El Presidente desacredita a los movimientos populares y se jacta de haberlos sacado de la calle. Bergoglio los reivindica. Grabois y los derechos sagrados.
Javier Milei y el papa Francisco.
La razón de ser, actuar y militar de los movimientos sociales volvió a evidenciar que el presidente Javier Milei y el papa Francisco están en veredas opuestas sobre el rol de estas organizaciones de base y cómo el Estado debe garantizar la asistencia a los sectores más vulnerables.
Milei fue tajante en el discurso que pronunció al presentar el Presupuesto 2025 en el Congreso. “Gestionar es eliminar los intermediarios que lucraban con la pobreza”, destacó y apuntó -sin nombrarlos- contra dirigentes sociales como Eduardo Belliboni (Polo Obrero), Daniel Menéndez (Barrios de Pie) y Juan Grabois (Movimiento de Trabajadores Excluidos).
“Gestionar es haber eliminado los piquetes y llevar más de cuatro meses sin cortes de calle en el AMBA”, se jactó el domingo en cadena nacional, sin referirse al escándalo por la retención de alimentos para los comedores comunitarios por parte del Ministerio de Capital Humano, a cargo de Sandra Pettovello.
Dos días después del discurso presidencial, integrantes de la Unión de Trabajadoras y Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) volvieron a manifestarse frente a la sede ministerial con la consigna “ollas vacías” y para reclamar alimentos para comedores y jubilaciones.
“Cada vez hay menos comida y más gente en los comedores que quedan, porque ya cerró la mitad de los que había en diciembre”, dijo a Letra P Norma Morales, referente de la UTEP, y graficó: “La mayoría son personas jubiladas que cobran la mínima. Hacen fila y esperan varias horas para poder comer algo en el día”.
A diferencia de Milei, Jorge Bergoglio reivindica a estas organizaciones sociales, a las que hace diez años rebautizó como “movimientos populares” y les dio visibilidad a escala mundial con una tripleta de derechos por los que luchar resumidos en tres letras t: techo, tierra y trabajo.
“Ninguna familia sin vivienda, ningún campesino sin tierra, ningún trabajador sin derechos, ninguna persona sin la dignidad que da el trabajo, ninguna persona anciana sin una buena jubilación", quedó sellado en la marca de agua de aquella hoja de ruta trazada por el pontífice argentino.
En esta génesis también estuvo Grabois. Lo hizo en su calidad de integrante de la entonces Comisión Pontificia de Justicia y Paz, a la que el papa convirtió en un megaministerio social y ambiental en el marco de la reforma vaticana y con la denominación de Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.
El pontífice considera que los movimientos populares son una fuerza de transformación social y no deja de reivindicarlos, tal como lo hizo este viernes en el Palazzo San Calixto de Roma, en el marco de un simposio por el décimo aniversario de aquel primer encuentro.
“Ustedes no solo protestan, que está muy bien, sino que realizan innumerables obras, incluso desde la más absoluta precariedad de medios, a veces sin ninguna ayuda del Estado, otras veces perseguidos", destacó Bergoglio y les ratificó el apoyo en la lucha: "Los acompaño en su camino. Sigo creyendo que de la acción comunitaria de los pobres de la tierra depende no sólo su propio futuro, sino, tal vez, el de toda la humanidad“.
El papa aprovechó ese contexto para cuestionar el Protocolo Antipiquetes de Patricia Bullrich durante la protesta contra el veto a la reforma previsional y criticar la represión y las prioridades de la gestión libertaria en materia social: "El Gobierno se puso firme y, en vez de pagar la justicia social, pagó el gas pimienta... le convenía".
La Casa Rosada evitó responder a la opinión del pontífice sobre la política gubernamental. “La respetamos, la escuchamos, reflexionamos, pero no tenemos por qué compartir la visión que tiene sobre algunas cuestiones”, dijo el vocero presidencial, Manuel Adorni, en rueda de prensa.
Por unos días, Grabois dejó de ser la voz opositora más fuerte a la gestión anarcopitalista de Milei para viajar al Vaticano, no para reunirse con el papa -aclaró-, sino para participar de este simposio organizado por el dicasterio social vaticano y el Encuentro Mundial de Movimientos Populares (EMMP), que lo tiene como integrante del núcleo fundador.
En el evento con el lema “Plantando bandera frente a la deshumanización” intervinieron otros referentes de ese núcleo fundador, como la dirigente social española Xaro Castelló, del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos, y el economista brasileño Joao Pedro Stedile. También lo hizo Alejandro Gramajo, secretario gremial de la UTEP.
“Aquel primer encuentro plantó una bandera que es ‘tierra, techo y trabajo’ como derechos sagrados”, subrayó y profundizó: “La idea de este aniversario fue cerrar una etapa y abrir otra”.
“Hemos planteado una renovación de la comisión organizadora para que haya gente más joven”, explicó quien fue precandidato presidencial en las últimas elecciones y sostuvo: “Hay que iniciar procesos y no ocupar espacios tanto tiempo y darle fuerza no solamente como espacio de diálogo con el papa que se da una vez por año, dos veces por año, sino como un espacio que nos permita articular la lucha por ‘tierra, techo y trabajo’ en todo el mundo”.