POLÍTICA EXTERIOR

Unidad en la diversidad, la apuesta de Fernández para agilizar la CELAC

El Presidente apuesta a afinar la burocracia interna del bloque para discutir con otras regiones. El contexto continental favorable y la nueva cita de octubre.

Al margen del tenor de cada una de las etapas que transitó su mandato, el presidente Alberto Fernández se sintió siempre más cómodo en la arena internacional que en la local. En mayo, cuando arreciaron los debates económicos con la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, viajó a Europa de imprevisto para tomar distancia. Este jueves, cuando el ministro de Economía, Sergio Massa, gana poder en el Gobierno y en la interna del Frente de Todos (FdT), cerró un seminario organizado por la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) -su principal apuesta en materia regional- que buscó institucionalizar el bloque para darle mayor volumen y capacidad de negociación con otros organismos internacionales en un mundo que profundiza sus disputas. 

 

Bajo el título “Unidad en la diversidad”, Fernández brindó este jueves el último discurso de la jornada acompañado por el expresidente de Colombia Ernesto Samper, el exmandatario de España José Luis Zapatero, el exjefe de Estado de Guatemala Vinicio Cerezo y el canciller Santiago Cafiero y con la participación virtual del jefe de Estado de México, Andrés Manuel López Obrador. A pesar de la expectativa que hubo en la previa, finalmente el líder del Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, Lula da Silva, no participó por estar destinado a su campaña presidencial de cara a las elecciones de octubre. El objetivo del seminario, que también contó con la participación de la Corporación Andina de Fomento (CAF), fue iniciar las discusiones y negociaciones para institucionalizar la CELAC, un bloque que en la actualidad está más destinado a cuestiones políticas en conjunto con los 32 países que reúne del continente -todos, salvo Estados Unidos y Canadá- que a negociaciones con terceros y que carece de una burocracia aceitada que, en la actualidad, dificulta su trabajo diario.

 

En un mundo atravesado por conflictos internacionales que amenazan con entorpecer o romper las cadenas de suministro, como la pandemia de Covid-19, la guerra en Ucrania y las nuevas tensiones entre los Estados Unidos y China en Taiwán, distintas regiones se apresuran a robustecer sus bloques regionales por encima de los internacionales para asegurar su propio bienestar. Es así como la Unión Europea, por ejemplo, se apuró a conseguir sus propias vacunas y cómo busca fuentes de energía para atravesar el invierno. En este contexto, América Latina carece de ese grupo aglutinador porque, durante los últimos años, la CELAC, la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) e incluso el Mercosur sufrieron disputas internas que los deterioraron. 

 

“Fue muy penoso que la división nuestra no nos haya permitido negociar vacunas en mejores condiciones”, dijo Fernández, quien anticipó una nueva “realidad geopolítica” que la región no podrá dominar, pero que podrá enfrentar de mejor manera si el continente se enmarca en un bloque. “Podemos tomar la decisión de unirnos para enfrentar cualquier mal momento, cualquier tragedia que se avecina en unidad y con otra fuerza”, agregó el mandatario argentino.

 

A la vez que se desarrollaba la jornada en el Centro Cultural Kirchner (CCK), el diario El País de España publicó un informe, en base a un documento interno de la Unión Europea, donde anticipó una “ofensiva comercial y diplomática para frenar el avance de China y Rusia en Latinoamérica”. La misma se desarrollaría a partir de la próxima presidencia pro tempore que ostentará España, contaría a la realización de una cumbre de alto nivel político para el segundo semestre de 2023, y tendría como primera parada la reunión que las cancillerías de la CELAC y Europea realizarán en Buenos Aires el próximo 27 de octubre.

 

“Hoy son conversaciones que se están desarrollando, pero todavía no hay nada cerrado ni desarrollado”, le aseguró una fuente del Palacio San Martín a Letra P, que adelantó que el objetivo de institucionalizar la CELAC es “generar vínculos políticos, de asistencia y comerciales, entre otros, con la Unión Europea, la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental (ASEAN), la India y Japón”. Durante su discurso, el Presidente afirmó: “Somos un grupo de países que se reúne, conversa y analiza, pero no toma decisiones en conjunto y es hora de que lo hagamos”.

 

Bajo este proyecto de institucionalización, la Argentina apuesta al trabajo conjunto de todo el continente más allá de las visiones políticas de turno, un punto que -hasta acá- logró sostener la CELAC. Este bloque, a diferencia de la Organización de los Estados Americanos (OEA), el Prosur o el Grupo de Lima, reúne a todos los países de América Latina y el Caribe, por lo que logra sentar en su mesa de negociaciones a Venezuela, Cuba y Nicaragua al mismo tiempo que a Uruguay y a El Salvador. Dos puntos corren a favor de esta disposición: por un lado, si la intención es lanzar a la CELAC al escenario internacional, es mejor hacerlo de forma conjunta; por otro, las crisis que atraviesan Caracas, La Habana o Managua, que le valieron sus participaciones en otros bloques, deben contar con la disposición y al cooperación de toda la región, porque tienen aspectos que le escapan al área nacional y llegan a la regional. 

 

La presidencia pro tempore de la Argentina al frente de la CELAC cuenta con un viento regional a favor de su proyecto. La llegada de Gabriel Boric a la presidencia de Chile, la reciente asunción de Gustavo Petro en Colombia, la vuelta del Movimiento Al Socialismo (MAS) al poder en Bolivia y la fuerte posibilidad de que Lula destrone a Jair Bolsonaro en Brasil en octubre favorecen la intención de Alberto Fernández de potenciar la unidad regional, institucionalizar la CELAC y discutir en el mundo a partir de las potencialidades energéticas y de materias primas frente a un mundo necesitado. El primer paso para confirmar el proyecto fue dado, el segundo podrá surgir de las elecciones del 2 de octubre en Brasil y la tercera será, de forma oficial, en la cumbre de cancilleres regionales que se realizará el 26 de octubre. 

 

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