Julieta Campo y su amiga Micaela buscan en internet algo para romperla en la Legislatura del Chaco. Son adolescentes y a Julieta la eligieron para ser legisladora por un día. Es 2010. En unos días va a sentarse a discutir proyectos con estudiantes de toda la provincia, va a jugar a ser representante en el Poder Legislativo, defender una idea, mover las fichas de la democracia.
Las chicas quieren llevar un proyecto de impacto. Les tocó el eje género. Guglean y llegan a la página de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Descubren un proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo que desde hace cuatro años no logra estado parlamentario. Leen argumentos, estudian, se fascinan con el verde, se convencen. El aborto tiene que ser ley, al menos por un día y en un juego.
—No faltaron los que nos gritaron asesinas. Hicimos un discurso que fue bastante fuerte porque no se hablaba de aborto en la provincia—, cuenta Julieta a Letra P.
Al bajar del estrado, a Campo se le acercó una mujer llorando. La abrazó y se presentó. Era Liliana Ensisa, jefa del Programa de Salud en la Adolescencia, médica pediatra y una de las referentas de la pelea por el derecho a decidir en el Chaco. “Muchos años después nos encontramos en la calle militando por el aborto legal”, dice.
Campo hoy tiene 29 años, es secretaria de Juventudes y Diversidad del Chaco y se postula a diputada nacional por Unión por la Patria. Va segunda en una lista de unidad que acompaña las dos boletas de la interna para la Presidencia: Sergio Massa-Agustín Rossi y Juan Grabois-Paula Abal Medina.
Pero antes fue adolescente, se enamoró del kirchnerismo con "la 125" en 2008, fue presidenta del Centro de Estudiantes de la Escuela Normal Sarmiento de Resistencia, peleó por el boleto estudiantil, participó en la organización del Encuentro Nacional de Mujeres de 2017 en su provincia, se metió a disputarle a los varones peronistas lugares en las listas y en los cargos de decisión política.
Campo llegó al feminismo y al peronismo por su cuenta. Cuando tenía 13 años se convirtió en delegada del curso. A los 14 empezó a militar. Era 2008 y el país se dividía a favor y en contra del campo o del gobierno. En Chaco había cortes por todos lados. “Mi familia se posicionó de manera abierta a favor de Cristina y yo empecé a debatir en la escuela, que era mi ámbito de participación”, cuenta.
En 2010, a los 16, fue elegida presidenta del Centro de Estudiantes. Ese año, el de la muerte de Néstor Kirchner, fue el de la entrada a la política partidaria. “Fui una más de los miles de jóvenes que entramos a la política conmovidos por lo que pasaba. Fue un antes y un después. Encontré un lugar que me hizo vivir los mejores años de mi vida porque todos los días amanecíamos con un derecho nuevo”, dice y recuerda la efervescencia que sintió con la llegada de las computadoras de Conectar Igualdad o el debate por el voto a los 16 años.
Al feminismo llegó en la misma época, cuando era estudiante secundaria. Se formó con la dirigenta chaqueña Lucila Masín, actual diputada nacional. “Hacíamos un trabajo territorial en los barrios y en las escuelas desde nuestro lugar de feministas. Muchas llegaron al feminismo antes que al peronismo”, relata.
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Cuando terminó la secundaria se anotó para estudiar Historia en la Universidad Nacional del Nordeste. Empezó a militar en La Cámpora y en 2015 fue parte de las peronistas que impulsaron la candidatura de Masín a diputada nacional. “Generó muchas discusiones dentro del peronismo chaqueño porque ella era muy joven. Lo mismo pasó con Analía Rach, que hoy es vicegobernadora, y era parte de la lista. Ellas marcaron el rumbo de los años siguientes cuando pasamos a ser resistencia al proyecto neoliberal del macrismo”.
