GOBIERNO VS. GRAN HERMANO

El Alfagate alborota la Casa (Rosada): fue Alberto, pero Gabriela...

Interna mamushka por la pelea con el programa de TV. Sensibilidad presidencial, complicidad de la vocera y el efecto Streissand. El búmerang viral.

Hay quienes no dudan: la avanzada oficial contra un participante de Gran Hermano fue ordenada por Alberto Fernández, si bien el brazo ejecutor de la carta de cease and desist (cesar y desistir) fue la portavoz, Gabriela Cerruti, al amenazar, en Twitter, con iniciar acciones legales contra el programa de TV y contra Walter Santiago, alias Alfa. "Es una respuesta viceral", justifican al Presidente por sus reacciones ante acusaciones de corrupción. No fue la primera ni será la última. Durante este jueves se recordó en la Casa Rosada la salida de Ginés González García por el Vacunatorio VIP, reinterpretada hoy como acelerada, para cortar de cuajo las sospechas antes de que trascendieran al Ministerio de Salud. 

 

"En este gobierno, ¿alguien les pidió un centavo para hacer obra pública? ¿Alguien los mandó a espiar? ¿Alguien usó la AFIP para que se metan en las empresas de aquellos que nos critican? Los desafío, porque su respuesta va a ser no", interpeló Fernández al auditorio del Coloquio de IDEA la semana pasada. Otro antecedente. Expertos en la materia del mismo Gobierno aportan hasta un marco teórico: "Son microbatallas de diferenciación", sentenciaron en un despacho. Con una bandera anticorrupción en los contratos de infraestructura, el albertismo no sólo se desmarca del kirchnerismo, su karma, sino del macrismo, ensuciado por las acusaciones del frentetodismo con el esquema de las PPP. Igual, la misma fuente pone en duda su impacto en una agenda oficial cooptada por una negatividad. "No sé si sirve o no, es difícil marcar alguna diferencia mientras no logremos bajar la inflación", admite. 

 

El abogado presidencial brindó un argumento para sostener que fue Fernández quien dio la orden de atacar. "(El Presidente) me instruyó a iniciar las acciones civiles por daño contra su honor", informó Gregorio Dalbón, también en Twitter, citando el hilo original de Cerruti.

 

Cerca de la cocina de la movida se mueven piezas que suelen quejarse de la vocera presidencial. En esta ocasión, no hacen ninguna excepción. "Si ella no fue la de la idea, al menos debería haber calmado a Alberto para evitar este papelón", analizaron en un despacho. No sólo eso: la portavoz encabezó después varias batallas dialécticas, una de ellas con el periodista Diego Brancatelli. "El 1% de los argentinos escuchó lo que dijo el fantasma este de GH sobre el Presidente, hasta que @gabicerru se encargó de que lo sepa (sic) el 90%. Ella o el cráneo que pensó que hacer eso era acertado, sepa que nos están haciendo mucho daño y siendo funcionales al macrismo. No hagan más nada", fue el reproche. La vocera le replicó, ironía mediante: "¿En serio te parece que hay más gente que escucha lo que sucede en tus programas que la que sabe lo que pasó en Gran Hermano? Uau”. 

 

No solo Brancatelli enmarcó este episodio dentro del llamado "efecto Streissand"; también lo hicieron fuentes de la propia administración albertista. En 2003, la actriz Barbara Streissand demandó a un fotógrafo por US$50 millones por violación de la privacidad. En realidad, había una imagen aérea de su casa en la playa entre 12 mil que el profesional había compilado en una web para documentar el efecto de la erosión y el desarrollo inmobiliario en el litorial californiano. La presentación judicial volvió viral la foto que se pretendía censurar. Un juez falló a favor del denunciado.

 

La defensa de la jugada albertista asume que Gran Hermano no es un sitio web perdido en internet sino un programa con alto rating, pero la acusación de Alfa no había trascendido las redes, hasta la amenaza presidencial. El tema monopolizó la conversación en Twitter. Un relevamiento de la firma Ad Hoc  calculó que, hasta las 17 de este jueves, 37,4 millones de usuarios (un 95,8% del ecosistema digital argentino) habían hecho alguna mención al Alfagate. A lo cuantitativo se suma el análisis cualitativo: la mayoría de los tuis posee "un tono negativo o de burla/ironía hacia el gobierno nacional". "Tomó un volumen político que no era necesario", se lamentan en el ala crítica a la respuesta explosiva oficial. 

 

Los dichos del participante del reality no sólo involucran a Fernández, también al legislador Claudio Ferreño, a quien juró conocer desde su infancia. "No tiene relación con este personaje, conoce a los familiares y al hermano del barrio (Coghlan)", admitieron en el entorno del jefe del bloque del FdT porteño y presidente de ParTE, el sello partidario albertista.

 

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