LETRA P EN EUROPA

Bitácora, Día 4: París no es una fiesta y Alberto lo sabe

En la capital francesa hay toque de queda desde las 19. La sufrió el Presidente. Bares y restaurantes cerrados y calles desiertas en la Ciudad (con poca) Luz.

PARÍS (Enviada especial) Nada se ve en esta ciudad de la fiesta que vivió Ernest Hemingway entre 1921 y 1926, los años que pasó en la capital francesa -los contó en su novela/autobiografía París era una fiesta- trabajando de periodista y moldeando su estilo literario en bares en los que compartía largas tertulias etílicas con ilustres intelectuales de aquel tiempo. Tampoco se le ve mucho la luz a la Ciudad Luz.

 

Por la pandemia de coronavirus, a las 19 de cada día empieza a regir el toque de queda, los bares y los restaurantes cierran sus salones (sólo queda permitido el expendio en formato take-away), las exclusivas tiendas de ropa de esta capital de la moda bajan las persianas y las calles quedan desiertas. A la mañana las cosas no cambian demasiado: a la ciudad le cuesta arrancar, como pudo comprobar esta enviada a las 10 de este miércoles en la mítica avenida Champs-Élysées.

 

Alberto Fernández también pudo comprobar el cumplimiento estricto de la restricción. El martes por la noche, a la vuelta de la cena que compartió con el resto de la delegación en la embajada argentina en Francia, quiso mezclar relax con evaluación de la marcha de la gira con un café en el hotel Príncipe de Gales, donde se alojó: el bar del lobby estaba cerrado. 

 

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Martín Menem, presidente de la Cámara de Diputados. 

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