(JUNÍN - ENVIADO ESPECIAL) - Romina Zapata camina llorando con una cruz de claveles blancos en la mano. Va camino al velorio de Mario Meoni. Lo conoce de toda la vida, del barrio. “Siempre va estar conmigo”, dice a Letra P. Lo define como “una persona humilde que supo lo que es andar en el barro, entre la gente humilde, como nosotros”. “Mario es único”, dice, y cuenta su historia personal con él. Romina tiene un hijo discapacitado, Santiago, cuyo padrino era un reconocido neumonólogo juninense amigo de Meoni. Cuando el médico murió, Meoni fue a la casa de Romina y se puso a su disposición. Le prometió que nunca jamás le faltaría nada al chico. Se hizo cargo de traslados, pasajes y medicamentos desde ese momento. Y tuvo un gesto que Romina no olvida: “Fuimos juntos a una capilla evangélica común y corriente y bautizamos a Santiago”, rememora. “Vamos a extrañar al padrino”, dice y se quiebra. No pudo dormir en toda la noche desde que, mirando Facebook, se enteró de la trágica noticia.
Romina Zapata, madre de Santiago, ahijado de Meoni.
Amor a la camiseta
Aficionado al fútbol y fanático del club Sarmiento, el cortejo fúnebre que trasladó los restos de Meoni recorrió la ciudad y pasó por el estadio Eva Perón, donde el funcionario de origen radical fue despedido con aplausos y gritos por autoridades y deportistas de la institución. El coche fúnebre entró al estadio y se ubicó entre la tribuna y el campo de juego. Allí, cubrieron el féretro con una camiseta del club. En ese momento, 400 kilómetros al norte, el primer equipo de fútbol jugaba con un brazalete negro de luto en la ciudad de Paraná, Entre Ríos, contra Patronato. Entre los 12 y los 16 años, Meoni jugó en el club Newbery. Su puesto era de central y alguna vez jugó de volante, contó en una entrevista con un diario local: “Mi lugar en la cancha estaba en el fondo”.
El llanto de Massa
La cuadra de la casa fúnebre Dos Reis donde fueron velados los restos de Meoni entre las 10.30 y las 13 estuvo cortada y sin acceso al público. Solo fue permitido el ingreso de familiares, amigos y funcionarios. Entre estos últimos, se destacaron las presencias del ministro nacional Gabriel Katopodis (Obras Públicas), del titular de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT), Ramón Arteaga, y del presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Sergio Massa, jefe político y amigo personal de Meoni. Rodeado de colaboradores, el diputado permaneció en el lugar las dos horas y media que duró el velatorio. Se lo vio muy golpeado, con los ojos llorosos y, por momentos, en soledad. Se fue del lugar llorando, sentado en el asiento del acompañante del vehículo oficial que lo trasladaba, siguiendo el auto que llevó a la familia del fallecido.
Kilómetros de lágrimas
La caravana de despedida, de unos cinco kilómetros de largo que atravesó todo el casco de la ciudad y pasó por el edificio de la intendencia, fue conmovedora. Los vecinos saludaban desde la puerta de sus casas y aplaudían. Fue repetida la imagen de personas llorando abrazadas en los distintos barrios. Muchos siguieron el paso en moto, blandiendo banderines y camisetas de “el verde”.
Aplauso ferroviario
La casa velatoria está ubicada a metros de las vías del ferrocarril y del Parque Central de Ferrocarriles de la ciudad. Se vivió un momento de profunda emoción cuando una formación ferroviaria se acercó tocando bocina y su maquinista detuvo la locomotora justo sobre el paso a nivel, se asomó por la ventanilla y comenzó a aplaudir. Cientos de personas que rodeaban el cerco perimetral se dieron vuelta y estalló un aplauso. Lo mismo hicieron familiares, amigos y funcionarios que aguardaban en un corralito para entrar a la sala velatoria. Como ministro de Transporte nacional, Meoni había lanzado Ferrocarriles Argentinos Sociedad del Estado (FASE). El objetivo era optimizar el servicio de pasajeros en todo el país y planificar las obras férreas para mejorar la calidad del servicio.
Despedida presidencial
El presidente Alberto Fernández llegó en helicóptero y se trasladó directamente al cementerio Parque Rosedal, donde fueron sepultados los restos de su ministro de Transporte. Lo acompañaron el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; el ministro Matías Lammens (Turismo y Deportes) y el secretario general de la Presidencia Julio Vitobello, además de otros funcionarios nacionales. Hubo una ceremonia en la capilla ubicada en la necrópolis y Fernández fue uno de los que tomó el ataúd para trasladarlo.