El candidato a gobernador de Córdoba por Juntos por el Cambio (JxC), Luis Juez, repasa los ejes del programa económico que expondrá en la Bolsa de Comercio de Córdoba. Estudia su texto con la tranquilidad de saber que Mauricio Macri pasó de celador a principal aliado en la interna de la coalición opositora. Mientras tanto, el larretismo intenta calmar las aguas con el senador y pide "ver la película completa".
Horas antes de su desembarco a la Capital, el expresidente fustigó contra Horacio Rodríguez Larreta por impulsar la incorporación del gobernador Juan Schiaretti a la alianza nacional, también con el apoyo de Gerardo Morales, Elisa Carrió, Martín Lousteau, entre otras figuras.
Desde el larretismo y el juecismo indican, con extrema cautela y apropiándose del potencial periodístico, que el alcalde porteño y el senador no conversaron en los últimos días. Sin embargo, en el campamento del presidenciable del PRO afirman que el apoyo a la candidatura de Juez está fuera de discusión y que los equipos bajo el comando de una de las asesoras de Larreta, Lucía Ravine, siguen dando soporte.
¿Cómo impacta el diálogo entre las referencias de JxC y Schiaretti en el tramo final de la campaña cordobesa? ¿Confunde al electorado que votará el 25 de junio? ¿Se pueden separar los carriles cuando la intención de los campañistas de la provincia era exponer la batería de apoyo nacional y despejar, de una vez y para siempre, el supuesto pacto entre el PRO y el jefe del cordobesismo?
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El larretismo pide ver la película en “3D”. Según ese enfoque, Larreta habla de una mayoría del 70% desde hace más de un año. La entiende necesaria para superar la lógica de los consensos políticos con base a los intereses de las partes involucradas.
Con la idea de llevar tranquilidad a Juez, el larretismo invita al juecismo a pensar sin el vicio de la autorreferencialidad. Argumenta que el futuro de las provincias y municipios depende del éxito de un gobierno de coalición, donde el líder del Frente Cívico y Rodrigo de Loredo, serían actores centrales.
Esta versión tridimensional -Nación, provincias y municipios- choca, en parte, con el latiguillo de Juez. En su acto de lanzamiento de campaña, ante una platea completa de presidenciables de JxC, el aspirante vendió el triunfo de Córdoba como condición necesaria y primaria para pensar en un proyecto de escala nacional después. Como el manual indicaba, siguió con un pedido de ayuda total y sin interferencias en un distrito donde constó (y se logró) la unidad aliancista.
Juez no puede tensar al extremo con Larreta, por más que Patricia Bullrich asome, otra vez, como su madrina natural en las internas PRO en las que el candidato a gobernador siempre termina metido. Ya pasó en 2021, cuando se enfrentó al macrista Gustavo Santos y al radical Mario Negri.
Si el gobernador logró la centralidad que buscaba; Juez, también. La jugada “macro” redundó en un cierre de filas total de la dirigencia de Juntos en la provincia y armó la columna vertebral de una campaña que no despegaba. El senador sabe que no hay nada más efectivo para el electorado cordobés que agitar el fantasma del kirchnerismo. Si ya lo hacían antes, ¿por qué desaprovechar la oportunidad ahora? El mandatario provincial es un peronista opositor sin grises, pero su juego con el Frente de Todos también es ambivalente.