Es inminente, en pocos días, la semana próxima. Esas son las respuestas que dan en Roma y Buenos Aires ante la pregunta sobre la fecha en la que se conocerá el nombre del segundo sucesor de Jorge Bergoglio en la arquidiócesis primada, después de una década de mandato episcopal Mario Poli en la curia metropolitana porteña. El cardenal presidirá este jueves su último tedeum en la catedral metropolitana delante del presidente Alberto Fernández. El propio papa Francisco admitió hace poco que había "tres candidatos fuertes", pero evitó nombrar a alguno y sólo subrayó que “solo será designado uno”.
El 6 de abril, en el marco de la Semana Santa cristiana, Poli confirmó en una misa en la catedral –como lo había anticipado Letra P- que el papa le había aceptado la renuncia, pero dándole una yapa: “Quedate hasta que venga el próximo”. El dato ratificó que el proceso selectivo estaba en sus últimos estadios. Otra situación que expuso que el purpurado porteño estaba en salida fue la designación reciente de uno de sus obispos auxiliares, Juan Carlos Ares, como diocesano de San Carlos de Bariloche; por lo que también se irá pronto.
En una entrevista periodística, el pontífice explicó que en el proceso de selección episcopal no era sólo una decisión personal y que debía tomar en cuenta la opinión de los dicasterios (ministerios) y de los cardenales. Esa instancia consultiva y otras ya están cumplidas. Fuentes vaticanas consultadas por Letra P confirmaron que Bergoglio ya utilizó la lapicera para firmar el decreto de designación y lo remitió a la Nunciatura Apostólica en Buenos Aires. El nuncio Miroslaw Adamczyk ya cumplió el protocolo diplomático y se lo comunicó a las autoridades gubernamentales; y también notificó al elegido. Ahora, resta que la Santa Sede oficialice el nombramiento publicándolo en el Boletín de la Sala de Prensa vaticana. Lo que, aseguraron las fuentes, será pronto.
¿Un arzobispo, un obispo o un tapado?
Nadie, o casi nadie, conoce quiénes aparecen en esa última terna que, hace un mes, Bergoglio admitió tener en su poder. Quienes podrían ser elegidos tampoco quieren que su nombre aparezca en la lista, siguiendo la lógica de los cónclaves: “Quien entra papa, sale cardenal”. También porque el pontífice ha dado muchas sorpresas en los nombramientos episcopales de sus compatriotas: Poli fue uno. Tampoco no se descarta que aparezca un tapado, alguien que no estaba en las consideraciones episcopales, pero sí entre las opciones papales.
Mientras continúa la espera sobre el sucesor de Poli, en ambientes eclesiales hay dos ternas, muy similares, de quienes aparentan ser más candidatos que otros. Una la integran tres arzobispos: Carlos Azpiroz Costa (Bahía Blanca), Marcelo Colombo (Mendoza) y Jorge Lozano(San Juan). En la otra, sale Azpiroz Costa y entra el obispo Eduardo García (San Justo).
Colombo es un arzobispo bien bergogliano. Porteño y con formación sacerdotal en la diócesis de Quilmes en los tiempos de Jorge Novak. Francisco lo nombró obispo de La Rioja, antes de promoverlo a la arquidiócesis de Mendoza, y fue a quien le confió información de los archivos vaticanos que fueron clave para la sentencia del juicio por el asesinado del obispo Enrique Angelelli, perpetrado durante la última dictadura militar.
A Lozano lo conoce porque fue colaborador suyo en Buenos Aires, donde le ha confiado situaciones complejas; entre ellas acompañar a familiares de víctimas de la tragedia de Cromañón o manejar la situación tensa con ambientalistas de Gualeguaychú por las pasteras uruguayas. En las últimas horas, algunas fuentes lo ponen como el "más candidato", sobre todo porque acaba de completar una gestión exitosa como secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).
Mientras que Azpiroz Costa es quien reúne, a priori, esos matices pastorales que el papa prefiere a la hora de elegir diocesanos: religioso (dominico), predicador, educador, dialoguista y pastor cercano; el caso de García es similar al de Lozano: colaborador suyo en Buenos Aires, impronta social y experiencia en la gestión pastoral en las barriadas populares de las periferias del partido bonaerense de La Matanza.
Solo uno será el próximo arzobispo de Buenos Aires y podría ser creado cardenal en un futuro próximo. El papa ya optó por un nombre y ya puso su firma, particular y diminuta, y lacró el documento de designación.