SANTA FE EN LLAMAS

Las maniobras de un exjefe de la Agencia Federal de Inteligencia para dar impunidad a un hombre de Los Monos

Los fiscales federales lo acusan de proteger al expolicía Juan José Raffo, que se profugó, y de despegar a un fiscal de Rosario, quien lo refuta.

Algo le hizo saber a Juan José Raffo, expolicía con condena cumplida como miembro de la banda de Los Monos, que lo buscaban. Era enero de 2023. Raffo, sagaz y conectado, desapareció de sus lugares usuales. Para los fiscales fue porque el jefe de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) en Rosario le avisó que tenía a la policía en los talones.

Una investigación sobre un homicidio brutal y financiamiento a comercializadores de droga habían puesto a la Justicia detrás de él. Los fiscales de la Procuración de Narcotráfico (Procunar) supieron que Raffo obtenía dólares para un grupo de Los Monos conectado a diez personas de la comunidad gitana. Y que un agente jerárquico de inteligencia accedía a investigaciones de estos fiscales y soplaba esos contenidos reservados.

Los fiscales federales dicen que el jefe de Inteligencia Rosario le avisó a Raffo de que lo seguían. Y que también llamó al fiscal provincial de Rosario Mariano Ríos Artacho para avisarle que podría tener complicaciones. Los fiscales federales habían averiguado que el 14 de noviembre de 2022 Raffo había ido al Aeropuerto de Ezeiza manejando un auto suyo.

La defensa del fiscal

El fiscal Ríos Artacho declara dos cosas al respecto. “Nunca jamás supe que el auto que era mío terminaría en manos de Raffo. Yo se lo vendí a Álvaro Rosales, con quien tenía por entonces una amistad de diez años que era pública. Y hay otra cosa importante. Fui yo quien se presentó ante los fiscales para decirles que el agente de inteligencia me había avisado que Raffo tenía mi auto”, le dice a Letra P.

El fiscal Ríos Artacho tuvo una causa penal por esto que fue remitida a archivo por el fiscal de Delitos Complejos de Santa Fe Federico Grinberg, porque no encontró ningún delito en el trámite del vehículo que era un Chevrolet Cruze negro dominio AE618SR. Tampoco la Legislatura, que lo suspendió por dos meses debido a estos asuntos, lo sancionó por esto, por no detectar delito.

Ríos dijo siempre lo mismo. “Y lo dije porque es la verdad”. Que él vendió ese auto el 15 de octubre de 2022 al comisario Álvaro Rosales, que fue jefe de la sección Judiciales en Villa Constitución y que resultó separado del cargo al ser imputado por el delito de abuso laboral contra una cadete policial. El fiscal explicó que al venderle el Cruze, lo llevó a la casa de Rosales en Pueblo Esther y que le firmó el formulario 08 de transferencia.

Los fiscales encontraron sospechable que luego de esa fecha Ríos Artacho haya seguido pagando el seguro del vehículo y que haya realizado la denuncia de venta recién el 15 de diciembre de 2022. Ríos presentó toda la gestión de venta del vehículo, lo que convenció al fiscal Grinberg de que no había nada irregular.

La documentación revela que suscribió el 08 ante el escribano Germán Cosentino y que encargó la denuncia de venta a la gestora Tatiana Edith Lazzerini. Fue ésta quien continúo el trámite. Y afirmó que sostuvo el pago del seguro para cubrirse ante eventualidades de responsabilidad civil hasta el momento en que la transferencia formal quedara definida.

Los fiscales federales Matías Scilabra, Diego Iglesias, Martín Oroná, Sergio Rodríguez y Esteban Venditti no atribuyen delito a Ríos, pero lo colocan en una posición incómoda. Remarcan que la denuncia de venta del Cruze fue formalizada un mes después de que Raffo fuera advertido en ese auto yendo a Ezeiza. Y que Raffo fue detectado usando el Cruze el 18 de octubre de 2022, es decir, tres días después de que el comisario Rosales lo recibiera del fiscal Ríos.

