El pronunciamiento que hizo este martes la Mesa Nacional de Juntos por el Cambio demostró que sus tres socios están dispuestos a jugar fuerte en un año electoral que transcurrirá atravesado por la segunda ola de contagios de coronavirus. La apuesta de mantener la presencialidad en las clases y negarse a nuevas restricciones que afecten la economía fue impulsada por el ala más dura del PRO, encabezada por Patricia Bullrich, pero contó con el acuerdo de los demás referentes. Sirvió como un recurso defensivo para cohesionar la alianza, en medio de crudas desconfianzas. También para capitalizar el desgaste que le adjudican al Gobierno por la gestión de la pandemia en vísperas una eventual postergación de las elecciones, una especulación que, según reconstruyó este portal, no es unánime.
Las diferencias existen pero la prioridad será evitar "que el Gobierno logre su objetivo de intentar romper la coalición". Así interpretan cerca de los gobernadores radicales la reunión que se concretó la semana pasada en Casa Rosada con el jefe de la bancada macrista, Cristian Ritondo, y el intendente de Vicente López y titular del PRO bonaerense, Jorge Macri. Asistieron a un acto protocolar donde el ministro del Interior, Eduardo De Pedro, y el jefe de la bancada oficialista, Máximo Kirchner, les plantearon informalmente avanzar en la postergación de las primarias para alejarlas del pico de contagios.
El tema surgió en la mesa del martes. Tanto el titular de la UCR, Alfredo Cornejo, como el gobernador jujeño, Gerardo Morales, pidieron ordenar la interlocución con el Gobierno. Propusieron que de ahora en adelante sólo corra por cuenta de los presidentes de cada partido que integra la alianza o de los jefes parlamentarios. Fue un tiro por elevación a Ritondo y a Macri. "Creo que fue una reunión innecesaria y nadie sabe quién lo ventiló, si fue el Gobierno o los invitados", opinó uno de los participantes del encuentro que no integra el partido amarillo.
Uno de los más moderados, según contó otro asistente, fue el expresidente Mauricio Macri. "Ya los leí a todos y sabemos lo que opinamos", dijo cuando arrancó la reunión para ordenar el temario. "Casi todos queremos las PASO y nadie quiere ley de lemas, eso lo tenemos claro", sostuvo y propuso esperar una propuesta concreta del Gobierno. "Si lo que proponen no es una locura, lo vemos", dijo. Tal como contó Letra P, la decisión final fue reclamarle una definición a la Casa Rosada y el envío de un proyecto que explicite claramente qué quieren hacer.
Aún así Bullrich y Cornejo consideran que no tiene sentido aceptar la postergación de las primarias "y darle un mes de recuperación económica y de imagen" al Gobierno.
En la Coalición Cívica no coinciden con la idea de que todo se trata de una trampa urdida por el kirchnerismo, como insiste la titular del PRO. Por la Coalición Cívica estuvieron su presidente, Maximiliano Ferraro, el jefe de la bancada en Diputados, Juan Manuel López, y la bonaerense Maricel Etchecoin. "No se puede especular con eso. Los argumentos de caer en una trampa son débiles, porque si nos dicen que con un corrimiento de 30 días habrá más gente vacunada e inmunizada, no hay argumentos para oponerse", resumió un integrante de la comitiva.
El punto también condicionó la discusión sobre las primarias que finalmente ordenó meses de diferencias entre sus caciques provinciales. Larreta las defiende, pero Morales y su par correntino, Gustavo Valdés, trabajaron casi un año para suspenderlas. Ahora acordaron reclamar las primarias, resignar el pedido de suspensión y subir la apuesta para cambiar el cronograma electoral. En el comunicado que firmaron este martes pidieron cambios "estructurales", para deslizar que la eventual postergación de los comicios no sean por esta única vez, sino que perfeccionen el sistema de primarias de ahora en adelante, es decir, que funcionen de ese modo en las presidenciales de 2023.
Así quedó contenido el interés de limitarle el margen de acción al Gobierno ante una eventual recuperación económica que, por ahora, consideran incipiente y desigual. Cerca del alcalde Horacio Rodríguez Larreta aclararon que no "impugnan las restricciones del Gobierno", sino que piden que no repitan los errores del año pasado que pueden dañar seriamente la economía porteña. Tanto Valdés como su par mendocino, Rodolfo Suárez, firmaron el texto cuando ambos aplicaron restricciones en sus territorios, pero en ambas administraciones dicen que "no afectan a la economía".
En el encuentro, el jefe de Gobierno planteó su rechazo a un eventual toque de queda en la noche y acompañó la idea de reclamar las menores restricciones posibles, en un giro que sorprendió a algunos de los presentes. "No es que ganaron los más duros, hubo más acuerdos de los esperados", atajó un alto funcionario capitalino para sostener que no hay contradicciones en la posición oficial.