que mantuvieran sus compras externas –necesarias para mantener la actividad y el empleo– bajo el compromiso de que los billetes verdes iban a ser provistos más adelante. El momento nunca llegó.
Así la resolución de marras implica un pago en pesos de los importadores, a cambio del cual reciben un título que pueden vender en dólares en el mercado, lo que les permitiría honrar sus compromisos con sus proveedores.
Un problema es que muchas de las empresas resarcidas tienen deudas con sus casas matrices y otro que muchas importaciones fueron infladas por la conveniencia de realizarlas a un tipo de cambio de regalo. Delicias de la mala praxis y del cepo, nido cálido para toda clase de negocios y negociados.
Asimismo, se produce una consecuencia indeseada. La empresa que deba vender esos papeles y no pueda esperar a su vencimiento, lo hará a una cotización menor que la nominal, esto es obteniendo una suma menor que la necesaria.
Al final, el negocio es malo para todos y el Estado asume compromisos fuertes –más todavía–, aunque no cabe hablar de una estatización de deudas privadas.