Hace más de una semana que Perú espera la confirmación de los resultados del ballotage presidencial para determinar al ganador entre el progresista Pedro Castillo y la conservadora Keiko Fujimori. En una agonía que se extiende, la presidenta del Congreso nacional, Mirtha Vásquez, dialogó con Letra P y rechazó las denuncias de fraude hechas por la hija del dictador Alberto Fujimori, que pueden demorar el final de la contienda otra semana más. A la espera del cierre, la dirigente feminista adelantó: “El próximo gobierno recibirá un país sumido en la peor crisis de su historia”.
“Llegamos al bicentenario (28 de julio) con una situación preocupante, con una crisis sanitaria que ha tenido un impacto económico, social y político”, aseguró y anticipó que la futura administración tendrá “un reto muy grande”. Sobre el virtual ganador, el dirigente sindical Castillo, destacó como una ventaja el hecho de que provenga de un sector social “históricamente discriminado y olvidado” y, como desventaja, que sea una persona que “ha estado poco familiarizada con la dinámica del Estado”, por lo que le costará “adaptarse a cómo gobernar”. “Tendrá que esforzarse, porque es un país muy complejo y entra en una situación que no es fácil para nadie”, completó.
Vásquez es abogada, politóloga y feminista. Tiene 45 años. Defensora de los derechos humanos y del medio ambiente contra la explotación minera, fue elegida congresista nacional en 2020 por el Frente Amplio por Justicia, Vida y Libertad.
-¿Cómo evalúa el proceso electoral del ballotage del 6 de junio?
-Ha sido observado por varias instituciones nacionales e internacionales, como la Organización de los Estados Americanos (ONU), que ha certificado que ha sido absolutamente normal. Como siempre, se denuncia algún tipo de situación que el jurado nacional tiene que resolver, pero no hay mayores indicios para determinar que pudo haber fraude. Estamos esperando, en el plazo de una semana, que se resuelvan los recursos presentados para cerrar el proceso y proclamar a quien ha ganado.
-¿La diferencia de apenas 44 mil votos entre las dos fuerzas y las denuncias de fraude de Fujimori pueden restarle legitimidad al futuro gobierno?
-No, con el tiempo estos temas van a terminar zanjándose, porque no hay elementos que puedan sostener que hubo fraude. Dudas sobre la legitimidad no hay. En 2016, Pedro Pablo Kuczynski ganó por menos diferencia, pero eso no hizo que se cuestione su legitimidad.
-¿Qué país gobernará la próxima administración?
-Un país sumido en la peor crisis de su historia. Llegamos al bicentenario con una situación preocupante, con una crisis sanitara que ha tenido un impacto en lo económico, social y político. Hay un reto muy grande para el presidente para que pueda gobernar teniendo en cuenta la situación actual.
-¿Cuáles deberían ser las prioridades del futuro gobierno?
-Principalmente, la crisis sanitaria. Tenemos una situación todavía aguda de la pandemia. Hay dos cosas fundamentales que deberá garantizar. La primera, el proceso de vacunación con fortalecimiento del sistema de salud, que está colapsado. Hay que prever una tercera ola. La otra es la reactivación económica. Muchos sectores han sido muy golpeados y es fundamental que pueda pensarse en las fórmulas de la reactivación.
-¿Cómo puede superar el país la profunda crisis política que lo ha llevado a tener cuatro presidentes en los últimos cuatro años?
-El problema de la gobernabilidad arrastra una serie de factores que vienen desarrollándose desde hace muchos años. Hay que abordar el tema de manera integral. En primer lugar, pasa por la legitimidad de las instituciones. El Congreso tiene el gran reto de recuperar la confianza. El nuevo Congreso debe tener en claro cómo recuperar la confianza de la población para evitar las crisis de gobernabilidad. Quien asuma deberá trabajar mucho sobre las respuestas a la población y marcar muy fuerte la corrupción, que ha afectado a todos los últimos presidentes. Eso empieza a abordar la crisis de gobernabilidad. También hay reformas, como la cuestión de confianza y las vacancias presidenciales no pueden ser armas de vendetta. Hay que abordar estos problemas con una mirada más integral y con una convicción en la población para recuperar la legitimidad, pero también con las reformas que se deben impulsar.
-¿Cómo caracteriza a Pedro Castillo?
-Es un maestro rural que no viene de la clase política tradicional, que se identifica como un campesino alejado de la capital. Es parte de esa sociedad civil históricamente discriminada y olvidada. Realmente sale de las bases. Las desventajas son que, al ser una persona que ha estado poco familiarizada con la dinámica del Estado, le cueste adaptarse a cómo gobernar, como nos ha costado a quienes no somos parte de la elite y a las lógicas del Estado. No ha llegado al cargo empeñando su posición y la elección a poderes económicos. Acá por años se ha estilado que son los poderes económicos los que sostienen campañas, por lo cual el presidente llega empeñado. Castillo no es así. Tendrá que esforzarse, porque es un país muy complejo y entra en una situación que no es fácil para nadie. Hay un reto importante.
-¿El progresista plan de gobierno con el que llega puede significar un cambio para el modelo económico liberal dominante en Perú?
-Esos cambios no pueden darse de manera rápida, porque somos un país con una dinámica que ha generado una dependencia muy fuerte del modelo liberal. Si quieren generar estos cambios, deberán pensarlo de manera progresiva. Por el momento van a tener que mirar qué posibilidades tienen dentro de este modelo para poder responder a las demandas más urgentes. Sería interesante pensar en nuevos modelos para el país, porque este nos ha mostrado sus serias limitaciones, pero hay que hacerlo a mediano y largo plazo.