También dicen que no discuten que Ríos se dirigió a los fiscales provinciales a decirles que el jefe de la AFI le comentó sobre la investigación federal que lo mencionaba. Pero que lo hizo cuando supo que los fiscales federales ya sabían que Raffo manejaba un auto que era suyo.

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El titular de la Procunar, fiscal Diego Iglesias.

El titular de la Procunar, fiscal Diego Iglesias.

El espía de la Agencia Federal de Inteligencia

El que está cuestionado por delinquir es precisamente el exjefe de la AFI Rosario, un abogado de 51 años que trabajó en registros públicos, a quien no se puede nombrar por exigencias legales. Los fiscales federales indican que el espía fue decisivo para garantizar la impunidad de Raffo y que era además cercano a Ríos. Algo que el fiscal refuta señalando que lo único que lo ligaba al agente de la AFI era que éste tenía un polígono de tiro cerca de Rosario al que concurría, como mucha gente, a efectuar prácticas.

“Lo vi allí y alguna vez comimos asado. Pero no tenía ninguna cercanía. Y lo cierto es que cuando él me avisó que habían visto a Raffo en el que era mi auto me presenté de inmediato a denunciarlo”, afirma Ríos. Remarca que hizo todo lo contrario que proteger al espía: reveló ante dos colegas lo que había hecho. “Ni la Legislatura ni el fiscal que tuvo el caso objetaron nada irregular en relación a la venta del auto. Hasta mi esposa lo ofreció en redes sociales y yo a otros funcionarios judiciales, lo que es verificable”.

Los fiscales federales no parecen estar enterados, en su escrito, que efectivamente Ríos quedó desvinculado penalmente de delito alguno. Pero hace una semana llevaron a indagatoria al espía señalando que desde el momento en que el jefe de la AFI Rosario violó el secreto de la causa de la Procunar, Raffo nunca más pudo ser localizado: tiene captura recomendada hace 17 meses. Y que tanto Ríos como el servicio de la AFI comenzaron a idear de qué forma el fiscal podía quedar al margen de esta pesquisa. Aducen que primero hicieron una tardía denuncia de venta del vehículo, que luego Ríos concurrió al mismo organismo que integra a presentarse “como un testigo ajeno a los hechos”.

“Es algo completamente falso, un completo disparate”, se lamenta Ríos, con todo énfasis. Por un lado indica que los trámites estaban en manos de una gestora que, lo dice ella misma, demoró el trámite. Y por otro subraya que él fue no a cubrir ningún accionar sino, al contrario, a denunciar al espía.

La revelación del fiscal de Rosario

Cosa que efectivamente concretó el 29 de diciembre de 2022 ante los fiscales Luis Schiappa Pietra y Matías Edery. Estos investigaban a Guillermo Sosa por el asesinato del barrabrava de Newell’s Nelson Saravia. En la pesquisa habían advertido que Sosa estaba vinculado con Raffo por asuntos de comercio de drogas. Esto llevó a compartir la pesquisa con Procunar que detectó, en la vigilancia a Raffo, que se movía en el Cruze que figuraba a nombre del fiscal Ríos.

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El fiscal de Santa Fe Mariano Ríos Artacho fue alertado por el jefe de los espías de que estaba bajo investigación.

El fiscal de Santa Fe Mariano Ríos Artacho fue alertado por el jefe de los espías de que estaba bajo investigación.

Ríos acudió primero a la exfiscal regional María Eugenia Iribarren y luego a sus dos colegas. “Les puse de manifiesto a los doctores que el 27 de diciembre en horas del mediodía una persona de nombre (menciona al espía), a quien conozco de haberme reunido en otras ocasiones informales, me dijo que existía una investigación penal que estaba llevando a cabo Procunar y que en la misma habría una persona investigada de nombre Raffo”.

El fiscal Ríos contó que según el espía, la causa era sobre narcotráfico. “Esta persona me preguntó si tenía un Cruze oscuro. Me dijo que el vehículo fue fotografiado en Ezeiza. Yo le contesté que efectivamente tenía ese vehículo y a un policía de nombre Álvaro Rosales”. El agente de la AFI, dijo Ríos, le comentó que la investigación la tenía la Procunar, un fiscal de apellido Scilabra, y agregó: “Me dijo que no me preocupe, que en la Nación él la manejaba… ‘pero tené cuidado con los fiscales Schiappa Pietra y Edery que son los fiscales que llevan esa causa acá, y que (Sebastián) Narvaja tiene la parte económica’ ”.

