Rodrigo Paz Pereira fue la sorpresa de las elecciones en Bolivia y peleará en segundo turno con Jorge "Tuto" Quiroga.
Las elecciones en Bolivia, celebradas este domingo, marcaron el final de la hegemonía izquierdista inaugurada por Evo Morales y continuada por su enemigo íntimo Luis Arce; un ocaso que se explica por una combinación de desgaste natural tras dos décadas en el poder, estancamiento económico, inflación en alza y brutal interna en el oficialismo.
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La primera vuelta de los comicios presidenciales y legislativos clasificó para el ballotage del 19 de octubre a dos candidatos de derecha: Rodrigo Paz Pereira, sorpresa total y postulante del Partido Demócrata Cristiano, y el exmandatario conservador Jorge "Tuto" Quiroga, de 65 años, a quienes un conteo rápido les otorgaba, respectivamente, 32% y 27% de los votos.
Con su impacto, el democristiano de 57 años relegó a quien era uno de los favoritos, el empresario Samuel Doria Medina, quien al cierre de esta edición aparecía relegado por debajo del 20%. Su esperado apoyo a Paz Pereira podría convertir al democristiano en favorito.
En Bolivia es necesario obtener la mitad más uno de los votos válidos y positivos para evitar un segundo turno, o 40% con diez puntos de ventaja sobre el segundo. Ninguno de esos requisitos se comprobó esta vez.
El próximo jefe de Estado gobernará por los próximos cinco años con un Legislativo fragmentado, producto del comicio de este domingo.
El ministro del Interior, Eduardo del Castillo, delfín del presidente saliente, el izquierdista Luis Arce, quedó severamente rezagado: sexto con apenas 3,2%.
Evo Morales, prófugo por rehuir una orden de detención por presunto abuso de una menor y protegido por militantes en su bastión del Chapare –zona cocalera del departamento de Cochabamba–, no presentó candidato, sino que llamó a anular el voto.
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Impedido de competir y con pedido judicial de captura, Evo Morales atraviesa el momento político más complejo en 20 años.
En lo que expresa la fuerte división de la izquierda boliviana, el presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, quedó cuarto con 8,2%, siempre de acuerdo con el conteo rápido no oficial.
Andrónico Rodríguez fue considerado en su momento un posible delfín de Morales, pero terminó presentándose aparte del Movimiento al Socialismo (MAS) y su feroz interna.
Morales y Arce vienen pujando por el liderazgo del oficialismo, ahora saliente. El líder cocalero pretendió inscribir su candidatura para estas elecciones, pero fue vedado de hacerlo por la Justicia en virtud de una polémica interpretación de la Constitución; tan controvertida como fue su habilitación para competir en 2019 por parte del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP).
Dos años antes, ese organismo había determinado que la limitación constitucional a ocupar el cargo sólo durante dos mandatos era violatoria de los derechos humanos del aspirante a candidato y de los electores que pudieran querer elegirlo. Entre idas y vueltas y acosado por el Poder Judicial por una presunta relación con una menor de edad en sus tiempos de presidente, Morales enfrenta el ocaso político.
Cabe recordar que buscó por vía judicial, en el mencionado 2019, lo que un referéndum le había negado en 2016.
Evo Morales vs. Luis Arce, una interna feroz en
La interna con Arce ha sido feroz, al punto de que su antecesor lo acusó de haber estado detrás del atentado que había sufrido el 27 de octubre de 2024, cuando la camioneta en la que circulaba por Cochabamba fue tiroteada por desconocidos.
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El liderazgo de Luis Arce en la izquierda boliviana se apagó en medio de la pelea con Evo Morales y de los problemas económicos.
Arce lo refutó y trató de instalar la teoría de un autoatentado.
Además de esas divisiones, la izquierda pagó el precio de una economía que se fue estancando conforme declinó la capacidad de producción de gas del país.
De la mano de ese proceso, la inflación se empinó hasta el 17% entre enero y julio, más que duplicando la meta de 7,5% que se había establecido para todo 2025.