El Partido Sintético de Dinamarca, lanzado en 2022, es liderado por la IA Leader Lars, creada para representar a quienes no suelen participar en las elecciones. Desarrollado por el colectivo artístico Computer Lars y la fundación MindFuture, busca democratizar la política y promover una "forma de vida más que humana". Entre sus propuestas más destacadas está una renta básica universal de 13.700 dólares anuales, que supera el salario mínimo del país. Aunque enfrenta dificultades para recolectar las 20.000 firmas necesarias para postularse, el Partido Sintético es un experimento innovador que explora los límites de la inteligencia artificial en la política.
En julio de 2024, en el Reino Unido, AI Steve se presentó como un candidato basado en IA en la circunscripción de Brighton Pavilion. Creado por el empresario Steve Endacott, Al Steve permite a los votantes interactuar directamente con la IA para formular políticas y decisiones locales, que luego son validadas por la comunidad. Este enfoque busca reformar la democracia participativa, utilizando la IA como herramienta para escuchar directamente a los ciudadanos, sin reemplazar a los políticos humanos.
Si bien ambas iniciativas no tuvieron buena performance electoral, reflejan la creciente tendencia de integrar IA en la política, aunque con enfoques distintos: mientras Leader Lars critica la antropomorfización de la IA en otros contextos, AI Steve se presenta como un "co-piloto" democrático. Estas experiencias subrayan el potencial disruptivo de la IA en la política, invitando a reflexionar sobre su papel en los procesos democráticos futuros.
Partido Sintético en Argentina
Imaginemos una versión del Partido Sintético en Argentina, que podríamos llamar Partido Algorítmico, liderado por una inteligencia artificial programada con las políticas de distintos partidos marginales y tendencias sociales emergentes del país. Este partido podría articularse como una respuesta a la desafección política y al escepticismo hacia las instituciones tradicionales, enfocado en captar a los votantes desencantados, especialmente aquellos que han dejado de votar, que no encuentran representación en los partidos existentes o se han arrepentido de su voto.
Liderado por Lionel Conducción, su líder Bot nombrado en honor a Lionel Messi y Lionel Scaloni y su experiencia en liderazgo colectivo, el Partido Algorítmico se basaría en una plataforma de IA diseñada para recopilar y analizar grandes volúmenes de datos de los ciudadanos. Esta inteligencia artificial podría escanear redes sociales, encuestas de opinión pública y bases de datos gubernamentales para generar propuestas alineadas con las demandas sociales en tiempo real.
El Partido Algorítmico podría presentar propuestas innovadoras para abordar los desafíos de la política argentina. Una de sus iniciativas clave sería el Ingreso Básico Universal, inspirado en el modelo danés, adaptado a la realidad económica del país. Este ingreso podría financiarse a través de reformas fiscales progresivas y la reducción de la evasión fiscal, aprovechando tecnologías como la blockchain para aumentar la transparencia.
También podría incluir diferentes propuestas tales como la Transparencia y Eficiencia Algorítmica, que permitiría a la IA supervisar la burocracia, reduciendo corrupción y clientelismo mediante la automatización de decisiones y la gestión pública, una Reforma Educativa Adaptativa para relacionar los contenidos a las demandas laborales, utilizando algoritmos que monitorean tendencias, sumada a la creación de un Consejo Ciudadano Algorítmico, encargado de supervisar las decisiones algorítmicas para asegurar su transparencia y alineación con valores democráticos, promoviendo una gobernanza participativa. El Partido Algorítmico podría plantear un modelo de gobernanza más inclusivo y eficiente, alineando tecnología y democracia en un contexto de crisis de representación política.
Al igual que en Inglaterra y Dinamarca, en Argentina el Partido Algorítmico enfrentaría varios desafíos. Primero, habría una barrera cultural para la aceptación de un partido liderado por IA, dado que muchos argentinos ven con escepticismo la tecnología aplicada a la política. Además, la regulación electoral y los requisitos para la inscripción de partidos políticos también complicarían su entrada al sistema político.
