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Larreta se sube a las restricciones pero no cede la bandera de las clases

Si bien se muestra colaborativo con la Nación, se resiste a restringir la presencialidad en las aulas. Expectativas sobre el semáforo que debate el Senado.

Con el debate sobre las clases presenciales encapsulado en el Congreso, el jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta se prepara para que el presidente Alberto Fernández firme un nuevo DNU que mantenga y amplíe las restricciones ante la evolución de la curva de contagios del nuevo coronavirus. El decreto vigente vence mañana y, por primera vez desde el pico de la pandemia, la administración larretista analiza retroceder sobre sus pasos y aceptar una eventual reducción de la presencialidad escolar en la Capital, máxima prioridad en el discurso político del alcalde. 

 

Hasta ahora es una hipótesis de trabajo con una directiva estratégica: tratar de preservarla en la primaria por todos los medios posibles. Si la situación empeora las restricciones educativas serían graduales. Comenzaría con los alumnos que cursan los últimos años del secundario si el nivel de contagios diarios a nivel nacional supera los 50.000 casos positivos. Una ampliación para la primaria sólo se activaría con 60.000 casos diarios, cuando este miércoles la Argentina arañó al récord de los 40.000 contagiados. Para la Nación y también para la provincia de Buenos Aires, la Ciudad ya debería tener las clases presenciales frenadas desde hace semanas y es posible que esas discrepancias vuelvan a resonar la semana próxima, pero con el tono más caliente de conflicto trasladado al Congreso. 

 

Mientras sus segundas líneas se mantienen en contacto, Larreta le confirmó este jueves al Presidente que volverá a coordinar en forma conjunta a partir de este fin de semana. El alcalde buscará "mantener las escuelas abiertas todo lo posible", pero este jueves mostró su acuerdo para endurecer las restricciones a la movilidad durante la reunión virtual que mantuvo con gobernadores y gobernadoras de todo el país, encabezada por Fernández. La comuna está dispuesta a reducir lo máximo posible la circulación los sábados y domingos, en un avance que cierra semanas de discretos tironeos entre la Nación y la Ciudad. Mientras continuaba la pelea por la presencialidad, la ministra de Seguridad, Sabina Fréderic, nunca dejó de hablar con el secretario porteño del área, Marcelo D'Alessandro. La comunicación siempre fue buena, pero la Nación le reclama a la Ciudad que avance en el incremento de los controles en comercios y en accesos a la Capital. 

 

"A veces van a las reuniones con la Nación, dicen que sí a todo y cuando salen de ahí dicen que no le pueden cortar el horario al comerciante que nos paga el ABL y no endurecen los controles", confió otra fuente porteña para confirmar que los controles del DNU en la Ciudad resuenan mucho en los medios pero tienen una escasa o nula efectividad por una decisión política que la comuna prefiere no mencionar.

 

El duelo sobre las clases presenciales avanza en el Senado y tampoco pasa inadvertido para el larretismo. Este jueves será aprobado por el oficialismo, luego de una negociación que impactará directo en Diputados. Tal como había anunciado la senadora oficialista María de los Ángeles Sacnun, el bloque del Frente de Todos aceptó avanzar en algunas reformas al texto original. Una de ellas incluye un punto para que gobernadores y gobernadoras puedan adoptar medidas en distritos que tengan parámetros distintos al resto de la provincia. También crea un Sistema Nacional de Registro de Camas de Terapia Intensiva en todo el país, que se nutrirá de las cifras provistas diariamente, en tiempo real, por hospitales privados y públicos. El giro del oficialismo sumará el apoyo del senador rionegrino Alberto Weretilneck, que se había negado a respaldar la iniciativa. Esos cambios podrían aceitar la negociación que se avecina en Diputados para que el semáforo epidemiológico que propuso el Ejecutivo sea transformado en ley. 

 

Cerca del alcalde porteño siguen la negociación con atención. Creen que si el proyecto prospera, la Ciudad saldrá fortalecida por el nuevo régimen sanitario, aunque el interbloque de Juntos por el Cambio en las dos Cámaras sigue empeñado en negarle su apoyo al texto que considera de "superpoderes" adicionales para el Presidente. 

 

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