ROSARIO (Corresponsalía Santa Fe) La crisis en materia de seguridad en esta provincia, el área más compleja para el gobernador Omar Perotti, ha sumado un nuevo capítulo de interna política que embarra la lucha contra la delincuencia en medio de un pico de violencia narco. La remoción a sólo cuatro meses de asumir y con escándalo de por medio del secretario de Seguridad Pública, Jorge Bortolozzi, una suerte de viceministro, evidencia la falta de aciertos en la materia, pero a la vez el gobierno lo toma como un reseteo a la ya desgastada gestión.
La salida de Bortolozzi significó para el ministro de Seguridad, Jorge Lagna, un salvavidas caído del cielo ya que era él quien tenía todos los números para ser alejado de su cargo y ser el fusible para descomprimir el ambiente.
A partir de ahora, el gobierno quiere convertir el nuevo paso en falso en oportunidad con la designación de Claudio Brilloni, un exgendarme de alto rango con el apoyo de todo el arco político por su capacidad. Una suerte de bala de plata que puede ser determinante para la gestión.
El gobierno entró en la riesgosa naturalización de los conflictos internos. Primero con el exministro de Seguridad, Marcelo Sain y sus latigazos a la policía; luego con la investigación -aún sin novedades concretas- sobre supuesta inteligencia de la cartera de Seguridad a empresarios, periodistas y personalidades de Rosario que terminó removiendo toda la cúpula; y por último, con los descalabros verbales del propio Bortolozzi que terminó con su reciente salida.
Todo venía áspero en Seguridad, tal como contó Letra P. Bortolozzi se enteró mientras estaba al aire en una radio de su salida, aunque habrá intuido que un viaje de varios días a Centroamérica para sortear premios para el Club de Leones lo ponía de patitas en la calle. Sobre todo porque el contexto de violencia es inusitado, y con una nueva remoción de la jefatura de policía de Rosario cuando se estaba por subir al avión. Intentó aclarar que tanto Perotti como el ministro de Seguridad sabían del viaje, y hasta optó por salpicar a Lagna al revelar que el funcionario le reprochó que no le haya traído perfumes del freeshop. Luego disparó dónde más le duele al gobierno: "Se preocupan por mi viaje porque no tienen un plan".
Lo cierto es que el ministro, además de ilusionarse con perfumes importados más baratos, lo hizo con el periplo de su secretario por Nicaragua. Sabía que ni bien Migraciones le estampara el sello a Bortolozzi en el pasaporte, tenía a mano la excusa para echarlo y descomprimir su situación que venía en la cuerda floja.
Ya los movimientos de cuadros intermedios no alcanzaban y se buscaba un golpe de timón más arriba. El exsenador Roberto Mirabella, mano derecha de Perotti, sostenía off the record desde hace unas semanas que Lagna no tenía más crédito a un año de asumir la cartera luego del alejamiento de Sain. Tampoco parece tenerlo el Ejecutivo que termina evidenciando sus propios errores en tan solo un par de meses. Más allá de ingreso de Brilloni, el cuestionamiento del diputado al ministro deja en claro que si no mejora la situación, es el próximo fusible.
"Estamos convencidos con el gobernador de que es la persona que necesitamos para estos tiempos, con una conducción férrea y de mucha convicción", destacó el ministro Lagna cuando hizo jurar al nuevo secretario de Seguridad. La figurita difícil volvió a recibir elogios. La pregunta es por qué no se actuó en consecuencia en diciembre pasado, cuando Brilloni fue designado al mando de la secretaría de Control y Prevención, un rango menor, al renovarse la cúpula tras la salida de Sain y su tropa.
Según supo Letra P, entonces se buscó que el uno-dos del Ministerio no tenga ninguna figura ligada a las fuerzas de seguridad, y se optó por perfiles políticos. Lo cierto es que no querían contradecirse con las críticas que dispararon durante años contra el socialismo respecto a que esas gestiones le dieron autocontrol a la policía y desde entonces todo se desmadró por la connivencia de la fuerza con las bandas narcotraficantes.
La banca opositora
En pocos meses ese enfoque cambió, en parte porque Brilloni tiene la mayor consideración profesional, incluso de la oposición. En su cuenta de Twitter, el diputado provincial radical, Maximiliano Pullaro, festejó la designación y volvió a destacar al exgendarme como había hecho en diciembre en contacto con este medio: “La mejor decisión de Perotti es poner a Claudio Brilloni como secretario de Seguridad. Es un hombre que conoce la provincia. Cuando lo designó la ministra Bullrich para conducir las fuerzasfFederales en el 2016/2017 logramos bajar los índices de violencia”.
Esto le sirvió al exministro Sain para acusar sin filtros a Pullaro de tener influencia en el ministerio de Seguridad. “Asumió como jefe de Gabinete en Seguridad: pone y saca funcionarios y dicta lineamientos”, chicaneó. En diciembre, el diputado radical explicó a Letra P que considera a Lagna como un “hombre de buenas intenciones”, pero que estaba mal rodeado.
Por su parte, el intendente de Rosario, Pablo Javkin, es otro dirigente que pidió por Brilloni en las mesas de trabajo con la provincia porque compartió reuniones de coordinación de seguridad cuando fue secretario general de Rosario durante la gestión socialista. En ese sentido, Javkin aprovechó el movimiento y presentó un proyecto para que las intendencias tengan peso en la elección de los jefes policiales regionales. El respaldo público a Brilloni de la oposición, la involucra en los resultados que muestre el nuevo secretario. Si falla, también habrá otro mensaje: si el mejor de todos no pudo, qué queda por hacer. Perotti también se hace la misma pregunta.