Sin embargo, este tipo de partido podría captar la atención de los jóvenes, particularmente aquellos interesados en la tecnología, la transparencia y nuevas formas de participación política. Al mismo tiempo, generaría una interesante discusión en torno a los límites del uso de la IA en la toma de decisiones públicas y acerca de si una IA puede realmente interpretar los valores y emociones humanas en un contexto tan complejo como el argentino.
El conflicto entre el gobierno de Javier Milei y las universidades públicas sería un contexto adecuado para el surgimiento de una iniciativa de este tipo. Dada la importancia de disputar también en territorio digital que mostraron las elecciones 2023 y ante propuestas de ajuste o recortes presupuestarios, una ONG vinculada a una universidad pública podría liderar un proyecto de Partido Algorítmico como una respuesta alternativa, buscando generar nuevas formas de participación política y mostrando el poder de la tecnología y la academia para transformar el país.
En este sentido, el proyecto podría enfocarse en la defensa de la autonomía universitaria; el desarrollo de políticas públicas basadas en evidencia; la búsqueda de una mayor inclusión política mediante la tecnología y la eficiencia y la transparencia en la administración pública, sin desmantelar las estructuras estatales fundamentales.
Este enfoque podría captar la atención de los votantes más jóvenes y progresistas, preocupados por la educación, la tecnología y las nuevas formas de participación democrática en Argentina.
Si se replicara este modelo en Argentina, la organización responsable del Partido Algorítmico Argentino (PAA) debería tener características similares a MindFuture, aunque adaptadas a las dinámicas locales. La ONG dinamarquesa se autodefine como una organización que combina arte, tecnología y filosofía para imaginar nuevas formas de gobernanza y vida social. Su proyecto con el Partido Sintético refleja un interés por transformar la política mediante el uso de IA para representar a aquellos que no se sienten reflejados en los partidos tradicionales.
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En el contexto argentino, una organización vinculada a una universidad pública podría ser el mejor espacio para desarrollar un proyecto de este tipo. Dado el prestigio y el nivel de innovación de instituciones como la Universidad de Buenos Aires (UBA) o la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y su par cordobesa, podría ser posible que un grupo interdisciplinario de académicos, tecnólogos y sociólogos desarrollara una propuesta de Partido Algorítmico. Esto podría ser en respuesta a la situación conflictiva con el gobierno de Javier Milei, que ha manifestado intenciones de reducir los fondos y la autonomía de las universidades públicas.
La organización debería promover el uso de la inteligencia artificial como una herramienta para mejorar la participación ciudadana, luchar contra la corrupción y hacer más eficientes los procesos del Estado, al tiempo que cuida los aspectos éticos del uso de estas tecnologías.
El proyecto podría enmarcarse como una forma de resistencia ante el gobierno de Milei, que propone un enfoque libertario y de reducción del Estado. Esta organización podría posicionarse como una defensora de la educación pública, la igualdad de oportunidades y la modernización tecnológica, pero con una visión crítica de la privatización y el achicamiento del Estado.
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Javier Milei, caracterizado como Terminator
El Partido Algorítmico en Argentina, liderado por una IA, generaría una reacción mixta en los votantes de los partidos tradicionales. Mientras que algunos sectores, especialmente los más jóvenes y tecnológicamente inclinados, podrían ver en la IA una oportunidad para modernizar la política, la mayoría de los votantes de los partidos tradicionales, sobre todo aquellos identificados con liderazgos carismáticos y personalistas, podrían rechazar la idea de un líder no humano. En el escenario argentino, donde las emociones, la identidad política y el liderazgo fuerte son fundamentales, la inteligencia artificial como figura política presenta un desafío profundo.
El resultado de este ejercicio parece lejano y de ciencia ficción, pero en 2016 también nos parecía improbable -hasta imposible- que en Argentina pudiese ser competitivo un candidato de rasgos similares a Donald Trump.