Desde mi automóvil, parado en un semáforo, un día vi al cardenal Jorge Bergoglio presidir una misa en plena plaza Constitución. Unía en esa celebración tanto a transeúntes como a quienes son olvidados y marginados y víctimas de injusticias sociales; y en muchos casos sobreviven en las calles. En ese momento sentí admiración por la consecuencia de ese hombre de fe.
Pocos días después, y más precisamente el 13 de marzo del 2013, ese hombre de fe me hizo emocionar y me generó orgullo. Cuando vi su imagen por la televisión apareciendo como el nuevo papa de la Iglesia Católica Apostólica Romana.
Alguien podría preguntar: por qué un musulmán se emocionaría y se alegraría al ver al nuevo papa. Mi identidad de argentino, musulmán y dirigente institucional islámico entre comienzos de 2013 hasta casi finales de 2022, son los motivos por los que sentí admiración, emoción y alegría por ver a Bergoglio, papa.
Como argentino, siempre al ver que un compatriota alcanza una notoriedad a nivel mundial por su aporte en diferentes campos de acción o de expresión; pero esta vez hay muchos más sentimientos.
A los practicantes de una religión, más allá de su ubicación geográfica, los unen los preceptos; pero esos practicantes no pueden escaparse al carácter o al estilo de práctica que les impregna su ubicación geográfica, su cultura social o país. Eso sí los hacen diferentes entre si, y el papa Francisco no escapa a esa regla. Hay mucha argentinidad en su misión como papa, y en esa argentinidad, está el diálogo interreligioso y el respeto entre nuestras comunidades religiosas. Está también lo solidario, está la sensibilidad ante el dolor ajeno y también está la alegría y la esperanza permanente de querer mejorar todo a nuestro alrededor.
Francisco ha tendido puentes con el mundo islámico, ha visitado varios países donde el islam es la fe profesada por la mayoría, se ha pronunciado cada vez que hubo hechos desgarradores contra poblaciones y comunidades islámicas, como la matanza y persecución de los musulmanes rohingyas en Myanmar; o el momento en que se detiene a orar frente al muro que Israel levantó para aislar a la población civil palestina de Gaza, para visibilizar un hecho de privación de todos los derechos básicos de un pueblo que sufre un brutal aislamiento y una indiferencia mundial en pleno siglo XXI.
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También es muy importante recordar su intervención y esfuerzo para que en su momento EE.UU. no bombardeara Siria, por considerar que eso implicaba un mayor sufrimiento para el pueblo sirio. Finalmente, el ataque no se ejecutó.
Tampoco se puede olvidar su viaje a la isla de Lampedusa, en su primera salida del Vaticano. Allí habló de la globalización de la indiferencia ante el drama de los migrantes y de los refugiados, y advirtió que muchos, escapándose de la muerte, la encuentran en el mar Mediterráneo.
El Documento sobre la Fraternidad Humana por la Paz mundial y la Convivencia Común de Abu Dhabi, firmado por el papa Francisco con el gran imam de Azhar, Ahmad Al Tayyeb, en febrero del 2019 y que representa a más de 2.500 millones de personas. Rúbrica que el Centro islámico de la República Argentina y la Conferencia Episcopal Argentina celebramos en un acto por su importancia y decidimos que sea objeto de reflexión e investigación en los colegios de nuestras comunidades tal como lo pide el texto. Ese documento tiene una síntesis de la práctica de los preceptos y valores religiosos ante los diferentes desafíos que enfrenta hoy nuestra humanidad, y ahí vuelvo al punto de la importancia del país de origen del papa.
Ese documento, más allá de las creencias religiosas de los firmantes, ha sido muy importante y la experiencia del cardenal Bergoglio en el diálogo interreligioso en el país –junto a las comunidades musulmana y judía- fue clave para que, una vez ungido papa, sea el papa que más dialogo tuvo, quizás, con el mundo islámico. Un mundo que fue invadido varias veces en las últimas décadas y siglos por ejércitos de diferentes potencias, donde sus poblaciones sufrieron matanzas, persecuciones en su propia tierra, saqueos de sus riquezas, actos de terrorismo donde provocaron la mayor cantidad de víctimas…
Por si fuera poco, se logró formar durante un tiempo importante una falsa idea en la opinión pública mundial, muy agresiva, contra el islam y los musulmanes, e incluso en ciertos lugares de Occidente se instaló la idea de que combatir al islam era combatir al terrorismo. El papa Francisco, nuestro papa, y lo digo como argentino, conocía muy bien lo que sucedía y sucede en el mundo islámico. Sabía de las falsedades y las calumnias en contra del islam y de los musulmanes. Es por eso que él, sabiendo que en el islam el diálogo interreligioso es un mandato religioso, más allá de los momentos políticos, encuentra en el gran imam un gran socio y amigo para trabajar juntos en el camino de la fe. El objetivo: hacer que el hombre común no se aparte del camino de Dios y que la familia humana no se pierda ante las nuevas tentaciones y desafíos que enfrenta hoy, y vuelva a aferrarse al Dios único.
Más allá de los momentos políticos, encuentra en el gran imam un gran socio y amigo para trabajar juntos en el camino de la fe. El objetivo: hacer que el hombre común no se aparte del camino de Dios y que la familia humana no se pierda ante las nuevas tentaciones y desafíos que enfrenta hoy, y vuelva a aferrarse al Dios único.
Personalmente, he visitado al papa Francisco en dos oportunidades en el Vaticano, la primera el 2 de mayo del 2014, con una delegación de cuatro miembros representando al Centro Islámico. En ese encuentro le obsequiamos al papa un Corán traducido al español, puesto dentro de una caja de un magnífico trabajo de orfebrería; pieza artesanal que él nos agradeció con otros regalos y un enriquecedor e interesante diálogo.
Haber sido dirigente institucional de mi comunidad islámica en la era del papa Francisco, realmente ha sido muy importante; porque el diálogo interreligioso fluía y fluye con absoluta naturalidad. Es lo que necesita hoy nuestra humanidad; más diálogo. Aquellos que niegan el diálogo, cometen un gran acto de injusticia. Primero en contra de ellos mismos, y luego en contra los demás; porque el no dialogar lleva hacia los caminos del miedo, del no saber, del prejuicio y, probable de los odios.
Dice que el Generoso Corán en la sura de la Familia de Imran, Aleya 64
En el nombre de Allah El Clemente El Misericordioso, Di, Oh gente del libro, convengamos en una creencia común, no adoraremos sino a Dios, no le asociaremos nada y no nos tomaremos los unos sobre los otros y no adoraremos salvo a Dios. En el nombre de Allah El Clemente El Misericordioso, Di, Oh gente del libro, convengamos en una creencia común, no adoraremos sino a Dios, no le asociaremos nada y no nos tomaremos los unos sobre los otros y no adoraremos salvo a Dios.