FASE M

"Ajuste a lo Macri": el Círculo Rojo, contra el sistema de importaciones massista

La UIA alertó por el inminente default de empresas que prefinanciaron ingresos de insumos, pero que ahora no pueden sortear el cepo. Dos meses de plazo.

El Círculo Rojo lanzó una primer advertencia en la era Sergio Massa: la crisis de las empresas dependientes de la importación de insumos y bienes de capital que no se fabrican en el país podrá iniciar el proceso de descapitalización, achique y hasta derivar en el cierre de compañías si durante los próximos dos meses se confirma la aplicación de la nueva variante del cepo a las compras al exterior a través del nuevo Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA). La situación, auguran, podría llevar al proceso productivo a niveles de estrés similar al período de recesión de la gestión del expresidente Mauricio Macri. Si bien reconocen la diferencia entre los modelos económicos, alertan por un golpe a las finanzas de las fábricas que podría ser "letal" en un plazo de efecto más corto todavía.

 

La carta del espejo con Cambiemos le pega de lleno al corazón del Frente de Todos. Según pudo saber Letra P, los industriales reclamaron reuniones con el equipo económico de Massa "para transmitir todos los problemas que afectan a la actividad industrial". Fuentes de la Unión Industrial Argentina (UIA), consultadas por este medio, mostraron una "fuerte preocupación" por los "efectos no deseados" que dicen que generará el cambio de sistema en las importaciones, debido a que "no hubo una transición ordenada, que respetara los pedidos hechos con antelación en las SIMI". Según el mundo empresario, "las fábricas están trabajando con un stock limitado, luego de atravesar un semestre de muchas restricciones", lo que licuó las tenencias de insumos para evitar parates en la línea de producción. "Nos vienen prometiendo que todo esto tiene fecha de caducidad, pero siempre se corre", se alarmó el dueño de una empresa con presencia en dos provincias del país.

 

Las restricciones a los dólares al final no se relajaron una vez finalizado el invierno, luego del pago de las importaciones de energía ante los faltantes de gas. Según prometía el exministro Martín Guzmán, a mediados de julio iba a existir un panorama de "previsibilidad" que permitiría una liberación en los cepos, que limitaron el acceso al Mercado Único y Libre de Cambios (MULC). Con la efímera llegada al Palacio de Hacienda de Silvina Batakis y de Daniel Scioli al Ministerio de Desarrollo Productivo, la fecha se corrió un mes más. Pero con la crisis de la brecha cambiaria y las tensiones devaluacionistas que golpearon hasta entrado el inicio de gestión de Massa, el plan quedó en stand by.

 

"El nuevo sistema le otorga a las pymes un plazo de 60 días para tener acceso a los dólares, pero antes hay que atravesar una serie de requisitos que son un quilombazo", se quejó un empresario que participa de las decisiones de la UIA. En la entidad industrial el malestar es creciente, porque sienten que las promesas de "previsibilidad" que les había anticipado Massa cuando los visitó hace un mes atrás tenían otras reglas de juego. "Nunca nos avisaron que íbamos a tener dos meses de faltantes", se quejó otro ceo, preocupado por la posibilidad de encontrarse con imposibilidad de cumplir con compromisos de producción. Según la misma fuente, esa situación se está multiplicando a diario.

 

"Para las empresas medianas, el panorama es más complejo, porque el plazo es entre 90 y 120. Mientras que las grandes deberán esperar 180 días", se lamentó un ejecutivo. Justamente las compañías de gran peso en la economía están "teniendo problemas" para cobrar los dólares que prefinanciaron entre abril y mayo, cuando se estableció la normativa del Banco Central, para conseguir crédito en dólares hasta que pase el temporal del invierno. "Les está saliendo rechazada las solicitudes", alertaron. Esa situación podría generar un conflicto de default de las empresas por las deudas contraídas en el extranjero para comprar insumos, pero básicamente maquinaria.

 

Para el mundo pyme, el conflicto es mayor, ya que una negociación de compra-venta ideal permite un pago diferido en tres veces. La primera es una seña que se debe pagar, entre el 20% y 30% para comenzar a fabricar la máquina en el exterior; la segunda es al momento del embarque, en donde se hace el grueso del desembolso en dólares, correspondiente al 50% o 60% del total de la inversión; y la tercera etapa es una vez montada la maquinaria en origen y en correcto funcionamiento, donde se liquida el 10% o 20% restante. En la actualidad, "son muy pocas las operaciones" en ese tipo de acuerdos, apuntan las fuentes, por la "incertidumbre y cambio de las reglas de juego en la Argentina, la exigencia es un pago total".

 

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