RUMBO AL 7 DE SEPTIEMBRE

El dilema de Jorge Macri para reinventar su gestión, en medio de las negociaciones bonaerenses con LLA

Apurado por el potencial acuerdo del PRO con La Libertad Avanza, el alcalde tiene que resolver su estrategia para gobernar la Ciudad los próximos dos años.

Con la derrota electoral de mayo a cuenta propia de Jorge Macri, la decisión orgánica del PRO de este viernes de habilitar una alianza electoral bonaerense, que terminaría sellándose con La Libertad Avanza, el macrismo porteño entró en tiempo de descuento para decidir si trabaja para replicar esa alianza con libertarios o si se inclina por reeditar Juntos por el Cambio.

Los cambios en el Gabinete porteño anunciados esta semana son apenas la punta del iceberg de un debate mucho más trascendental que venía asomando en el macrismo porteño, pero que de cara a la inscripción de frentes en Buenos Aires, en las últimas horas devino urgente. ¿Cómo se va a parar el capítulo porteño del PRO frente al potencial acuerdo orgánico, con condiciones adversas hacia los amarillos, con La Libertad Avanza?

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Sin una hoja de ruta clara hacia adelante, está la certeza de que el dilema nació abollado por el resultado electoral cosechado por el oficialismo porteño, a partir de una estrategia electoral de desdoblamiento que enfrentó al jefe de Gobierno con el líder partidario, Mauricio Macri. El presidente del PRO no compartía la opción de desacoplar la elección porteña de las nacionales, que su primo Jorge terminó imponiendo.

El alcalde porteño no tiene demasiadas opciones para sumar músculo legislativo que irradie gobernabilidad. Al contrario, el menú es escaso y se reduce a dos posibilidades: replicar un acuerdo con los libertarios en la Ciudad o tratar de revivir el frente político y electoral que aglutinó al espectro de centro derecha y le permitió crecer hasta ganar las elecciones nacionales en 2015.

Juntos por el Cambio reloaded

Si se inclina por la segunda opción, que hoy parece la más factible, Jorge Macri deberá desandar el camino que este año llevó a que todos los espacios exintegrantes de Juntos por el Cambio compitieran en las elecciones locales separados, a contramano de lo que ocurrió en los últimos años cuando, vía elecciones primarias o confección de listas, todos competían dentro de un mismo frente.

La apuesta por esta alternativa es riesgosa considerando que el macrismo se desgajó con la salida de Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, y que ninguno de los aliados del PRO, el radicalismo incluido, consiguió meter legisladores hace un mes y medio. La excepción fue Larreta, devenido archienemigo de Macri, que por si fuera poco, anunció la conformación de un interbloque con Confianza Pública de Graciela Ocaña, una de las fuerzas posibles que el alcalde buscaba tentar con un acuerdo.

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En las últimas semanas, trascendió el acercamiento del PRO porteño con el sector de la UCR que conduce Daniel Angelici, para explorar acuerdos políticos y parlamentarios que fortalezcan la gobernabilidad de los próximos años. Quizás a causa de ese renovado diálogo, el oficialismo resolvió no tratar durante la sesión de la Legislatura del jueves el proyecto enviado y publicitado por el Ejecutivo local que apunta a combatir la ludopatía infantil, duplicando la carga de Ingresos Brutos a los sitios de apuestas online, un sector en el que Angelici suele moverse.

La tropa legislativa de la Coalición Cívica, otro de los sectores necesarios para relanzar Juntos por el Cambio, recordaron ese apartado durante el tratamiento para la modificación del Código Fiscal en el recinto porteño: se preguntaba si había sido un olvido por parte del PRO o una omisión deliberada. Es un delicado juego de equilibrios el del macrismo.

La vía violeta

Fuera de esa estrategia, a Jorge Macri le queda la alternativa de abrir negociaciones con La Libertad Avanza, una opción poco probable dado el nivel de confrontación al que se llegó en los últimos meses. El sector porteño de los libertarios que conduce Karina Milei y encabeza Pilar Ramírez, viene de ganar las elecciones locales duplicando el caudal de votos del oficialismo. Con Manuel Adorni como cabeza de lista, LLA noqueó al macrismo y no encuentra razones para juntarse con el PRO, ni siquiera en las condiciones en las que acordaría en la provincia de Buenos Aires.

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De inclinarse por esta opción, el alcalde debería licuar buena parte del discurso político que agitó en los últimos meses que, si bien se superpone con el ideario libertario en el campo económico, contiene retazos de respeto a la institucionalidad y respeto a las diferencias que no comulgan con los relatos salvajes de Las Fuerzas del Cielo. En ese términos, hoy no existe una mayoría de la dirigencia amarilla que promueva ese acercamiento, lo que deja a la Ciudad de Buenos Aires como la Galia de macrismo.

Graciela Ocaña con Horacio Rodríguez Larreta, en otras épocas. 
Jorge Macri pierde a uno de sus principales funcionarios y hombre de confianza que será reemplazado por Ezequiel Sabor, un funcionario cercano a Mauricio Macri.

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