La Unión Cívica Radical (UCR) de Río Negro encara el año electoral al ritmo del “gran acuerdo” forjado en 2023 con el gobernador Alberto Weretilneck y la necesidad de recuperar representación en la Cámara de Diputados. A la vez, obtener un lugar en el Senado parece un sueño y mantener presencia en los municipios que van a las urnas el próximo 27 de abril, una necesidad.
Aliada al gobierno rionegrino, a través de algunas figuras en la función pública, la dirigencia boinablanca se apresta a conformar la mejor oferta electoral con la posibilidad de asociarse a Juntos Somos Río Negro (JSRN) en la instancia nacional de octubre, una parada brava ante la competencia dispersa de listas. También aguardan la convocatoria de autoridades del comité provincial, que cumplen mandato en junio.
La UCR como factor clave
La salida del presidente del comité central, Pedro Sánchez, del Departamento Provincial de Aguas (DPA), un cargo que debe ser refrendado en la Legislatura y tiene seria incidencia en los desarrollos energéticos, parecía un retroceso que fue saldado con la incorporación del exlegislador Gerardo Blanes como rector normalizador del Instituto Universitario Patagónico de las Artes (IUPA), una institución pública de notable influencia en el Alto Valle.
Sánchez, que mantuvo prudente silencio, aguarda el momento para desembarcar en el área de Municipios, un espacio clave para la relación del gobierno de Río Negro con las intendencias. En ese escenario permanece, al mismo tiempo, la convocatoria a elecciones de autoridades. La misma marcará una senda luego de la convención nacional que definirá la política de alianzas del radicalismo.
Una alianza estratégica
Si finalmente hay libertad de acción para las provincias, la conducción pretende una alianza con Juntos Somos Río Negro (JSRN), aunque no dan por cerrada ninguna puerta en la instancia nacional.
“Creo en el gran acuerdo, pero sosteniendo la autonomía del radicalismo, que es un partido nacional. La historia nos reivindica”, le planteó a Letra P la legisladora Lorena Matzen, que supo llegar a la Cámara de Diputados en 2017 por un inédito acuerdo entre la Casa Rosada y Weretilneck, que resignó competir.
Actualmente, advirtió Matzen, el radicalismo está en condiciones de construir una nueva alianza porque “el límite es Milei” y existe un antecedente fructífero en la elección de abril de 2023, cuando la UCR y el Partido Justicialista acompañaron al entonces senador.
Similar análisis efectuó el otro integrante del bloque, Ariel Bernatene. El legislador de General Roca auspicia la unidad dentro y fuera de los comités, aunque reclama “no amontonar” personas para lograr armonía.
En junio vencen los mandatos partidarios y se palpita una interna más en medio de varias elecciones.
Un clásico: la interna radical
Mientras suma adeptos la teoría de reeditar el gran acuerdo con JSRN, emergen voces disonantes. Un sector referenciado en Viedma quiere diferenciarse y envía señales a La Libertad Avanza (LLA) por medio de la exconcejala Genoveva Molinari, hoy titular del comité capitalino.
El sector que referencia se sumó a Cambia Río Negro, la alianza conformada por el PRO y la CC-ARI que llevó en 2023 a Aníbal Tortoriello de candidato a la gobernación. Desde ese eje, empezó a manifestarse contra la conducción del partido que participó históricamente con la Lista 3. “Debemos ordenar nuestra casa y definir hacia dónde queremos ir”, advertía sobre el final del año pasado, anticipando una contienda interna.
Los rumores de café, mundo predilecto para la rosca del radicalismo viedmense, arrastran a ese espacio a Darío Berardi, un notable del radicalismo que supo llevar las riendas partidarias cuando se conformó Cambiemos en 2015.