Ríos asegura que todo eso se lo dijo en un llamado de whatsapp y ofreció la línea. “Me consta que (el espía) es denunciante en una causa que lleva el fiscal Miguel Moreno, y que en una ocasión mantuvo (el espía) una discusión con él (Moreno) ya que le pedía que tomen medidas en esa causa en disconformidad con la dirección que le estaban dando a esa investigación”.

El fiscal Ríos remarcó que el día previo, el hombre de la AFI lo había vuelto a llamar. “Me dijo que me iba a despegar de la investigación, que me quedara tranquilo y que me querían tumbar en febrero, supuestamente la Procunar. Quiero manifestar que esta persona seguramente me va a volver a llamar”.

Ríos Artacho le dijo a Letra P que realizó una llamada al espía delante de los fiscales por iniciativa propia y no porque éstos se lo hubieran pedido. Y que en ese diálogo el espía dijo: “Esta tarde me junto con el máximo de la Procunar… después lo vamos a hablar personalmente…”. En el texto los fiscales federales afirman: “De más está decir que, tales contactos con quienes integramos la Procunar, los fiscales Scilabra e Iglesias, no existieron. Es más, ni siquiera lo conocemos”.

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Ante esta aclaración replica Ríos: “Es contradictorio que a este agente de la AFI los fiscales federales le asignen credibilidad en todo en cuanto se refiere a mí construyendo una conjetura sin evidencia, pero que cuando alude a ellos señalen que ‘de más está decir que es mentira’”. Además, dice Ríos, no hay en todo el planteo “ninguna referencia a que la causa penal en mi contra se archivó por falta de tipicidad penal”, es decir, ausencia de delito.

La hipótesis de la impunidad

La queja del fiscal Ríos es porque, sin acusarlo de ningún ilícito, sus colegas federales no son nada suaves con él. Siempre apuntan al jefe de la AFI, a quien acusan de haber usado datos de una investigación federal reservada sobre hechos complejos de narcotráfico, y que en parte se las brindó a Raffo y a Ríos “para que ambos pudieran eludir la pesquisa”. En el caso de Raffo, dicen, eso le permitió eludir la detención por brindar datos a narcos y financiarlos.

En lo que respecta al fiscal Ríos, el agente de AFI logró, según los fiscales federales, despegarlo de la investigación: afirman que su intervención trajo el efecto de que no se pudiera profundizar la responsabilidad eventual, si hubiera existido, del fiscal provincial. Que al espía ya lo tenían detectado sin ayuda de Ríos como usuario de Mercado Pago y de la aplicación Truecaller a partir de la línea de celular con la que habló con Raffo.

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Indican también que el espía usó información confidencial obtenida a partir de su rol, que lo hizo para generar impunidad y sugieren que si no llegaron a imputar a Ríos fue porque las advertencias que hizo el hombre de la AFI hizo fracasar la pesquisa.

Para Ríos es una cruel inferencia. “No es así, yo no tenía nada que ocultar, entiendo que es una fatalidad para mí que genera sospechas, pero no hice nada indebido”. Procunar dice que es claro que el espía borró de su celular secuestrado información que daba cuenta de su relación con Raffo y Ríos. Y que desatendió los deberes que detentaba como funcionario público, en particular “el de relacionarse o tomar contacto con un magistrado provincial sin autorización expresa de las autoridades del organismo de inteligencia que integra”.

En el centro de todo está quien, cuando un escuadrón de Gendarmería lo interceptó para secuestrarle el celular en enero de 2023, se presentó como “Jefe de Inteligencia de la jurisdicción con sede en Rosario de la Agencia Federal de Inteligencia”.

Diego Iglesias, el fiscal que dirige la Procuración contra el Narcotráfico (Procunar).
Gustavo Melella en la apertura de sesiones. A su izquierda, la nueva presidenta del STJ, María del Carmen Battaini. 

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