Con sólo 35 años, el senador Ignacio Torres puede mostrar la paciencia y la mesura como sus mayores virtudes. Desde que fundó el PRO en Chubut, poco después de recibirse de licenciado en administración de empresas, esperó una década para ser candidato a gobernador y este domingo terminó con dos décadas de hegemonía peronismo en la provincia.
El primer obstáculo que tuvo que sortear para competir en las elecciones provinciales fue el acuerdo que Mauricio Macri cerró en 2015 con la UCR para ganar la presidencia y obligó a ceder posiciones a los armados locales del PRO. Torres se conformó con controlar la delegación del PAMI en Chubut durante el gobierno de Cambiemos y recién en 2019 pudo ser candidato a diputado nacional y ganar una banca en el Congreso.
“Era nuestro único referente en Chubut. Trabajaba de asesor para su provincia en cada área del Gobierno, pero no podíamos exponerlo demasiado porque los radicales se enojaban”, recuerda uno de sus aliados del PRO que lo vio crecer.
La hegemonía peronista en Chubut empezó con el triunfo de Mario Das Neves en 2003, pero en 2011 se inició un período de conflictividad política y social, que alcanzó picos de tensión altísimos como la quema de la Legislatura e hizo imposible cumplir el calendario escolar. Sin embargo, este escenario no fue suficiente para que la UCR volviera a ganar.
Martín Buzzi gobernó cuatro años ajetreado por internas hasta ser reemplazado en 2015 por Das Neves, quien falleció a mitad de mandato y fue sustituido por su vice Mariano Arcioni, en medio de una crisis de endeudamiento y un conflicto salarial que no le impidió ser reelegido en 2019, con sólo el 38% de los votos. Cambiemos compitió con el diputado radical Gustavo Mena y quedó con tercero con 14% de los sufragios.
Torres entendió que no podía volver a quedar afuera de otra pelea de poder y, mientras daba sus primeros pasos como diputado en plena pandemia, empezó a construir su candidatura a gobernador. Recorrió cada ciudad de Chubut, una provincia con pocos habitantes, pero con muchos kilómetros y un clima hostil para hacer campaña en invierno.
Con paciencia y mesura, esperó su momento y cuando llegó no lo usó para tomarse revancha con quienes habían bloqueado su crecimiento. De hecho, en 2021 se asoció a la radical Edith Terenzi para superar a Mena en las primarias y luego ganar la general por 10 puntos.
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Pragmático, apenas llegó al Senado se negó a entrar en la interna PRO y armó su propio bloque, Cambio Federal, junto a su coterránea Terenzi y a dos aliados de JxC con origen en partidos locales: la neuquina Lucila Crexell y el salteño Juan Carlos Romero. Dejó claro que su objetivo era ser el nuevo referente no peronista de la Patagonia.
En marzo, el senador afianzó su liderazgo local con el triunfo de Gerardo Merino en la interna de JxC en Trelew, donde superó a Federico Massoni, un ex ministro de Seguridad de Arcioni famoso por su pasión por el físico culturismo y los tatuajes, que compitió apadrinado por la UCR. Merino luego ganó la intendencia que el PJ gobernó por dos décadas y celebró con Torres.
¿Nuevo partido provincial?
Aunque participó de las primeras fotos federales de Horacio Rodríguez Larreta, Torres mantuvo su identidad y eso le permitió no quedar inmerso en la interna nacional. Eligió al radical Mena como compañero de fórmula y fue de los pocos líderes locales que unificó lista de candidatos para la Cámara de Diputados.
Tan heterogéneo es su frente electoral que ubicó en cima de esa nómina al secretario general del Sindicato del Petróleo y Gas Privado del Chubut, Jorge Avila, enfrentado al gobierno local. Larreta y Patricia Bullrich no pudieron opinar y los asesores de Torres hicieron malabares para que ninguno viajara a Chubut durante su campaña.
El gobernador electo entiende que la interna alejó a los precandidatos presidenciales de su partido de los problemas cotidianos de los patagónicos y en Chubut ninguno mide bien. En la previa de los comicios circularon encuetas en la que no llegaban a 10 puntos. Mucho menos Macri, que recibió al senador hace un año en la quinta de Los Albrojos, pero nunca fue invitado a pasear por Trelew.
Si bien este domingo Larreta y Bullrich fueron a celebrar el triunfo de Torres, el partido de Macri no le marcará los pasos y hasta hay quienes lo imaginan armando un sello local, como hizo en el Senado, para iniciar una experiencia similar a sus vecinos del ahora fracturado Movimiento Popular Neuquino o el ascendente Juntos Somos Río Negro.
"Usará la estética PRO, pero mantendrá su autonomía. No fue parte del gobierno de Das Neves, como a veces se dice, pero sí es cierto que la dirigencia peronista se acercó a él. Lo que es seguro es que si gana será un jugador nacional en la pelea por los recursos de las provincias", explican en su entorno.
De mínima, tendrá peso en una liga de gobernadores no peronistas que ya tiene anotados a Claudio Poggi (San Luis), Marcelo Orrego (San Juan); los radicales Gustavo Valdés (Corrientes), Carlos Sadir (Jujuy) y posiblemente Maximiliano Pullaro (Santa Fe) y Alfredo Cornejo (Mendoza), ganadores en las primarias. Del PRO podría sumarse Rogelio Frigerio, de Entre Ríos, también con chances de celebrar.
Torres es el primer referente patagónico sin origen peronista en gobernar una provincia con recursos de sobra para crecer, entre lo que genera el petróleo, la pesca y lo que podría sumar la minería, por ahora sin consenso social. Tiene sólo 35 años y todas las chances de iniciar una nueva era.