Victoria Villarruel tiene decidido responderle a Javier Milei por haberla acusado de alejarse del Gobierno por estar "cerca de la casta", pero no definió cuándo ni cómo. "Algo vamos a decir, pero no avisaremos", es el plan de la vicepresidenta y su muy reducido grupo de asesores, que este jueves evaluaron con ella los ataques del Presidente.
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En silencio, la vice salió a jugar su interna en el Senado este jueves, por ahora con resultado favorable. Francisco Paoltroni, fugado del bloque LLA por pelearse con Santiago Caputo, fue el primero en respaldar a Villarruel. "Las críticas son injustificadas e innecesarias", dijo el formoseño.
Paoltroni fue expulsado del oficialismo por rechazar el pliego de Ariel Lijo para la Corte, una posición que comparte con Villarruel, quien trató de resistir su salida sin éxito. Nunca perdieron el contacto y trabajan en algún diseño electoral que pueda contenerlos en las próximas elecciones, juntos a cualquier libertario herido que quiera sumarse.
El senador anunció que arma una confederación de partidos, que agrupe a los sellos que posibilitaron la creación de LLA el año pasado y fueron descartados por la secretaria general de la Presidencia. Es la situación del Partido Demócrata, de donde Villarruel amagó a irse en abril, pero luego se quedó como afiliada. Su pertenencia a ese espacio justificó su ausencia al lanzamiento de LLA como partido en Parque Lezama. Pese a sus cruces con el Gobierno, la vicepresidenta sigue con una alta aceptación popular y en algunos sondeos aparece por encima de Milei. En el Senado creen que ese es uno de los motivos de irritación en la Rosada.
El Senado de Victoria Villarruel
La otra figura del Senado que se involucró en la disputa del binomio presidencial fue el jefe del bloque LLA, Ezequiel Atauche, quien no salió bien parado: intentó despegarse del conflicto y no fue claro. "Cada vez que ha tenido que llamar a sesiones, lo ha hecho, y cada vez que ha tenido que tomar decisiones en pos del gobierno, lo ha hecho. Esto no significa que tenga injerencia en las gestiones del Ejecutivo, pero dentro de lo que es el Senado trabaja para los objetivos del Gobierno", remarcó el jujeño, en lo que buscó ser una salida elegante y terminó siendo un problema.
Es que los portales no tardaron en interpretar que podía ser un reproche a los ataques de Javier Milei y Atauche tuvo que salir a aclarar. "Mentira: fui muy claro diciendo que el Presidente tiene sus motivos para no estar conforme con la vice", explicó sus dichos en un tuit.
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El senador mantiene un diálogo institucional con la vice, pero coordina la agenda en la Casa Rosada, donde recibe órdenes precisas de Caputo y Karina Milei. El bloque de LLA en la cámara alta quedó con seis miembros y está dividido. Atauche y el presidente provisional Bartolomé Abdala juegan solos. El puntano tiene relación con Villarruel, pero luego de su sincericidio sobre los módulos que cobran los senadores empezó a buscar cobijo en el Ejecutivo. En el ambiente de la vice se lo facturan.
Los otros cuatro miembros de LLA se mueven en equipo: el riojano Juan Carlos Pagotto, la puntana Ivana Arrascaeta, el sanjuanino Bruno Olivera Lucero y la jujeña Vilma Bedia. Suelen reunirse seguido y hace dos semanas hicieron públicas sus diferencias: en un evento organizado por Arrascaeta, Atauche y Abdala no fueron invitados.
La actividad del Senado se retomará el miércoles, con la visita del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, el miércoles a las 10 horas.
La soledad de Villarruel
Villarruel enfrió su relación con Milei durante el final de la campaña electoral, cuando por diferencias con Karina Milei no participó de los últimos actos. Recién apareció en el cierre en Córdoba, pero antes no quiso subir a los escenarios del Gran Buenos Aires y Rosario.
Su desembarco en el Senado no estuvo exento de chispazos: logró bajar a su ahora socio Paoltroni de la presidencia previsional, para ubicar en ese lugar a Abdala. Lo pidió en la primera reunión de Gabinete en la que participó. Según el descargo que hizo Milei este miércoles, la vice ya no quiere asistir a esos encuentros.
La última foto con Milei de Villarruel fue en septiembre, cuando lo visitó junto a los jefes de todos los bloques de la oposición dialoguista y, aún así, no evitó que al día siguiente se derogara el DNU que aumentaba en 100 mil millones de pesos los fondos reservados de la SIDE.
Después del cruce de julio por los cánticos futboleros, Villarruel profundizó una agenda propia que la Casa Rosada resistía. A los viajes por el país le sumó una gira por Europa para participar de un evento de la ONU sobre víctimas del terrorismo y una reunión con el papa Francisco, que obligó al secretario de Culto, Nahuel Sotelo, a pedir una audiencia con el sumo pontífice. La inauguración de un busto en homenaje a Isabel Perón fue otra de sus últimas acciones individuales que irritaron a Milei.
En la cámara alta, Villarruel se mueve con un grupo cercano, que mezcla viejas amistades con dirigentes del PRO, como el secretario legislativo, Agustín Giustinian. Su estampa es su secretaria privada, María Jones, y el resto de los funcionarios que la acompañan, la mayoría con origen en el Partido Demócrata, donde también reportaba su exasesor, el diputado Guillermo Montenegro.
También tiene peso en la cámara alta la militancia juvenil, conocida como villarruelines, que hacen base en la Dirección de Atención Ciudadana, liderados por Juan Carlos Donato, quien el miércoles reaccionó a las acusaciones de Milei con un tuit, en el que recordó que Sergio Massa estuvo a tres puntos de ganar en primera vuelta. "Que ganas de hinchar las pelotas y subestimar el voto popular", se quejó.
La coordinadora nacional de los villarruelines es Abril Fernández Soto, una joven con pasado militante en Republicanos Unidos, la agrupación que tuvo como referente a Ricardo López Murphy, dedicada a reclutar jóvenes de derecha. Son quienes, tarde o temprano, deberían levantar el perfil por Villarruel. Para Milei, es parte de la casta.