El bipartidismo goza de buena salud en el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), un órgano integrado por las autoridades de 70 universidades de todo el país que se mueve en equilibrio entre dos bloques, uno peronista y otro radical o reformista. Este miércoles volverá a las calles para reclamar contra el gobierno de Javier Milei, el outsider que pateó el tablero político y ahondó la crisis de los dos históricos partidos.
En 2024, el CIN tiene como presidente al radical Víctor Moriñigo(Universidad Nacional de San Luis) y como vicepresidente al peronista Oscar Alpa (Universidad Nacional de La Pampa), una dupla que viene enfrentando las políticas de ajuste sobre un sector que articuló una de las movilizaciones más masivas contra la gestión de La Libertad Avanza (LLA). Fue el 23 de abril y reunió a miles de personas en defensa de la universidad pública. En el sector afirman que fueron más de un millón en todo el país.
Este miércoles las universidades volverán a manifestarse. Esta vez no será a la Plaza de Mayo sino al Congreso, junto a todos los sindicatos de docentes y no docentes y la comunidad estudiantil, para reclamar por la ley de financiamiento universitario, que Milei anunció que vetará, y por una recomposición salarial que, a diferencia de las partidas para gastos de funcionamiento aumentadas tras la marcha de abril, nunca fue acordada en las paritarias en la medida que reclaman los gremios.
El bipartidismo en las universidades
Organizado en dos bloques, el CIN hace prevalecer acuerdos y mantiene la alternancia a la hora de conducir. Los mandatos en la presidencia y la vicepresidencia duran un año, al igual que en el comité ejecutivo, el grupo de 12 autoridades que acompañan la gestión cotidiana.
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La fórmula del bipartidismo en el CIN es simple. Un año, preside una autoridad reformista y al siguiente, una peronista. Siempre, secundada por alguien del otro bloque. Lo mismo sucede en el comité ejecutivo, donde se reparten seis sillas para el peronismo y otras para el radicalismo. Esa mesa gestiona el día a día del órgano que influye, por ejemplo, en la decisión del presupuesto universitario. Todos los años, en el mes de septiembre, el CIN presenta un presupuesto ante el área de Políticas Universitarias -reducida a subsecretaría en la gestión libertaria- sugiriendo los montos para el sistema en el período siguiente.
Este año, los asientos del comité ejecutivo asignados al peronismo están ocupados por Flavia Terigi (Universidad Nacional de General Sarmiento), Darío Kusinsky (José C. Paz), Alicia Bohren (Misiones), Anselmo Torres (Río Negro), Rubén Soro (Universidad Tecnológica Nacional) y Andrés Sabella (Entre Ríos).
Por el bloque radical se sientan Martín López Armengol (Universidad Nacional de La Plata), Marisa Rovera (Río Cuarto), Pablo Domenichini (Universidad Nacional Guillermo Brown), Alfredo Lazzeretti (Mar del Plata), Esther Sánchez (Cuyo) y Omar Larrosa (Universidad Nacional del Nordeste).
Nombres con eco político
Entre las autoridades de las universidades nacionales que conviven en el CIN hay dirigentes con aspiraciones políticas y también figuras con pasado en el funcionariado nacional. En la rosca de la educación superior, no ocultan sus identidades, pero saben combinarlas con el ejercicio de conducción de un sistema público diverso y amplio por el que pasan más de dos millones de estudiantes.
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Oscar Alpa, rector de la Universidad Nacional de La Pampa y vicepresidente el CIN.
La conducción del bloque radical recae sobe Moriñigo, quien en la universidad de San Luis también tejió una alianza y tiene como vice a un peronista, Héctor Flores, y ya va por su segundo mandato. De buen vínculo con Emiliano Yacobitti, vicerrector y armador de la Universidad de Buenos Aires ( UBA), el puntano es uno de los que tomó la voz pública para polemizar con el secretario de Educación, Carlos Torrendell, y el subsecretario de Políticas Universitarias, Alejandro Álvarez.
Por el cargo que ocupa Álvarez pasaron varios integrantes del CIN, entre ellos Domenichini y Alpa. El primero, con ambiciones de ser intendente de Esteban Echeverría, fue secretario de Políticas Universitarias durante el último tramo del gobierno de Cambiemos. Alpa ocupó ese rol en la gestión del Frente de Todos cuando Jaime Perczyk (rector de la Universidad Nacional de Hurlingham) dejó el sillón para convertirse en ministro de Educación.
El espejo de la UBA
La UBA no participa activamente del CIN, pero Yacobitti suele asistir a algunos plenarios de autoridades. En representación de la UBA, participa asiduamente Catalina Nosiglia. Con apellido ilustre para la rosca política, la hermana del Coti es secretaria Académica de la institución bicentenaria hace más de una década y forma parte del equipo del líder de Evolución UCR.
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El juego libre de la UBA respecto del CIN quedo evidenciado tras la marcha del 23 de abril, cuando el Gobierno le otorgó un aumento presupuestario, producto de la negociación entre Yacobitti y Santiago Caputo, que el resto del sector debió esperar unas semanas. Sin embargo, la UBA comparte con el CIN el modelo bipartidista a la hora de conducir. Aunque el rector, Ricardo Gelpi, es radical como el exdiputado y vicerrector, el acuerdo de gobernabilidad de la UBA se apoya en la alianza con el referente de Medicina y titular de la Asociación de Médicos Municipales, Carlos Rojo, que integra el Partido Justicialista porteño.
Esa transversalidad en las diferencias que reina en la UBA y en el CIN es la que anima a algunos sectores a pensar que el modelo bipartidista universitario puede ser el germen de un proyecto electoral y, a futuro, en la base de sustentación de un frente anti-Milei.
