Le preguntaron al periodista Ernesto Cherquis Bialo por Diego Maradona: “¿Cuál de todos?”, respondió. Comenzó a enumerar las facetas que el mejor futbolista de la historia desarrolló en su vida, Villa Fiorito y Dubai, futbolista y celebridad, Diego hijo y Diego padre, barro y siete estrellas. “Es el producto de todo eso”, contestó. ¿Y si le preguntaran por la UCR?
Lejos de comparar al radicalismo con Diego, vale preguntarse cuál de todos los radicalismos que se llevan titulares en los medios de comunicación a diario son el verdadero radicalismo. ¿El que condujo a la UCR bonaerense a una alianza con Patricia Bullrich que lo dejó tercero en 2023 o el que prefirió ir con Horacio Rodríguez Larreta y quedó afuera en primera ronda? ¿El que, unido, sacó más de un millón de votos hace tres años o el que va a una interna en tres semanas para ver quién conduce?
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¿Cuál es la UCR?
Las preguntas siguen, pensando en si hay una UCR en Buenos Aires que crea en que Pablo Domenichini, un hombre del presidente del partido, Martín Lousteau, es capaz de imprimirle renovación al radicalismo o si el exintendente de Trenque Lauquen, Miguel Fernández, es el ideal para mantener el control de Maximiliano Abad a partir de las internas del 6 de octubre.
Hay una UCR acérrima opositora al gobernador Axel Kicillof y otra amigable, sedienta de obras para los 27 municipios que gobierna. Hay una UCR cuyo límite es La Libertad Avanza y otra que se sienta con Javier Milei a cambiar su voto. Hay legisladores radicales que marcharon por la universidad pública y votaron la ley de financiamiento y hay otros que se ausentaron de la sesión para no votar. Hay un radicalismo que pide la expulsión de sus compañeros de bloque y otro que busca contenerlos.
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Hay una UCR popular y federal y otra conservadora y corta de sensibilidad. Hay un radicalismo que voltea el DNU de fondos reservados para la SIDE y otro con peluca que arma un grupo de WhatsApp aparte. Hay una UCR del interior argentino y una porteñocentrista, una del interior bonaerense y una del conurbano. Hay una UCR de los gobernadores y otra con peso propio en el Congreso. Hay una UCR alfonsinista y hay un Alfonsín que se fue de la UCR.
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Javier Milei, con radicales conversos: Martín Arjol, Mariano Campero, Pablo Cervi, José Tournier, Luis Picat.
El radicalismo en Buenos Aires
En Buenos Aires, los dos modelos de UCR se verán las caras en una elección interna que definirá el rumbo a seguir los próximos años con, al menos, un turno electoral legislativo por delante. Domenichini y Fernández marcan diferencias entre sí, aunque tienen respuestas similares para casi todas las preguntas.
Mucho de lo que pase en octubre tendrá injerencia en la Legislatura bonaerense, donde también hay dos UCR, una controlada por Abad y otra por Facundo Manes y Lousteau.
Los candidatos a comandar el partido en la provincia prometen trabajar para la unificación de las bancadas, separadas desde diciembre y con una reconfiguración producto de esta interna. Juntas, llegarían al número mágico de 15 radicales y serían la primera minoría opositora al peronismo.
El intendentismo también tiene fracturas entre los abadistas (la mayoría) que firmaron su apoyo a Fernández, un puñado que sigue al doctor (dos), una jefa comunal que responde a Lousteau y algunos que juegan sueltos.
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Miguel Fernández y Maximiliano Abad.
Liderazgo se busca
Algunas voces dicen que las elecciones son ordenadoras, que el que gana conduce y el que pierde acompaña. A la UCR bonaerense le hace falta más que una elección para ordenarse y conducir, más que acompañar. Esto último es lo que viene haciendo en las últimas elecciones, donde siempre fue segunda del PRO. Hay que remontarse a 2011 para encontrar al último candidato a presidente: Ricardo Alfonsín. Y a 2007 para recordar al último postulante boina blanca a la gobernación, también Alfonsín -que hace diez días se desafilió del partido-.
La UCR no tiene un liderazgo indiscutido hace rato, tiene dirigentes jóvenes y emergentes, de diferentes vertientes ideológicas y con postulados diversos, pero sigue sin construir una figura que encolumne a la gran mayoría de los correligionarios. Los hay bonaerenses, como Abad y Manes, como fueron Raúl Alfonsín y Ricardo Balbín; los hay del interior, como son Alfredo Cornejo y Gustavo Valdés, gobernador de la tierra de Arturo Frondizi; y los hay de la capital argentina, en el caso de Lousteau, nacido en el suelo de Hipólito Yrigoyen y Leandro Alem. ¿Cuál de ellos es la UCR? Todos ellos -y muchos más- son la UCR.