Horacio Salaverri

“Los vaivenes del Gobierno y sus incoherencias internas generan inestabilidad”

El titular de Carbap analiza el conflicto de la carne y señala “contraposiciones” en la Nación. Los roles de Paula Español y de Basterra y reclamo a Kicillof.

“El productor entendió la situación y acompañó muy bien la protesta”, analizó en diálogo con Letra P el titular de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), Horacio Salaverri, al hacer un “balance positivo” del nivel de adhesión al lockout de carne definido hasta este viernes por la Mesa de Enlace en rechazo a la suspensión de las exportaciones de carne por 30 días. Los interrogantes surgen de cara a lo que viene, en un contexto donde el dirigente ruralista cuestiona que, para destrabar el conflicto, el único diálogo convocado por el gobierno es con el sector exportador.

 

Sostiene que, si se levanta el cierre de las exportaciones, “momentáneamente bajaría el nivel de conflictividad”, pero aclara que cualquier compromiso que tome el Consejo Agroindustrial con el Gobierno para la reapertura “correrá por cuenta de ese sector”.

 

Al marcar que el productor “no se levanta todos los días pensando con quién pelearse”, clama por “un diálogo estable” con la administración nacional ya que –enfatizó– “generan inestabilidad los vaivenes del Gobierno y sus incoherencias internas”. Aquí, posa la lupa en la “injerencia” de la secretaria de Comercio Interior, Paula Español, en detrimento del ministro de Agricultura, Luis Basterra. Sobre el posicionamiento del gobernador bonaerense en este conflicto, apuntó: “Kicillof debería haber tomado cartas en el asunto”.

 

-¿Hay canales de diálogo entre el Gobierno y las entidades?

 

-Lamentablemente no. Con el inicio de estas medidas, el Presidente convocó al sector exportador pero no al primario. Tampoco convocó el ministro Basterra, que no ha estado muy al tanto del tema. Se dieron reuniones de la Mesa de Carne y el Consejo Agroindustrial con Kulfas y Paula Español, de las cuales no formamos parte y no estamos en diálogo. En el caso de que el sector exportador haya tomado algún tipo de compromiso, correrá por cuenta de ese sector. De ahí en más, veremos de qué manera repercuten en el productor los compromisos que pudo haber tomado el sector frigorífico-exportador.

 

-Se habla de aumentar la oferta de carne al programa de cortes a precios populares a condición de levantar la suspensión a las exportaciones, ¿cómo lo ve?

 

-Como posibilidad, es una variante que parece interesante. Lo que pasa es que, en realidad, la exportación pasa por otro lado, tiene que ver con un tipo de corte que Argentina no consume, que es la vaca conserva. El 75% de lo que se exporta se dirige a China y básicamente es ese consumo. Esta medida del cese de exportación no iba a poder tener repercusión dentro del mercado interno para bajar el precio en góndola. Habría que ver de qué manera se va a instrumentar y de qué manera repercute en el productor. A veces, se toman compromisos y lo termina pagando el productor, entonces, habría que estudiar la situación.

 

-¿Cómo analiza el rol de Basterra?

 

-Por la información que manejo como presidente de Carbap, en ningún momento ha actuado. En Carbap venimos advirtiendo que, en este tipo de cuestiones, hay una injerencia muy fuerte de la señora Español sobre la actividad ganadera e incluso en el tema granos también, por sobre el ministro Basterra. Quedó muy claro que la injerencia, como otrora fue de Moreno, ahora es de Paula Español, es de la Secretaría de Comercio Interior, con la potestad de pedir que se cierren las exportaciones como lo hizo.

 

-¿Qué horizonte observa en este conflicto?

 

-Si este diálogo, en el que nos vemos afuera, lleva a que se levante el cierre de las exportaciones, el nivel de conflictividad va a bajar. Todo va a depender también de cómo reaccione el mercado. Pero si se recupera la capacidad exportadora, momentáneamente bajaría el nivel de conflictividad, que se da por medidas que muchas veces son inconsultas y que han fracasado en el pasado. Hasta el tercer trimestre del año pasado, las conversaciones se iban llevando y, si bien no había mucha respuesta, no existía este nivel de conflictividad.

 

-¿Hasta dónde puede escalar ese nivel de conflictividad?

 

-Siempre estuvimos dispuestos al diálogo. El productor agropecuario no se levanta todos los días pensando con quién pelearse, y menos con los gobiernos. Queremos una mirada a largo plazo. Si todos los días se cambian las reglas de juego y si a aquel productor que está haciendo inversiones en genética para desarrollar ganadería se le cierra la exportación, ¿cuál es la perspectiva hacia adelante? Los vaivenes del gobierno y sus contraposiciones e incoherencias internas generan inestabilidad. Queremos un diálogo estable porque uno sale de un diálogo con Basterra y, al otro día, Paula Español dice todo lo contrario.

 

-Junto a Ziliotto de La Pampa, Kicillof salió a apoyar la medida de Nación, ¿cómo lo toman?

 

-Nosotros le enviamos una nota al gobernador Kicillof, también a Ziliotto en el mismo sentido, solicitando que intercedan ante el gobierno nacional para morigerar este tipo de medidas y levantarlas. No hubo respuestas ni sabemos que hayan hecho algún tipo de acción. El gobernador Kicillof debería haber tomado cartas en el asunto.

 

-¿De qué manera?

 

-Por un lado se puede estar de acuerdo con la medida pero, por otro, tiene que entender las necesidades que tiene la provincia de Buenos Aires, como así también Ziliotto en La Pampa. Cuando está involucrada una producción de este tenor para una provincia, se tendría que haber mirado cuánto afecta la medida y qué limite podía tener.

 

-¿Sobre qué eslabón de la cadena se debería enfocar para frenar la suba de precios?

 

-Hay que mirarla toda porque, donde parte la cadena cárnica, no explica más del 28%. Después, hay un 30% que corresponde al Gobierno en base a los tributos. Entonces, si hay que sentarse en una mesa a ver qué pone cada uno, vamos a ver qué hace el Estado con ese 30% de impuestos. Si en la cadena se ajusta solo al productor, la incidencia en el total es mucho menor. Muchas veces se señala con el dedo al productor pero, cada vez que se exporta, que lo hace el frigorífico, se le retiene el 9% al productor, que queda en el Estado.

 

-¿Sugiere que tendría que haber una reducción en ese sentido?

 

-En lo que va del año, son 240 millones de dólares que el productor ya puso. Si se quiere bajar el precio final, debería existir una mirada donde, si ya recaudó tributariamente 240 millones de dólares de esa cadena, evaluar qué impuesto le saco a esa cadena para morigerar, qué beneficio le doy a través de un reembolso, de una compensación impositiva a los frigoríficos que les permita bajar la carne a determinados sectores. Hay muchas cosas para pensar. Si uno quiere morigerar los precios finales, desde el punto de vista impositivo se puede hacer mucho.

 

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