FASE M

El campo te da y te quita: tensión en el equipo económico zen por el dólar soja

Las cerealeras le dieron un respiro al BCRA con las liquidaciones, pero dispararon las operaciones de dólares financieros. Ruido entre Massa, Pesce y Bahillo.

Cuando se puso en marcha el denominado “dólar soja” para las exportaciones de granos, la brecha de las cotizaciones financieras oscilaba entre el 93% y 100%. Desde entonces, las cerealeras y los productores agropecuarios vendieron poco más de 8 millones de toneladas, que les permitieron un ingreso extra de $160.000 millones. Sin embargo, el Banco Central advirtió un escenario que le jugaba en contra: mientras más reservas acumulaba gracias a la soja, más se estiraba la brecha cambiaria. Este lunes, cuando la distancia entre las divisas oficiales y las financieras superó el 110% se encendieron todas las alarmas en la entidad monetaria que conduce Miguel Pesce. Un anuncio nocturno de una medida generó tensión en el equipo económico. 

 

"Lo que observamos es que estaban haciendo operaciones grandes ahí y haciendo subir la brecha", le confirmó Agustín D'Atellis a Letra P, uno de los directores del BCRA, sobre los motivos que llevaron al directorio de la entidad a "cambiar las reglas de juego", como se quejó la noche del lunes el secretario de Agricultura, Juan José Bahillo. Allí quedaron en evidencia las primeras tensiones adentro del gabinete económico que venía en modo zen. Mientras que el encargado de la relación con el campo dejó señales sobre una disconformidad de parte del ministro de Economía, Sergio Massa, los representantes que tiene el jefe del Palacio de Hacienda en el Central aclararon que la medida "siempre estuvo apuntada contra las cerealeras y no contra los productores, que tienen la capacidad de acceder a los dólares financieras como personas humanas". Ruido interno. 

 

Con calma cambiaria por alivio en el ingreso de divisas, el punto de atención se centró en la brecha cambiaria. Sucede que en el BCRA esas son las dos cosas que importan en el medio de la crisis de las divisas por la que se multiplicaron los cepos, según confiaron fuentes consultadas por Letra P. Por eso el cálculo que hizo el directorio fue concreto y comparó la cotización de los dólares financieros desde el día en que comenzó el plan soja: el Contado con Liquidación (CCL) estaba a 282,91 pesos, lo que significaba una distancia del 101,7% con los 147 pesos del oficial; y el MEP, que se opera con la compra de bonos en pesos, cotizaba a 271,9 pesos, con una brecha del 93,3%.

 

Este lunes, horas antes del anuncio del BCRA, el CCL se había disparado a 303 pesos, con una brecha del 110% y el MEP alcanzaba los 297 pesos, lo que significó un salto con el oficial, que cerró a 150,93 pesos, de casi el 106%. "Las personas humanas quedan excluidas porque, en términos de operaciones y volumen, las operaciones muy grandes obviamente son las de las grandes exportadoras y compañías. Ahí observamos el gran volumen de dólares que estaban operando, particularmente en el CCL", afirmó D'Atellis, en declaraciones radiales que realizó desde temprano por la mañana del martes. El objetivo era dejar claro que la medida iba en contra de las cerealeras y de medianos y grandes productores, que eran los que estaban moviendo la aguja de la brecha cambiaria.

 

Según los cálculos de Economía, el complejo sojero ya se hizo con más de 160.000 millones de pesos de ganancias extraordinarias gracias al beneficio que el Gobierno les brindó con el Programa de Incremento Exportador, que le reconoce 200 pesos el valor del dólar, por encima de los 150 que está valuado de manera oficial. Cuando Massa realizó el anuncio, el Palacio de Hacienda calculaba que los productores tenían la posibilidad de acceder a un precio de 70.000 pesos por tonelada, lo que significa un salto en torno de los 20.000 pesos, respecto de la cotización del jueves 2 de septiembre, último día de operaciones bursátiles antes de la puesta en marcha del esquema de comercio exterior. "En términos netos representa lo mismo que si fueran retenciones cero para el producto", señaló el ministro en esa oportunidad.

 

Ahí existe coincidencia plena en el equipo económico: las cerealeras y los grandes productores esquivaron parte del acuerdo y, lejos de utilizar las herramientas creadas para resguardarse de una posible devaluación brusca del peso, le demandaban al mercado parte de los dólares que le aportaban sus liquidaciones a las reservas del Banco Central. Y si bien la escasez no está en el debate, esas operaciones lograron ponerle tensión a la brecha cambiaria que, de mantenerse alta a pesar de la cierta estabilidad monetaria, sostiene las expectativas de devaluación. Por ese motivo, el BCRA salió a recordar: "Las empresas que vendieron soja en el marco del Programa de Incremento Exportador, y que fueron alcanzadas por la Comunicación A 7609, conservan los instrumentos que les permiten dejar sus ventas en las cuentas que se ajustan por dólar linked", aclaró en una nueva comunicación.

 

Las declaraciones radiales del secretario Bahillo reabrieron otra brecha, la que existe entre Massa y Pesce. El superministro había impulsado su salida de la jefatura del Central con su desembarco a Hacienda, pero el respaldo del presidente Alberto Fernández desalentó la embestida. El líder del Frente Renovador, entonces, ubicó a varios de sus jugadores en la mesa directiva del BCRA. Además del vicepresidente y stopper Lisandro Cleri, otro de los embajadores es D'Atellis, que ofició de defensor de la medida que generó pánico el lunes por la noche en un oficialismo que espera con ansias el cumplimiento de la promesa del campo de liquidar, por lo menos, 5.000 millones de dólares antes del 5 de septiembre. Hasta el momento, el aporte está por encima de los 4.000 millones.

 

"La norma que dispuso ayer el Directorio del Banco Central de la República Argentina no incluye a los productores que sean personas humanas", aclaró en un comunicado de prensa la entidad monetaria. El mensaje, que ya había sido difundido incluso por el propio Bahillo en un mensaje a través de la red social Twitter, buscó atemperar los ánimos caldeados entre Agricultura y el Central. Mientras tanto, en el entorno más cercano de Massa optaron por el silencio, lo que agrandó las versiones por un presunto enojo con Pesce. Aunque algunas fuentes oficiales consultadas por Letra P calificaron de "opereta" a la reacción del Secretario.  

 

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