Feministas en lugares de decisión
En 2015, Campo empezó a trabajar en el Banco Nación de Chaco y dos años después renunció para entrar al gabinete de Jorge Capitanich en la intendencia de Resistencia. Ahí fue clave en la organización del ENM de 2017, donde por primera vez se habló del carácter plurinacional para incluir a las integrantes de pueblos originarios. “Las mujeres de La Cámpora estábamos en la Comisión Organizadora y fue un momento bisagra porque nos dio fuerza para meter los temas que discutíamos desde un lugar de minoría dentro del peronismo”, recuerda.
El Encuentro fue el semillero de Estamos Listas, un espacio de organizaciones políticas feministas chaqueñas que impulsó a compañeras en espacios de decisión, generó discusión con las bases y trazó una estrategia para estar en los tres poderes del Estado.
El femicidio de Cecilia Strzyzowski en junio impactó fuertemente en el panorama electoral chaqueño y en las feministas peronistas. Campo recuerda que en las marchas en reclamo de justicia les gritaban “¿dónde están las feministas?” los mismos referentes de la ultraderecha que se habían opuesto a la implementación de la Ley Micaela.
“Las feministas estuvimos desde el primer día como siempre lo hicimos. Y creo que desde el Estado se actuó rápidamente. La Secretaría de Género acompañó, la secretaria de Derechos Humanos fue querellante desde el principio y la Justicia actuó en dos días con la detención de los presuntos culpables”, explica.
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Para Campo hubo un uso político del caso. “Montaron una operación mediática feroz en contra del gobierno provincial. Quisieron asociar un hecho de violencia machista con un hecho político, donde los presuntos culpables actuaron de manera personal y familiar, nada tenían que ver ni el movimiento al que pertenecían. En los medios nacionales inventaron barbaridades y cuestiones morbosas que después no eran verdad. Fue muy doloroso de que nos ataquen, pero también lo es ver cómo la violencia machista todos los días quita a una piba”, sostiene.
La agenda de hoy
Campo cree que después de la pandemia la agenda feminista perdió fuerza, igual que la participación política en general. “Venimos de años marcados por problemas económicos y angustia social. Es fundamental que volvamos a las problemáticas de las mayorías para juntar más adhesión a favor de los derechos de las mujeres”. Cree que para ir por esas mayorías es clave una ley de cuidados que sea trabajada con la comunidad, no solo entre quienes son feministas. “Y pensar desde las provincias cómo hacemos para que la ley tenga una perspectiva federal, indígena y rural”, agrega.
Insiste en pensar las demandas feministas adaptadas a cada territorio. Pone un ejemplo: “En Chaco tenemos muy baja estadística de demandas por alimentos por el nivel de informalidad laboral. Hay que ser creativas a la hora de crear alternativas para acompañar a estas mujeres en situación de precariedad”.
Si llega a ser diputada, promete llevar al Congreso la agenda de las juventudes y los feminismos. Entre sus propuestas está convertir en ley el Programa Acompañar, que facilita la independencia económica de mujeres y LGBTI+ en situación de violencia de género. También apunta a una nueva ley de juventudes que promueva el trabajo formal y sea clara respecto a los fondos para garantizar políticas como el Conectar Igualdad o el Potenciar Inclusión Joven.
Lista de unidad
En las elecciones provinciales de Chaco hubo internas dentro del peronismo. Para las nacionales van con lista de unidad que apoya las dos boletas presidenciales de UP. Campo destaca la participación de Grabois en la interna. Si bien está segura de que ganará Massa le parece que suma la agenda de los sectores populares y no duda de que será tomada por el ganador.
Sobre las generales, opina: “No podemos permitir que a la Argentina la vuelvan a gobernar aquellos que la desprecian. Nos quieren proponer una receta de cambio que es un cambio para atrás. Sabemos lo que hacen Bullrich, Larreta o Morales cuando gobiernan. Y nuestra provincia, que para los porteños es una provincia inviable, sabe bien con qué proyecto político se come y con cuál no”.
Para ella esta elección es fundamental porque no sólo se debaten proyectos políticos sino el destino de los recursos naturales argentinos. “Jujuy es un botón de muestra de lo van a hacer para mantener los negocios con las multinacionales. Chaco tiene muchos recursos naturales y tenemos que defenderlos”.