En el breve lapso de una semana de agenda en Argentina, Daniel Scioli consiguió sacarse en los últimos días tres fotos de fuerte peso político. La primera lo mostró juntó a la intendenta camporista Mayra Mendoza, un encuentro que en su círculo cercano leyeron como una señal inequívoca de aval de la vicepresidenta Cristina Fernández a su precandidatura. En las otras se lo vio junto a los gobernadores peronistas Gustavo Bordet (Entre Ríos) y Omar Perotti (Santa Fe), a quienes el embajador argentino en Brasil quiere sumar a su proyecto electoral.
Entre los escombros del Frente del Todo (FdT), Scioli camina con paso acelerado y sumando apoyos hacia una campaña presidencial en la que se imagina compitiendo en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) frente a Sergio Massa y llegando al final del camino a un ballotage contra Patricia Bullrich y su jefe político Mauricio Macri, una revancha de aquella derrota de 2015 que lo dejó en el umbral de la puerta de entrada a la Casa Rosada.
En el medio, se prepara para recoger con brazos abiertos a todas las palomas que queden en el camino. El sueño del embajador es levantar y abrazar antes de esa segunda vuelta al peronismo no kirchnerista, a los radicales y hasta a los derrotados en la interna del PRO. “De los moderados, yo soy el original”, avisó esta semana.
Con el espejo de Lula, en el que se mira cada vez más desde su desembarco en Brasil, Scioli se abraza al aliancismo, a la prédica de los acuerdos transversales para construir “un modelo de desarrollo con inclusión” frente a la propuesta “de ajuste” de Juntos por el Cambio (JxC).
A esta altura, Scioli y su entorno político más cercano tienen pocas certezas sobre cómo decantará el escenario electoral en el FdT. La primera es que Cristina no será candidata a nada y que el oficialismo irá a unas PASO presidencial de dos y habilitará competencia en los distritos, pero cerrará filas en Buenos Aires detrás de Axel Kicillof y acordará listas únicas de diputados y senadores nacionales.
La segunda certeza es que Alberto Fernández terminará resolviendo en las próximas semanas el fin de su breve sueño reeleccionista y anunciará que no será candidato. Ese será el movimiento que ponga en marcha todo. Scioli siempre lo dijo: si el Presidente se presenta, él no lo hará.
La principal incógnita en su entorno es quién será su rival en las PASO. Si fuera por él, dicen a su lado, elegiría al ministro de Economía, su viejo enemigo político. La última cifra de inflación conocida el viernes, de 7,7 por ciento para el mes de marzo, pone al líder del Frente Renovador en una situación cada vez más complicada para su sueño presidencial. “Está desdibujado, pierde fuerza. Pero lo mejor sería enfrentarlo y ganarle en agosto”, dicen en el sciolismo. “Iba a ser el candidato único por aclamación el año pasado. Ahora hay que ver si llega a jugar”, chicanean en las oficinas del team naranja.
No descartan, claro, que el ministro del Interior, Eduardo De Pedro, pueda ser candidato a presidente. Con todo, en el búnker del sciolismo imaginan que Wado podría terminar jugando una candidatura a senador nacional por la provincia de Buenos Aires, el lugar en la boleta que encabezó Cristina en 2017.
“Cristina va a ser neutral”, vaticinan con optimismo en los equipos políticos que trabajan en la candidatura de Scioli. Y la señal más explícita de eso, aseguran, fue la foto de esta semana con la intendenta de Quilmes. El círculo que rodea al exgobernador imagina que la vicepresidenta tendrá la palabra final en el armado que llegará a las elecciones y por eso habilitará que Scioli, se enfrente a quien se enfrente en la PASO, lleve pegada la boleta bonaerense de Kicillof. “Vamos a competir en igualdad de condiciones”, aseguran.
Mientras divide su tiempo entre Brasil y Argentina, Scioli siguió con atención esta semana el desarrollo de la tormenta interna en el PRO a partir de la decisión de Horacio Rodríguez Larreta de convocar a elecciones concurrentes en la Ciudad de Buenos Aires. Cerca suyo no niegan que mira de cerca la pulseada entre el alcalde y Patricia Bullrich y que, en la previa, se vería beneficiado por un triunfo de los “halcones” en esa interna.
Ocho años después de aquella derrota contra Macri de noviembre de 2015, Scioli se entusiasma con llegar a enfrentar a la exministra en el ballotage. “Nos convendría enfrentarla a ella. Para esa instancia, Daniel puede sumar a los radicales o a los derrotados del PRO. Él es el campeón de los acuerdos y el diálogo”, dicen en su búnker porteño.
Por las dudas, esta semana Scioli volvió a dar señales a todo el sistema político más allá de las fronteras del peronismo. “Yo sigo los tres lineamientos que postuló Lula. Aprendí mucho de él. Lula dijo que (para postularse) hay que estar bien de salud y que no se puede ser candidato sólo por ser candidato, sino que hay que estar seguro de que se puede ganar y para eso tengo que hablar con otros sectores”, afirmó. “La tercera condición es poder hacer un buen gobierno”, aclaró.
