La conectividad en el país no ha mostrado cambios relevantes en los últimos dos años. Las medidas de aislamiento iniciadas en 2020 expusieron como nunca el rol central de internet en la vida cotidiana, pero también se hicieron evidentes las desiguales capacidades de acceso a esta tecnología.
Según los registros del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), en diciembre de 2021 había 7.851.723 accesos fijos a internet, lo que supuso un aumento de 2,2% en relación con el mismo mes del año anterior. Los enlaces residenciales tuvieron un crecimiento interanual de 2,5% mientras que las conexiones a organizaciones registraron una baja interanual de 1,7%, que se suma a la caída interanual registrada en diciembre del año anterior, que fue de 14,4%. Este descenso parece ser consecuencia directa de las disposiciones de aislamiento preventivo que promovieron el trabajo hogareño. Si se toman los datos del INDEC sobre los accesos fijos a internet desde 2013 hasta 2021, se observa un alza constante pero lenta: un avance con largas mesetas.
Las provincias que mostraron mejores números en la última comparación interanual en las conexiones fijas fueron La Rioja (11,8%) y Corrientes (9,8%). Sin embargo, el último mes del año pasado muestra la baja interanual de este tipo de accesos para 11 provincias, mientras que los enlaces móviles tienen crecimientos interanuales en todos los distritos, salvo Santa Cruz.
Las cifras dan cuenta de la preferencia por el uso de datos móviles, que sumaban 34.574.527 de accesos en diciembre de 2021, con un crecimiento interanual de 6,8%. Estos servicios móviles ofrecen distintos tipos de experiencias de conectividad, según la geografía y la capacidad de pago, como lo experimentan los usuarios diariamente. De acuerdo con el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom), la gran mayoría de los planes de la telefonía móvil son prepagos (casi 90%), lo que supone condiciones de navegación limitadas.
El crecimiento de los accesos fijos a internet no es parejo en todo el país. Las cifras de Enacom exponen la desigualdad geográfica. La Ciudad de Buenos Aires lidera en cantidad de accesos cada 100 hogares y muestran buenas performances provincias como Tierra del Fuego, La Pampa, Córdoba, San Luis, Chubut y La Rioja, con crecimientos notables de estas últimas dos en los años de pandemia. Sin embargo, ocho provincias se mantienen con menos de 50 enlaces cada 100 casas.
Según las cifras de Enacom, se produjo un aumento sostenido de la velocidad promedio nacional de bajada de datos de las conexiones, con un salto importante en 2020. En el tercer trimestre de 2021 esa velocidad media nacional fue de 48,46 megabytes por segundo (Mbps), en 2020 fue de 40,67 Mbps, en 2019 llegó a 24,18, en 2018 fue de 15,36 y el año anterior se calculó en 8,34 Mbps. Sin embargo, ese promedio esconde desigualdades. Si bien han crecido las conexiones por encima de los 30 Mbps, la mitad de los enlaces fijos se mantiene por debajo de esa medida.
Por otra parte, la tecnología más utilizada para enlazarse a la red es el cable módem, con casi 58% de los accesos hasta septiembre de 2021. Mientras la fibra óptica, la infraestructura más robusta, solo representa 15% de los enlaces, con un crecimiento de 5 puntos porcentuales en relación con 2019 y de 12 puntos en relación con 2017.
En agosto de 2020, el Gobierno nacional el DNU 690, con el que buscó controlar los aumentos de tarifas, fomentar la conectividad y ofrecer alternativas baratas de conexión a los sectores de menores ingresos con el Plan Básico Universal. La medida demostró resultados insuficientes. En eso fue determinante su judicialización desde grupos empresarios, principalmente del Grupo Clarín, que habilitó aumentos no autorizados hasta la resolución judicial de fondo, que todavía no llega.
Si se analiza la inflación anual de los últimos cinco años se encuentra que el rubro Comunicaciones, que incluye los servicios de telefonía e internet, tuvo aumentos porcentuales superiores a la inflación general en 2017, 2018 y 2019. En esos años las subas de estos servicios estuvieron entre 8 y 10 puntos porcentuales por encima de las variaciones generales de precios relevadas por el INDEC. Por el contrario, en 2020 el rubro tuvo una suba porcentual muy por debajo del alza general de los precios, que fue de 36,1% contra 7,6% en las telecomunicaciones. La relación fue 50,9% frente a 35,8% el año pasado, periodo en el que se autorizaron aumentos de precios y se dictaron medidas cautelares sobre el DNU 690.
Los números demuestran que en años con distintas regulaciones sobre el sector, con gobiernos diferentes y en contextos económicos variados, el crecimiento del acceso a internet hogareño no tuvo grandes saltos. Tampoco hubo impulsos sobresalientes en la generación de accesos a través de la fibra óptica. La conectividad fija residencial mantiene deudas en su extensión y calidad. La brecha digital sigue ancha y son muchos los que quedan en banda. Las razones económicas y de infraestructura involucran decisiones de actores estatales y privados. Dos movimientos son necesarios: tender las redes y hacerlas accesibles a la ciudadanía.