La sobreactuación de Javier Milei y su entorno sobre la relación del Presidente con el papa Francisco, llevó a quienes profesan la fe católica a preguntarse qué pretende el economista libertario de su compatriota residente en el Vaticano. Después de los agravios contra la persona del pontífice durante la campaña electoral, el primer mandatario que ha manifestado su intención de convertirse al judaísmo y cuyas políticas van contracorriente de la doctrina social de la Iglesia, deja más dudas que certezas tanto en la dirigencia episcopal como en la feligresía cristiana de pie.
En una semana frenética como el inicio de su gestión con un decretazo y una ley ómnibus para desarmar -según proclama- la Argentina de la casta; Milei intenta sacarle rédito a esa llamada telefónica de siete minutos que el papa le hizo dos días después de su triunfo electoral en el ballotage, gracias a la mediación de Fabio Bartucci, oculista de Jorge Bergoglio y del excandidato libertario a jefe de Gobierno porteño Ramiro Marra.
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Javier Milei invita al papa Francisco a que visite el país
Presidencia
La procesión de fe libertaria comenzó el lunes con la convocatoria a la Casa Rosada que la Secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, le hizo al presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Oscar Ojea, fuera de toda agenda oficial pautada. Ese itinerario siguió el jueves, con la puesta en escena de la firma de la carta que Milei le envió al papa para invitarlo a que visite el país, con la esperanza de que –escribió- “traerá frutos de pacificación y de hermanamiento de todos los argentinos, ansiosos de superar muestras divisiones y enfrentamientos”.
Desajuste comunicacional
Tuvo otro capítulo el viernes con un desajuste comunicacional; justo el día en que el Boletín Oficial daba cuenta de nombramientos en el Ministerio de Relaciones Exteriores, pero sin novedades sobre quiénes ocuparán la Embajada ante la Santa Sede y la Secretaría de Culto.
En el encuentro matinal con la prensa, el vocero presidencial Manuel Adorni aseguró que "no está confirmado" el vuelo de Milei para visitar a Francisco. "No hay ningún viaje confirmado del Presidente, ni al Vaticano ni a Israel. La información es inexacta porque incluso han mencionado fechas", recalcó. Por la tarde, la canciller Diana Mondino recibió al nuncio apostólico Miroslaw Adamczyk, decano del Cuerpo Diplomático; y el consejero de Nunciatura Daniele Liessi.
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En ese encuentro, el más protocolar de la agenda libertaria de momento, Mondino le entregó al representante papal la carta en la que Milei le transmitió a Francisco el “afecto filial” del pueblo argentino y lo invitó oficialmente a visitar el país “conforme a las fechas y los lugares que nos sean indicados”. También le comunicó la intención del Presidente de participar de la ceremonia de canonización de Mama Antula, la primera santa argentina, prevista para el 11 de febrero en el interior de la basílica de San Pedro.
Oficialmente no quedó constancia de que Milei le haya solicitado mantener un encuentro con el papa; ya sea después de la ceremonia de canonización, en la Casa Santa Marta donde reside el pontífice o en alguno de los despachos del Palacio Apostólico. Un dato no menor, junto con el tiempo de duración, que marcarán la importancia que la Santa Sede le otorgará al encuentro. Extraoficialmente, transcendió que sí lo hizo.
Mama Antula, la primera feminista
Paradójicamente para la doctrina libertaria, en la ceremonia a la que Milei quiere ir para forzar una audiencia con el papa es la canonización de la beata María Antonia de San José, conocida popularmente como Mama Antula y considera la primera feminista de la historia nacional.
En el libro Mama Antula, la mujer más rebelde de su tiempo, Nunzia Locatelli y Cintia Suárez destacan que esta mujer “inquieta, determinada y visionaria se adelantó siglos en la defensa de lo que en la actualidad son los derechos humanos”; y dejan a criterio de la persona lectora si lo es o no lo es. No obstante, escriben: “En pleno siglo XVIII, época en la que las mujeres estaban silenciadas, ella decidió no obedecer los mandatos familiares y sociales, sino forjar su propio camino”.
La expulsión de los jesuitas de América, en 1767, fue el contexto histórico en el que María Antonia sobresalió. Nacida en 1730 de una noble familia oriunda de Santiago del Estero –la "madre de ciudades" desde 1553-, hablaba quechua y evangelizaba a las comunidades originarias junto con los miembros de la Compañía de Jesús.
Mama Antula a los 40 años, ya considerada vieja en la época colonial, no se resignó a ese vacío social y cultural que dejó la expulsión. Conmovida al ver la gente desorientada, la desesperación de los niños y mujeres desamparadas, a los indios y negros que cayeron en manos de las autoridades españolas, decidió entonces tomar el mando. Accionó sola sin el respaldo de ningún hombre, padre, marido, amante, hermano, o sacerdote.
Mama Antula caminó descalza más de 4.000 kilómetros, desde Santiago del Estero pasando por Catamarca, Tucumán, Salta, Córdoba, hasta finalmente llegar a Buenos Aires. Su sacrificado viaje lo hizo para revivir las casas de los jesuitas en todo el Virreinato de la Plata, y volver a realizar las actividades espirituales y sociales propias de sus maestros. Fue así que decidió fundar la Santa Casa de Ejercicios, en el barrio porteño de Constitución, que todavía existe y el lugar es considerado patrimonio histórico.