Si las elecciones en Independiente estuvieron teñidas por la incidencia macropolítica, con la secuencia final de la primera línea de Juntos por el Cambio festejando in situ o por redes sociales el triunfo de Fabián Doman, los comicios en San Lorenzo están atravesados por dos factores muy distintos: la aparición –en muchos casos repentina– de empresarios y ceos y la improvisación en el armado de listas que debieron oficializarse el 24 de octubre, y que propició un carnaval de apuros y desprolijidades.
Entre quienes se candidatean –Miguel Mastrosimone, César Francis, Marcelo Moretti, Cipriano Pommies y Enrique Ronzoni– pocos pueden jactarse de ser una excepción a esa regla en este camino electoral, abierto a fuerza de los reclamos de todo el arco opositor tras el pedido de licencia y la posterior renuncia de Marcelo Tinelli. Lejos quedó aquella votación récord de diciembre de 2019 en la que el conductor y productor televisivo obtuvo el 80%. En la institución hay certeza de que ningún postulante sacará esa cifra, pero también de que probablemente nadie repita lo que hizo Tinelli en el poco tiempo que estuvo al frente del club.
Luego de un año de marchas, pedidos y reclamos, las elecciones anticipadas en San Lorenzo convocadas por el presidente en funciones, Horacio Arreceygor, son una realidad que se concretará el sábado 17 de diciembre, un día antes de la final del Mundial de Qatar; aunque el mapa de las candidaturas se transforma semana a semana. Hay posibilidades de que alguna de las cinco listas se queden en la orilla de los comicios por irregularidades en la presentación de los avales. Todo está abierto.
Mientras el ministro de Turismo, Matías Lammens, observa la escena electoral sanlorencista ni tan lejos ni tan cerca, y dando por descontado que esta elección marcará el final de su década al frente de la institución; otros espacios del kirchnerismo se mantienen alejados de la contienda electoral del club. Quienes sí dieron señales de querer entrar fueron personas allegadas a la gestión porteña de Horacio Rodríguez Larreta, en tándem con el siempre influyente Daniel Angelici.
El secretario de Inclusión Social y Atención Inmediata de la Ciudad y actual secretario de San Lorenzo, Sergio “Chiche” Constantino, pretendía ser el candidato del oficialismo, en una disputa cuerpo a cuerpo con el vicepresidente Mastrosimone. Constantino aseguraba, en reuniones privadas, que tenía el apoyo de Larreta –algo que en otros ámbitos relativizan–, pero ni eso le hizo ganar la pulseada interna en el club. Sobre la hora, cuando ya estaba decidido a desdoblar la oferta oficialista, Angelici lo convenció para que se sumara en el segundo lugar de la nómina, que incluyó como candidato a vice segundo al arquero Sebastián Torrico, recientemente retirado del fútbol.
La participación de Larreta y Angelici fue una excepción. Ni la AFA ni el sector del kirchnerismo que siempre intenta poner un pie en los clubes mostraron interés en involucrarse en un barro electoral del que, como presagian, puede haber más para perder que para ganar.
Ceocracia azulgrana
Algunas encuestas ponen a Francis y a Moretti con mayor intención de voto, sobre todo luego de la ruptura del frente Siempre San Lorenzo, que bajó a su candidato inicial, Sebastián Pareja, y subió al empresario arrocero Pommies, quien estará acompañado por Ricardo Saponare. En ese espacio tallan varios empresarios pesados: Gabriel Martino, ex CEO del HSBC y reconocido como un banquero amigo de Mauricio Macri durante su presidencia; Diego Mejuto, exgerente de la multinacional Glencore; e Ignacio Jiménez, representante de jugadores y dueño de Il Ombu, un restaurant de moda en el Círculo Rojo nacional, y cuya ascendencia motivó la salida de algunas agrupaciones.
Otro empresario que asomó estos meses y que encabezará la lista Renovación Sanlorencista es Ronzoni, señalado como uno de los responsables de las quiebras de las compañías de turismo Río Estudiantil, Lapa Estudiantil, Travel Rock y Baxter.
Francis –abogado, periodista y referencia del sello opositor Volver a San Lorenzo– fue el primero que se lanzó a la carrera electoral, casi a la par de su reclamo para que adelantaran los comicios a octubre, algo que finalmente no ocurrió. Único vocal por la minoría, a Francis durante años le reclamaron que hiciera alianzas con otros sectores afines. En las últimas dos elecciones a las que se presentó, no lo hizo. En ésta, la tercera, sí: sobre la hora sumó a Cristian Mera, de Soñar Boedo, como candidato a vicepresidente en una boleta que, según sostienen, integra a personas con experiencia en administración de clubes y asociaciones, como el propio Francis en la Asociación Argentina de Tenis. Francis sabe que, a diferencia de lo que ocurrió en 2016 y 2019, cuando Lammens y Tinelli eran la opción oficialista, sus chances de ganar crecen sustancialmente.
El principal adversario de Francis es Moretti, quien hace un año dejó la actual conducción del club por diferencias, o porque intentaba construir su candidatura sin la ropa del oficialismo. Candidato en 2010, dedicado a la abogacía y con empresas del rubro gastronómico, reunió este año a empresarios de peso –Darío Coronel, de Disney, y Néstor Navarro, del rubro frigorífico– y cuenta con el apoyo del expresidente Fernando Miele, una persona que, como sucede a nivel nacional con su contemporáneo ya fallecido Carlos Menem, genera amores y odios dentro del club, al punto de que la Asamblea le quitó su condición de socio por supuestas irregularidades durante su gestión, entre 1986 y 2001. El revival noventista también tiene su correlato en la patria futbolera.