ENTREVISTA

Mariana Berbeglia: "En La Salada no cambió nada"

La titular del SUTFRA insiste en su decisión de afiliar a los feriantes. Cuenta con una orden judicial a su favor, pero dice que le cierran las puertas.

“Los interventores de las tres ferias que componen La Salada no están cumpliendo con la orden judicial que nos mandaba a empadronar y afiliar para ampliar derechos”, afirma Mariana Berbeglio, titular del Sindicato Único de Trabajadores Feriantes de la República Argentina (Sutfra), a modo de balance tras un semestre de intervención.

La dirigente tiene una historia bastante particular para el universo sindical. Después de muchos años en el mundo empresario, con sus hijos ya criados, esta profesional de las ciencias económicas de 55 años de edad se hizo feriante para recuperar el legado de su abuelo. “Siempre me fascinó esa historia de movilidad social. Con un puesto de feria hizo estudiar a sus hijos”, comenta.

El paso siguiente, para ella, fue afiliarse al SUTFRA, creado en 2019. Asesoró a la primera conducción, de la que se apartó por diferencias de criterio. En 2023 armó lista, se presentó y ganó. Fue intervenida, su reclamo llegó hasta la sede de la OIT en Ginebra, que se interesó por el modelo de sindicato que construyó. Recién este año, tras salir victoriosa en un litigio judicial, fue confirmada como secretario general y obtuvo la tan ansiada certificación de autoridades, por parte de la secretaría de Trabajo.

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Desde entonces, tras una primera etapa de estancamiento, el SUTFRA viene experimentando un marcado crecimiento en la cantidad de afiliados, que ya ronda los veinte mil, repartidos aproximadamente mitad en el AMBA y mitad en el NOA. Luego, a instancias del Parlasur, Berbeglia creó la Organización Latinoamericana de Trabajadores Independientes (OLTI), que intenta replicar el mismo modelo, por ahora, en Bolivia y Paraguay.

La tesis de Berbeglia es que “por temor, por desconocimiento o por lo que sea, los interventores de La Salada no están cumpliendo con su objetivo. Los administradores siguen ahí como si nada. Tendrían que haberlos apartado, no lo hicieron y ahora están totalmente condicionados. Por eso nos prohiben el ingreso, en abierta contradicción a la orden judicial”.

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-¿Por qué es tan importante La Salada?

-Las tres ferias sumadas, Ocean, Urkupiña y Punta Mogote, entre empleos directos e indirectos, entre vendedores, carreros, seguridad, limpieza, puestos de comida, etc., movilizan alrededor de cincuenta mil personas cada vez. Es un volumen enorme que además hace que el resto de las ferias del país la observen como una referencia, lo que ocurre allí después se replica en las demás.

-¿Y qué papel tuvo el sindicato en la causa?

-Las ferias en general, pero La Salada en particular, tienen su propia lógica. Al que no es de ese mundo le cuesta captar ciertas cuestiones. Por eso nosotros nos presentamos como amicus curiae, para aportar nuestra experiencia y conocimiento. Nosotros entendemos que las ferias son un circuito de trabajo y consumo paralelo al de los comercios tradicionales, que no les quitan volumen porque es otra gente, con otros números, que está lejos de acceder a otro tipo de consumo. Entonces, si se lo destruye, se destruyen empleos, gente que se gana la vida honestamente y se destruye también la posibilidad de consumir de una franja importante. Frente a eso, nuestro planteo es que se debe formalizar y legalizar, pero hacerlo requiere cierto conocimiento del terreno y la idiosincrasia.

-Un argumento similar usaba Jorge Castillo…

--Castillo fue un visionario, rescato muchas cosas de su gestión. Para mi, se equivocó en enfocarse en el negocio inmobiliario de la compraventa de puestos, porque esa especulación genera una distorsión que la termina pagando el feriante. Nosotros lo que planteamos fue: “registremos a la gente, ganen un poco menos, pero sigamos trabajando tranquilos”. Si se hubiera hecho eso, tal vez hasta la presión de la embajada de EEUU y el FBI hubiera cedido.

-¿Y ahora?

-Nosotros no vamos a aflojar, nuestro objetivo es afiliar, afiliar y afiliar, porque sólo así se mejoran las condiciones de los feriantes, que en algunos casos son durísimas.

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-¿Por ejemplo?

-Les cobran el uso del baño. De ahí para abajo, lo que se te ocurra. No los dejan tener stock. Obviamente la mayoría no tiene contrato. Si se demoran en el pago, los llevan a sacar un préstamo… a su propia cueva, con lo cual entran en una trampa de la que es muy difícil salir. Pero esto no ocurre sólo en La Salada. En las ferias de la ciudad pasa algo similar: nombrar un delegado y ese se va adueñando de todo. Los feriantes, de a uno, son muy vulnerables.

-¿Y qué pueden hacer uds. frente a eso? Porque, técnicamente, una feria no es un empleador, no paga salarios.

-Si y no. Podemos hacer muchas cosas. Por ejemplo, desarrollamos una aplicación, que tiene una docena de contadores, que los ayuda con el monotributo y trámites en general. Podemos negociar desde una mejor posición, porque individualmente es imposible. Ahora, por ejemplo, es habitual que en diciembre suban los alquileres, porque hay una expectativa de mayores ventas por las fiestas. Bueno, estamos tratando de impedir que eso ocurra. Los feriantes no tenemos sueldo ni relación de dependencia, pero la negociación del precio del alquiler es lo más parecido a una paritaria, porque es el mecanismo por el cuál se apropian, a veces de manera abusiva, del esfuerzo del puestero.

-¿Entonces no son evasores compulsivos?

-Claro que no. En la opinión pública, la evasión está asociada a la corrupción y eso es así para los grandes evasores, pero en la otra punta de la pirámide, la evasión está asociada al desconocimiento. Si les das a elegir, los feriantes quieren trabajar legalmente, muchos no tuvieron la oportunidad o no saben cómo hacerlo.

-En la actividad textil, hay fuerte presencia de los movimientos sociales, especialmente de la UTEP, ¿qué relación tenés con ellos?

-Yo nos veo complementarios, no competitivos. Los movimientos, en general, hacen un gran trabajo para dotar a las personas que no tienen nada de los mecanismos o herramientas necesarios para ganarse la vida. Nosotros somos el eslabón siguiente de la misma cadena. Ya confeccionan prendas, ya pueden vender. Bueno, los acompañamos en el proceso de regularización, de conquista de derechos.

Ignacio Sala, junto a sus compañeros de bancada Patricia Botta y Oscar Tamis.
Lorena Villaverde. 

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